/ Texto de presentación por Carla Bravo
Fotos por Daniel González
Tortuguero es un pueblo ubicado en la zona noreste de Costa Rica, provincia de Limón, cerca de la frontera con Nicaragua. Sólo es posible llegar a él en bote o avión, pues se encuentra justo en medio de una red de lagunas y canales navegables por un lado, y el mar Caribe por el otro. Mide 36 kms de largo y sólo 400 metros de ancho. Está rodeado por el Área de Conservación de Tortuguero, zona que cobija y protege al refugio silvestre de Barra de Colorado (al norte) y al Parque Nacional de Tortuguero (al sur). Se trata sobre todo de un lugar cuya naturaleza y geografía exhuberante asombra a cualquiera.
Sus habitantes son herederos de una rica mezcla de culturas que se forma a partir de la unión de la población indígena originaria (similar a la de los mayas de México, cuya ruta de comercio pasaba por la costa atlántica de Costa Rica) y los indígenas Miskitas, y esclavos afro-caribeños que llegaron traídos por los españoles a trabajar en las plantaciones de cacao. Luego, a partir de 1871, debido a la construcción del ferrocarril que conectaría Limón con San José, se suma la inmigración de cientos de afrodescendientes de las regiones del Caribe de habla inglesa, principalmente de Jamaica. La inmigración proveniente de Nicaragua llega de la mano de la instalación en la zona de la industria maderera, por ahí por la década del 40 del siglo pasado.
Producto de aquella industria, que quebraría a fines de los 70s, es la construcción de un sistema de canales de 80 km de largo que va desde Limón hasta Tortuguero, que conectó ríos naturales con canales artificiales, y que hoy constituye el medio de transporte y viaje más importante de sus habitantes, además de uno de los principales atractivos turísticos. En efecto, a partir de la declaración de zona protegida en 1975 y de la caída de la industria maderera, la principal actividad económica de Tortuguero ha sido el turismo.
El carácter de reducto de biodiversidad de toda el área protegida es, sin duda, uno de sus principales encantos. Se han identificado 11 hábitats con más de 400 especies de árboles y alrededor de 2.200 especies de plantas, algunas de las cuales sólo se encuentran en estas regiones. La fauna es abundante y variada, compuesta de aproximadamente 160 especies de mamíferos, muchos de ellos en peligro de extinción (felinos, monos, perezosos y el manatí); 400 especies de aves y 52 especies de peces de aguas continentales, entre las que se halla el pez gaspar, considerado como un fósil viviente en vías de extinción.
Dentro de esta gran variedad, una de las más investigadas y conocidas es la tortuga verde, especie que motivó inicialmente la creación del Parque Nacional Tortuguero. Esto, pues la playa de Tortuguero es el área más importante de toda la mitad occidental del Caribe para el desove de la tortuga verde, y en menor medida también de la tortuga baula y la carey. Como es de suponer, el pueblo toma de ahí su nombre.
Entre julio y octubre de cada año, cientos de tortugas llegan a las costas de la Playa de Tortuguero a anidar y desovar a sus crías. Luego de que salen del océano a la playa, caminan hacia los arbustos de la primera línea de selva, limpian la superficie de plantas y residuos con sus aletas y comienzan a cavar. Una vez hecho el hoyo, liberan sobre él una sustancia que desinfecta el área. El desove dura alrededor de 30 minutos y en ese tiempo ponen más o menos 200 huevos. Es en ese momento en el que entran en un estado de trance (en el que están con los ojos abiertos pero totalmente concentradas en el desove), permitiendo a quienes trabajan en su preservación, pero también a depredadores, acercarse a ellas. Ya finalizado este proceso, cubren y camuflan el lugar haciendo pequeños falsos nidos. Regresan al mar agotadas, muy lentamente, deteniéndose cada cierta cantidad de metros. De cada 1000 huevos, una sola tortuga llegará a adulta, y volverá luego de tres décadas a la playa donde nació, a desovar por primera vez en su vida.
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Daniel González es un actor y artista plástico chileno que lleva desde el año 2010 colaborando en la protección de la tortuga y documentando tanto en foto como en ilustración la vida del pueblo. Producto de ese trabajo está pronto a lanzar Happy Home y La Tortuga Teté. El primero es un registro fotográfico de los últimos 6 años de la relación con el entorno cotidiano en Barra de Tortuguero. Mientras que La Tortuga Teté es un cuento infantil ilustrado, sobre una tortuga que regresa luego de 35 años a la misma playa donde nació. Los derechos de venta de estos trabajos serán donados a los habitantes del pueblo, su Parque Nacional y puntos de turismo, como parte de un programa de protección a la tortuga marina en el que el chileno trabaja desde 2010 junto a Noli Taylor, nativa de Tortuguero. A pesar de que una casa editorial costarricense está trabajando en la edición de los libros, los fondos han sido obtenido de forma independiente. Aquí presentamos parte de su trabajo fotográfico.
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