/ por Junot Díaz
Traducción de Óscar Casanova
Esto es un tremendo honor. Quiero agradecer a la Hispanic Heritage Foundation por este honor, por hacer que esta noche sea posible. Agradecer a todas las personas que organizaron esto, a quienes hicieron una gran cantidad de trabajo anónimo e invisible. Quisiera reconocer esa labor. Y también a los otros premiados: de verdad, cuando me dijeron que iba estar aquí con J Balvin y la jueza Sotomayor… fue como: ah ya, ¡de ahí somos! Vengo y me compro su smoking. Así que, es un tremendo honor.
Voy a leer muy rápido y breve, porque de otro modo, meto la pata. Quiero dedicar este premio a mi comunidad latina, a mi comunidad caribeña, donde sea que estén, sobre todo a los que somos inmigrantes, y sobre todo a nuestros jóvenes indocumentados. Nuestra comunidad es el ejemplo de la fortaleza, de la resiliencia, de la creatividad. Somos el único súper poder que este país jamás conocerá. Sobrevivimos todo lo que nos tiró este mundo, sobrevivimos las guerras, sobrevivimos a los dictadores, sobrevivimos a los torturadores y a la violencia, violencia sin fin, y a las fronteras, todas las malditas fronteras, y esta soledad de forasteros que pisan suelo desconocido. Sobrevivimos a la pérdida de hogar, a la pérdida de la familia, a la pérdida de la lengua. Sobrevivimos el hecho de que nadie sabía pronunciar nuestros nombres. Sobrevivimos el sufrimiento de nuestros padres, el silencio de nuestros padres, y sus cicatrices que hablan más fuerte que las bombas que las produjeron. Sobrevivimos a las confusiones de quiénes somos en un país que sólo pareciera hablar en blanco y negro, y sobrevivimos sin hablar inglés, sobrevivimos sin hablar español, sobrevivimos sin hablar, y toda esa maldita documentación también la sobrevivimos. Sobrevivimos a la ingratitud de la nación donde echamos raíces, la nación que ayudamos a construir y para quien continuamente morimos. Sobrevivimos el desengaño infinito que es la historia verdadera de la inmigración y sobrevivimos a la agonía de no saber atestiguar esa historia y atestiguarnos a nosotros y sobrevivimos al odio, al odio que pareciera nunca morir, ese odio que finge ser patriotismo, que finge ser seguridad, que finge ser liderazgo, un odio que no escucha ni la razón ni la moralidad ni la compasión. Lo sobrevivimos todo. Lo sobrevivimos todo. Somos la gente que sobrevive, lo sobrevivimos todo, sobrevivimos hasta la sobrevivencia, que es la sobrevivencia más difícil de todas, y en medio de esa sobrevivencia, algunos de nosotros hasta aprendimos a vivir. Nuestra historia es una épica, una saga, una odisea. Cruzamos continentes y océanos y cada vez que no hubo un camino, construimos uno. Somos los hijos de puentes, puentes hechos a partir de nuestras espaldas, nuestras lágrimas, nuestros sacrificios, y de todos los que nunca lograron llegar con nosotros al otro lado. Nosotros en la comunidad latina tenemos algunos de los más grandes héroes que el mundo ha conocido, pero pese a todo lo que hacemos y todo lo que somos, nos encontramos atacados y satanizados y puestos en peligro. No solo en este país, sino que en todo el mundo comunidades como la nuestra se hallan bajo ataque, y por eso no podemos solamente sobrevivir ni vivir, tenemos que luchar por la justicia, tenemos que luchar por la equidad.
Todos debemos ser libres. Todos debemos ser libres. Todos debemos ser libres, sino nadie. Gracias.
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