Año nuevo en Dignidad

Es la medianoche del primer minuto del 2020. La convocatoria a recibir el año en Plaza Dignidad es un éxito. Su difusión se realizó por redes a contrapelo de las discusiones de las autoridades acerca de su legalidad. Esa es una de las lecciones políticas que dejó la revuelta del año que acaba de terminar. El poder popular se organiza sin la autorización de un gobierno sanguinario y represor. La desesperada medida de suspender el transporte público después de las once busca menguar la magnitud de esta postal insurrecta. Pero ya es tarde, porque el pueblo está en la calle pidiendo dignidad.

Un enorme lienzo se extiende bajo la estatua ecuestre del infame general Baquedano. En él se lee: “luchando avanzamos”. En unos minutos más, los cientos de punteros láser derribarán un dron que caerá en picada con sus sensores saturados de vectores verdes. Los cantos del estallido de octubre retumban bajo un cielo promisorio. La multitud se aglomera alrededor de grupos artísticos que a pocos metros entre sí ejecutan rituales paralelos para recibir este cambio de calendario. El edificio de la telefónica tiene proyectada a Venus en el costado, y la estrella que guía el derrotero de la espiritualidad mapuche acompaña desde lo alto esta cumbia encabritada. Un poco más allá los capuchas se arriman a las fogatas para secarse los pies. De fondo, empieza a sonar el Baile de los que sobran. En la esquina de Irene Morales con la Alameda, las velas de la animita de Mauricio Fredes iluminan el rostro de los demudados cortejos que se detienen delante de ella para pensar en el muerto de la revuelta, en el trágico peso del año que pasa, y en la exorbitante deuda que arrastrará el que comienza. Como nunca se avizora el horizonte de una nueva vida. Como nunca el pueblo reconoce su musculatura en las calles que toma por asalto. Nadie más abrazará un paco pa año nuevo, eso es seguro. Los fuegos artificiales revientan contra la noche de los primeros minutos del nuevo mes, de un nuevo año.

Estas son las fotografías que dejó esa histórica jornada.

Fotografías por Jaqueline Staforelli, Héctor León y Frente Fotográfico

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