Más que un dialogo entre textos e imágenes, los poetas y artistas visuales reunidos establecen una interconexión para focalizar la mirada en esta suerte de apocalipsis que ha puesto en paréntesis toda nuestra manera de habitar y cohabitar el mundo, al mismo tiempo que ha exacerbado lo ya dramáticamente humano y de paso ha recrudecido una visión nihilista sobre la existencia, que ya existía después de las dos primeras guerras mundiales.