María Galindo: «El lugar bastardo es imprescindible para comprender y transformar la sociedad del sur del mundo»

Sentada en una ruidosa terraza, junto a una bolsa matutera llena de libros que trae para la venta y tráfico de ideas, dice sentirse parte del movimiento chileno, que acá es donde pertenece. Mientras conversamos, llegan jóvenes a comprar algunos ejemplares, entre ellxs, una feminista que le compra diez libros para una biblioteca popular.

Pintar-contar-sonar-imaginar-escuchar-leer-preguntar(me) con/en Nazca de Carolina Pezoa

El corazón en esa calle palpita como camino rasposo, pedregoso, lo que cuesta oír en ese pálpito, la primera línea: sus capuchas, sus escudos, sus estrategias, sus torsos desnudos, su sudor, su dolor, su periferia, su abandono, su precariedad, su fragilidad en medio de la furia de la guerra, cuál guerra, entramos o no a la guerra, ¿una guerra florida?

Encomiendas a cárceles de mujeres: Resistencia y sororidad en pandemia

Hacen colectas y campañas virtuales para juntar plata, comprar alimentos y utensilios de aseo. Rollos de confort, tallarines, arroz, aceite, shampoo, pasta de dientes, toallas higiénicas, jabón. Es un trabajo que han venido haciendo desde hace meses, pero que durante la pandemia cuando el aislamiento, el abandono y la soledad se han sentido más fuerte en cada rincón del espacio carcelario, es mucho más que entrar mercadería. Una conversación es alivio, es decirles que no están solas.

Biblioteca Fragmentada: 10 años articulando una colección de lecturas feministas y sexodisidentes en la red

Necesitamos palabras y teorías para sostener modos de lo político que sean capaces ya no sólo de trastocar, sino más bien de vaciar de sentido y contenido a aquellos imaginarios dominantes que nos atraviesan, que nos construyen, que nos asustan o que nos marcan con los signos de lo abyecto y del error.