Chile arde y yo ardo desde lejos

En ellos había rabia. (…) pero muchos otros tenían más fuego que nadie: raperos, grafiteros, deportistas y circenses, haciendo colectividad en las calles mientras los adultos les decían que no fueran a marchar, que no rayaran las calles, que no faltaran a clases porque la educación era su futuro. Mentira.

Lo que cambió en las periferias

Celebrar la infancia en una toma de terrenos. La ocupación ilegal como patio de juegos. Crecer allí. En medio de quienes no tienen nada, ni un lugar donde vivir.