Tal como ocurre en el proceso judicial contra Pradenas, los juicios coloniales permiten observar no sólo discursos jurídicos, sino también prácticas judiciales y concepciones sociales sobre la violencia sexual. En ellos ser caracterizada como una mujer libre del mundo implicaba la práctica anulación de toda posibilidad de constituirse en una víctima de estupro y rapto en la sociedad colonial.