Dicen que lo normal sirve de regla
y se ajusta a normas preestablecidas.
Normal. Normal fue escuchar a mi abuela, cada mes,
pedirle al peluquero que me hiciera un corte de hombre.
Normal. Normal fue el rezo, cada noche,
para curarme de esta puta enfermedad.
Follar por amor, tener hijos,
un buen trabajo y el auto del año.
Normal. Normal es que las niñas tengan vagina y los niños tengan pene.
Votar el mismo partido político en cada elección y comer carne; es normal.
Ser del mismo sexo y el mismo género, toda la vida.
Ver los matinales, ser blanco y vivir en el país que he nacido.
Lo normal, ser un hombre, el sexo fuerte, pagar por putas,
tener una mujer que sea feliz por tenerme a su lado.
Lo normal es hablar de la violencia desde el living de mi casa.
No hay poder más perverso que el que hace parecer la desigualdad
el estado más normal de las cosas.
De cerca, nadie es normal.
Hoy decido ser.
Y tomo mi origen en mis manos.
Me miro en el espejo y soy yo mismo.
Con todo lo que arrastro.
Por todo eso soy y quiero ser.
Por lo que hago; por lo que respiro.
Porque renazco, porque me encuentro conmigo en cada paso.
No sigo las huellas de otros, no me cobijo en las sombras ajenas.
Tengo una filosofía, tengo un corazón y, quizás, hasta tengo un espíritu.
Cuántas decenas más de ataques y muertes
por ser tan sólo nosotros mismos.
Cuántas leyes más con nuestros nombres.
Cuántas velas más encendidas en una animita
por un favor concedido.
Cuántos otros, mirándonos detrás de una persiana.
Culpándonos; apuntándonos.
Por maraca, la mataron por puta.
Se cree mujer pero le cuelga el pico entremedio de las piernas.
Le pegaron al maricón por culiar en el parque.
Que se vista como hombre. Que hable como hombre.
Me mata tu machismo. Me mata tu ignorancia.
Y si no estamos pendientes en cada instante,
gente como tú y los medios
harán amar al opresor y odiar al oprimido.
Tú y tu humor lleno de fobias y miedos. También me mata.
Tú y tu humor ideológico; lo socialmente aceptable.
Tú; riéndote de los inmigrantes, de los maricones, de los discapacitados,
de las putas y las mujeres.
Porque te sientes respetable y serio por ser
blanco, heterosexual y autónomo.
Y los demás, los demás somos todos tus chistes.
Yo no soy tu chiste.
Ni la homofobia, ni la transfobia ni el femicidio.
Yo no soy tu chiste.
No soy la violencia que legitimas y que te domina.
Yo no soy tu chiste
Y no dejaré que tu humor sea mi opresión.
Me mata tu heteropatriarcado.
Tu sistema dominante,
Tu conveniencia. Tu posición.
Y tus privilegios a costa de nuestros derechos.
Somos los oprimidos, los oprimidos sin derechos tan sólo por no ser lo que dice la regla.
Homosexual, travesti, transgénero, mujer, mujer inmigrante, negro, negra, lesbiana.
Porque, incluso, a tu mujer blanca y heterosexual le diste más derechos
que a la que cría a tus hijos.
Me mata tu incapacidad por aceptarnos diferentes.
Tu aversión exagerada y tu temor angustioso hacia las personas.
Esas otras personas que adoptan los atuendos, los comportamientos
y los caracteres sexuales del otro sexo.
A sabiendas de que tu conducta es absurda y hasta obsesiva.
¿Por qué te inquieta lo que llevamos entre las piernas?
¿Y te parece natural juzgarnos y enjuiciarnos desde tu fundamentalismo?
Ni atrapados ni equivocados. Nosotros sólo somos.
Y no nos damos vuelta hacia atrás para darte explicaciones.
Tú, te detienes, y nos miras morbosamente desde lejos.
Aunque tu verdad científica se pose sobre mis derechos,
el dimorfismo sexual es una moda retro,
y ni mi cuerpo ni mi sexo necesitan tu orden.
No me interesa tu heteronormalidad y tu relación desigual.
Tu régimen social, político y económico que me impone tu heterosexualidad;
cueste lo que cueste.
Tu iglesia, que pretende regir mi sexo y mis sentimientos, mi descendencia.
Tu iglesia, no nos interesa.
No seremos invisibles, ni marginados, ni perseguidos.
Ni tu arte, ni tu educación, ni tus leyes me harán ser normal según tus preceptos.
Tu gente, normal y heterosexual, que disfrutan de su posición tan decente y llena de privilegios; que me juzgan, que me apuntan. Me cuestionan…
A ellos; a ellos sólo les digo
que la heterosexualidad no es una pulsión, es ideológica; como el racismo.
Y a ti.
A ti que no temes ser.
A ti, que deseaste ser.
A ti, que decidiste morir, vivir y renacer.
A ti; que amas la vida
sin importar el venenoso miedo que la alimenta.
A ti; que no te representa este sistema
ni las doctrinas que lo engendran.
A ti; a ti te hablo.
A ti que compartes este territorio conmigo.
A ti; que decidiste amar estelar y pasionalmente.
A ti; que lates en tu interior
y brillas a tu alrededor…
A ti; que sueñas.
A ti; que no temes;
Construye…
Porque tú, tú y yo. Tú y yo somos parte de esto.
Dramaturgia
Diego Arriagada Mena
Colectivo Mar y Cueca
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