A propósito de «Los Retornados» -novela de ciencia ficción experimental que explora los entrecruces de la memoria y la reparación histórica al imaginar un mundo donde, mediante avances científicos, es posible devolver a la vida a quienes fueron desaparecidos en dictadura- su autor ahonda en sus lecturas del género por el que ha optado y sus referentes escriturales.
El libro de Cristian Cristino, publicado por editorial Imaginistas, ganó el 1er lugar en el Premio Caudal del Festival del Libro Independiente Valdivia.
Esta entrevista deviene de una cadena de equivocaciones. O sea, leer un libro nunca debería ser calificado como tal, pero el camino a la publicación de este texto ha sido largo y con obstáculos absurdos, pero divertidos.
Supe de Los Retornados por las redes de su casa editorial, Imaginistas. No pude ir a ese lanzamiento, me quedé con la bala pasada. Luego tuve la oportunidad de viajar a la más reciente edición de la Feria del Libro Caudal de Valdivia en enero de este año. Allí conocí al editor Donald McLeod y quedamos de ver una entrevista con Cristian Cristino. Finalmente, el libro resultó ganador de este encuentro literario, y me dio más ganas de saber de su contenido.
Me llegó el libro y lo leí de un tirón. Preparé una pauta y se la mandé. Luego de unas semanas recibí las respuestas pero lo que me mandó Cristian no se correspondía con mis consultas. Nunca me había pasado algo así y quedé sorprendida. Pensé, “¿será que no les gustaron, que quiere responder otras, las que se le ocurrieron a él?”. Le puse en el mail: “me parecen oportunas las consultas que te había enviado sobre el texto, sus sentidos y razones”. Pura elegancia para decirle que nada que ver que no respondiera.
Justamente por redes sociales habíamos quedado de reunirnos para tomar un café, el “martes 31 de marzo”. Pero ese día no existió, no estaba en el calendario. Era el lunes 31 o el martes 1 de abril. Cristian llegó al lugar, yo no. Me urgí un montón porque fallarle a alguien y a su preciado tiempo me parece imperdonable. Pero quedamos para otro día y lo logramos. Ahí hablamos y compartimos un lindo momento. Entre pito y flauta caímos en cuenta que había enviado mis respuestas a otra persona y que me había mandado las de ella a mi.
La entrevista finalmente fue publicada con las preguntas que le mandé a Cristian en el portal Lector.cl, que puedes ver acá. En esta versión especial y recargada se incluyen las preguntas que le mandó este medio amigo y las que eran para la gente que visita La Raza Cómica. Este es un megamix.
***

“Mi nombre es Cristian Cristino. Soy actor de formación y me especialicé en la dramaturgia. Desde hace un par de años he estado desarrollando la escritura narrativa. Colaboro con textos de periodismo cultural para el portal Toda la cultura, y soy editor de Pudú Marciano, flamante revista de ciencia ficción, fantasía y terror desde Latinoamérica. El año 2021 publiqué mi primera novela El fallo muscular (Noctámbula). Integro varias antologías, siendo la última Reflujo. Antología del relato delirante (Emergencia Narrativa, 2024). Me interesa una gran variedad de temáticas, pero hay una preponderancia en la reflexión sobre la historia y la memoria. Reconozco en mi escritura una pulsión queer que guía mi obra. Soy defensor y militante de la ficción especulativa y en la ciencia ficción encuentro herramientas y estrategias para trabajar los temas que me apasionan de una manera potente y -espero al menos- atractiva”. Así se cuenta Cristian.
Sobre su libro, describe, “Los Retornados plantea una ucronía en la que para terminar con las políticas de Derechos Humanos se desarrolla un plan para hacer ‘retornar’ a los detenidos desaparecidos gracias a sofisticadas reconstituciones biológicas”. El libro “lleva al límite esta propuesta evidenciando su evidente fracaso, reconstruye de manera coral distintas experiencias con el proyecto de retorno incluso la de los desesperados autómatas orgánicos-biológicos”.
Este libro, explica, “surgió en un momento es que estaba revisitando el universo Blade Runner (la novela de Dick, las películas, la música y los textos que investigan y analizan las obras) y me puse a pensar en los replicantes esclavos en las colonias del espacio exterior, previo al motín y la fuga a la tierra. Profundizando en aquella imagen se me fueron apareciendo de a poco estos retornados que aparecen para cumplir una misión que no entienden y que rechazan, condenándolos a un estado de tremenda soledad. A continuación armé un pequeño relato en el que habitaran mis personajes y que se conformó como una ucronía que reflexionaba sobre las políticas de reparación de Derechos Humanos”.

***
-¿Cómo llegaste a la escritura, a la literatura y a la ciencia ficción? ¿Fue acaso este el orden?
