Quiso ser el rey, pero nunca pasó de ser un caballo acostumbrado a escapar saltando por encima de todas las piezas que le salían al frente. Al final se encontró acorralado por los peones (jueces y fiscales) que tanto despreciaba. Caballero nomás, Caballo Loco.
Una lápida para Pedro Pablo
Tras el descalabro de perder una segunda elección consecutiva, Keiko juró vengarse. Y como la venganza, al igual que el sushi, es un plato que se sirve frío, ella fue preparando calculada y minuciosamente cada paso por tomar, cada ingrediente para mezclar y cada condimento para aderezar.