Pensando en un recorrido como el que propone tu pregunta, creo que el origen es siempre la lectura. Me es difícil concebir la escritura si no es como fruto de la experiencia vital que es la lectura. Nuestra escritura es expresión de nuestras lecturas.
Durante mucho tiempo, mi oficio estaba totalmente dedicado a la escritura teatral, y si bien la dramaturgia será siempre mi primera militancia, desde hace un par de años he trabajado para transitar hacia la narrativa, que es un territorio escritural en el que me siento muy comprometido (lo que no impide que explore otros territorios, de hecho Los Retornados es también para mí un viaje en ese sentido).
Me es más difícil responder por la ciencia ficción, ya que ha sido en mi caso un camino indirecto y del que no he sido muy consciente. Más de una vez me ha sucedido que me he “enterado” que una obra mía pertenece al género de la ciencia ficción gracias a la mirada de un otro que me ha leído, aunque cueste creerlo. En todo caso, intentando explicar este síntoma, me arriesgo a ensayar que la ciencia ficción es solo una manera, un filtro con el que se observa la realidad; todo lo demás son tensiones estilísticas.
–Este libro puede ser considerado una reclamación histórica. ¿En qué medida la ciencia ficción es un lugar para ello?
Si es que defiendo la idea de una ciencia ficción como filtro o frecuencia para percibir la realidad, entonces creo puede ser un espacio potente para visibilizar reclamaciones históricas que puedan acompañar -aunque sea desde el espacio de lo privado (por la relación básica libro-lector)- procesos colectivos reinvindicadores.
La ciencia ficción que me convoca tanto en la lectura como la escritura no es la que acierte con mayor precisión los artilugios tecnológicos que estarán en boga en cincuenta años más, sino aquella en la que sus autores piensan, problematizan y desafían su presente (que por supuesto está tensado por la herencia del pasado y por la ansiedad ante el futuro).
-¿Cómo nutre tu formación teatral a tu imaginario literario?
La dramaturgia es el origen y centro de mi oficio como escritor, y como también determinó mi formación como lector, los referentes que nutren mi imaginario literario provienen del teatro. De niño leí todo Sófocles, todo Esquilo y bastante Eurípides, por lo que es posible que la tragedia sea para mí la mayor expresión de la escritura como estructura, como síntesis y como fuerza.
Creo que la tragedia es un dispositivo escritural tan atractivo que invita a replicarlo metamorfoseado desde nuestra contemporaneidad (y todos los géneros y subgéneros), aún con todas las limitaciones de vivir en un tiempo sin dioses ni héroes. El ansiado deseo es entonces encontrar la tragedia en un tiempo en que la tragedia pareciera extinta.
-¿Qué referentes literarios se encuentran acá? A mi me hizo acordar a Chicos que vuelven de Mariana Enríquez.
Soy uno de los muchos que admiran a Mariana Enríquez. Además, su éxito es también éxito para el archipiélago de autores de la región que defienden una invisibilizada tradición de escritura no mimética. Entre las características que más admiro de su obra es justamente como trabaja con los horrores de su época (que también arrastra el peso de su pasado), en piezas que les presta una presencia que trastoca los límites de lo conocido y les ilumina con la ominosa luz nocturna de género del terror. Sin embargo, hasta este momento no había leído Chicos que vuelven, lo que agradezco porque me permite hoy entregarme con la libertad del lector a esta obra tan necesaria.
El referente explícito y primero es el universo Blade Runner construido por la obra de Philip K. Dick, y mis preguntas a situaciones poco desarrolladas o tan solo mencionadas. Preguntar y repreguntar ¿Qué pasaría si es que…?, e intentar llevar al límite estas preguntas, motor de este y de cualquier proyecto.
Referentes directos han sido Aniara de Harry Martinson (1956), Las ovejas radiactivas de Kolimá de Ana Tapia (2018), y de manera muy puntual y fundamental, la figura del autómata en su evolución técnico-histórica, y en la genealogía artística según E. T. A. Hoffmann (El hombre de arena, 1817) y Jacques Offenbach junto a Jules Barbier y Michel Carré (Los cuentos de Hoffmann, 1881). De manera más puntual también hay citas a tipos de escritura específicos de adivinación (tarot y astrología), a un histórico diccionario de símbolos y a un cuento de Nona Fernández.
-Un tema relevante al abordar el tema de los desaparecidos (¿se dice así, el tema?) es la justicia. ¿Cuál es tu mirada de esto desde la literatura?
Si bien el término que se impone es el de víctima de desaparición forzada, el nombre de detenidos desaparecidos sigue vigente en la sociedad al ser la expresión que por más tiempo ha acompañado la lucha de sus familiares por encontrarlos con vida. Establecer la verdad sobre el destino y paradero de estas personas debería ser un compromiso si es que queremos construir una sociedad decente, y la literatura en particular, y el arte en general han sido agentes importantes de este compromiso.
La literatura ha sido un terreno fértil para esta reflexión, y me parece que el desafío actual es encontrar nuevas formas para mantener viva esta reclamación de justicia. Y en esto, la ficción especulativa tiene mucho que aportar.
-Hay una pregunta ética sobre quienes retornan. ¿Por qué?
La pregunta ética es fundamental para una premisa como la de Los Retornados: ¿Cuáles son las consecuencias de traer desde una reconstitución genética a los desaparecidos por la violencia estatal durante la última dictadura? ¿Cuáles son los alcances de un plan como este? ¿Por qué algunos sí y otros no? Llevar al límite estas preguntas fueron parte fundamental a la hora de estructurar el trayecto del plan escritural y espero que algo de esta discusión interpele a sus lectores.
-Hay un despacho, se usa la IA. Es y no es quizás nuestra sociedad. ¿Qué rol tiene el modelo neoliberal en este relato? ¿Cómo lo atraviesa política y quizás técnicamente?
Al ser una historia de autómatas destinados a encarnar a los desaparecidos, la técnica es también ética, y en la propuesta del texto hay una intención de subrayar un estado de colapso tecnológico que no dista tanto del tiempo en que vivimos. Para esta pregunta quisiera de alguna forma apelar a las reflexiones de Mark Fisher, pues es uno de los que con mayor lucidez han explicado un sentir (o “malestar”) de época: El capitalismo atraviesa la escritura al precarizar el trabajo creativo, absorber el tiempo y bloquear la posibilidad de imaginar alternativas al sistema. El capitalismo, su expresión neoliberal (también habría que considerar la pertinencia de un término que se está usando mucho últimamente que es el “tecnofeudalismo”) no solo domina la economía, sino también la cultura y la subjetividad, afectando los procesos creativos. Todos sentimos cómo la ansiedad y la depresión, síntomas del neoliberalismo, limitan la capacidad de escribir y de imaginar lo nuevo, sumiendo a la literatura en una crisis donde el pasado regresa como un espectro y la creatividad se reduce a la remezcla nostálgica (no es casual que muchos autores estemos mirando siempre al pasado), sin embargo, la escritura es también un espacio de resistencia, un espacio crítico y reflexivo en el que es posible desnaturalizar el capitalismo, abriendo la posibilidad de recuperar la imaginación de futuros distintos. Es esta encrucijada conceptual la que intento explorar en Los Retornados.
-Sobre lo estilístico. No sé si es algo que haya que develar. A veces creo que es mejor que opere, pero acá tú hiciste, entre otras cosas, un uso especial de la puntuación. También la abolición de la mayúscula. ¿Por qué?
Todas esas propuestas fueron discutidas con Dana Lima (la editora) y con Donald McLeod (Imaginistas) y estoy muy agradecido de que hayan quedado en el libro publicado. Para mí, la técnica de la escritura es primeramente musical —más que nunca en un texto como Los Retornados—, por lo que me preocupa que la grafía induzca de la manera más certera posible a la musicalidad que intento desplegar, casi como una partitura. De ahí la puntuación, que los textos estén en bloque o caigan y la uniformidad de las minúsculas (que pretenden unificar un tono), y que además refiere a la obra de Elfriede Jelinek que hace del uso de las minúsculas toda una declaración de intenciones.
-¿Con qué «saldo» te quedas post conmemoración de los 50 años, post lanzamiento y actual circulación de tu libro?
La conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado la estuve siguiendo con mucho interés, pero a veces también con cierto recelo. Me llama la atención ese fervor que tenemos por los números redondos. Es importante y valioso todo lo que se hizo en el 2023, pero, ¿es más importante que lo pudo hacerse el 2022 o el 2024? La preservación de la memoria no puede limitarse a cierta cantidad de años o a ciertas fechas, es por eso por lo que agradezco la posibilidad de publicar una obra como Los Retornados, porque me permite discutir y reflexionar de estos temas más allá de un período limitado y cerrado.
-Y sobre el premio de la Feria Caudal, ¿cómo lo recibes?
Con mucho asombro. Con felicidad. Con agradecimiento. Asistir a Caudal: 3° Festival del Libro Independiente Valdivia fue una experiencia hermosa, y coronar el evento con este premio (primer lugar libro de poesía 2023-2024), es un cierre increíble, teniendo en cuenta que no es un premio que apunta a destacar solo a una autoría (en este caso la mía), si no que reconoce el trabajo colectivo incluyendo las labores de editores, ilustradores y todos quienes hacen posible un libro. Valdivia tiene una tradición y una constelación de poetas muy potente, por lo que ser premiado allí es un espaldarazo importantísimo a un texto que comenzó de manera tan vacilante como lo fue el primer trazado de esto que hoy es Los Retornados.
Perfil del autor/a: