Yo no soy ni fui Heiner Müller, ni esto es la Máquina Hamlet. Menos soy ni fui Hamlet. Bueno, eso es mentira. Tengo demasiadas dudas. Tampoco soy ni fui el Diablo. Ya no son tiempos de tantas dudas. Tampoco soy ni fui Nerón, ni Hitler, ni Stalin, ni Nixon, ni Allende ni Pinochet, ni Trump ni Maduro, Piñera ni Chadwick, ni el Ché ni el Pueblo, ni Jesús. Soy un ciudadano de a pié que escribe en su diario de vida.
Las trompetas romanas suenan como trutrucas. Las liras como charangos y guitarras. Los coros vuelven a cantar: “El pueblo unido jamás será vencido”. Aunque la derecha piensa que Pinochet lo derrotó, pero como dijo Allende en su último discurso: “mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes Alamedas, por donde pase el hombre (ser humano -e-) libre”. Y las Alamedas se han abierto, al son de “Chile despertó”. Despertó de una pesadilla banal. La codicia de los ricos y sus abusos indiferentes. Una cárcel corrupta. El volcán revienta. La Plaza Baquedano, ha sido rebautizada como Plaza de la Dignidad. Hay un cambio cultural evidentísimo. La ultraderecha religiosa peleará a muerte para derrotar al “Diablo”.
“¿QUIÉNES SON LOS MUERTOS EN LOS COCHES FÚNEBRES?” ¿CÓMO MURIERON? ¿CUÁLES FUERON SUS TORMENTOS? LA JUSTICIA TUERTA REVISA LAS CAUSAS EN SU ESCRITORIO, ALGUNAS LAS JUZGA, OTRAS LAS ARCHIVA Y OTRAS LAS QUEMA.
“EL PAYASO PRIMERO DE LA PRIMAVERA REVOLUCIONARIA, SOMETHING IS ROTTEN IN CHILE”.
El pus revienta. La herida nunca cicatrizó. Dinamarca es una cárcel. Chile una celda. “Derribaremos los muros que nos separan”, escriben en los edificios. Hay fuego por todas partes. Lucifer es la luz. Los evangelios están de muerte. Las llamas reflejan el fin del mundo. ¿Dónde está el mesías?
El congreso, es un nido de serpientes. Nosotros, ratas y guarenes. Esta vez no hay flautista de Hamelin. Pero se escucha la melodía. Es una revuelta anarca ciudadana. Los líderes esperan con la cabeza gacha. La ciudadanía apoya porque la injusticia es evidente. La vergüenza nos inunda.
No podemos confiar en las serpientes. A Piñera se le ha olvidado su texto de centro derecha. El tic lo sobrepasa. Vomita rabia. Su ego está herido. Sus votantes comienzan a arrepentirse. El nazi que lo asesoraba se hizo humo. Le declararon, abiertamente y por televisión, la guerra al pueblo y a los movimientos sociales. La izquierda dice: Alto el fuego. No estamos en guerra. Es un buen slogan. Pero el problema es que es poco realista. Porque por debajo de la alfombra sí se libra una guerra. El teatro nos enseña el valor del error. De lo involuntario. El inconsciente del Presidente pulsa. No son solo piñericosas. El tic develó el secreto tramado en la mesa redonda. Es una guerra moral, cultural y económica que se viene librando desde hace siglos.
Piñera habla de un enemigo invisible, oculto. Puede ser cualquiera. Un vecino. Un amigo. Un colega. Un conocido. “La batalla de Argelia” se vuelve a proyectar en el cine. Huele a cenetas. Donde fuego hubo, cenizas quedan. El método se expone burdamente. Piñera no puede contenerse. La ambición lo traiciona.
La violencia de la insurrección es intrínseca, no puede ser de otra manera. Así avanza la Historia. Es dialéctica hegeliana.
La Nico, grita. –“Digan lo que quieran, hemos quemado, saqueado, roto la ciudad. Filo.
Pero nosotrxs no hemos matado, torturado y golpeado”.
El Pedro, la sigue. –“¿Cómo les importan más los supermercados que los muertos?”
Juan, continúa. –“¿Cómo les importan más las casas patrimoniales que los ojos cegados?”
Diego, remata. –“Cómo se aferran tanto a sus privilegios, no son cristianos?”
La política lo resolverá, les responden. Estamos ante un absurdo camusiano y sartreano: Los políticos que nos metieron en esto, nos sacarán de esta. Es una talla de El Bromas.
Siento “La Peste” y “La Náusea”. Todo está revuelto.
Las marchas romanas retumban.
Las bayonetas se preparan.
Los regimientos entonan himnos marciales.
El pueblo tiene la canción nueva.
Los guardianes están listos para salir otra vez “a hueviar”.
Pero ellos no quieren al Presidente. Piñera pende de un hilo. Los milicos en su mayoría son fachos.
No representa a nadie más que a él mismo. Nadie parece quererlo, como a Nerón.
Si quieres encontrar la verdad: “Follow the money” or “the power”.
“La universidad de los muertos”.
Desde sus tumbas perdidas, los desaparecidos, suspiran de alivio, ya no se revuelcan en sus tumbas, después de tantos años Chile despertó. Por las calles “danzan los ballets de muertos”, torturados y mutilados. Las huestes imperiales se preparan para el contraataque. La estrella de la muerte se acerca a la tierra. Es el temor atávico de las clases medias al caos. Los ricos huyen y los marginados nada tienen que perder.
El Presidente y su séquito “contemplan con la actitud de espectadores de teatro” el comercial burdo.
Séneca le dijo a Nerón: “Tu poder radica en mi miedo; y yo ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder”. Chile ya no tiene miedo. Los pacos y los milicos están desesperados, su autoridad vale nada. El pasado los condena y el presente también. Han sido parte del saqueo institucional.
La derecha fanática está aterrada y se cree todas las teorías conspiratorias. La izquierda contrarresta con las propias. La verdad lucha en contra de la exageración. Piñera se abraza solo, se fotografía solo, es un Presidente sin pueblo. La Moneda está cercada. No puede salir al balcón a hablarle a las masas. El Presi(d) se esconde en su caparazón de tortuga y solo queda el Ente.
El viento aviva las llamas. No le queda otra que desempolvar el manual de la guerra antisubversiva de la CIA y la Escuela Francesa. La doctrina del Shock. Gobernar a través del miedo y la sordera. Después baja el tono. Hace de policía malo y bueno. La izquierda se radicaliza. Se caen las máscaras. El odio y la rabia acumulada brota por los poros.
La tesis: “Esto tuvo que ser concertado”, parece obvia, pero quizás no fue así. Quizás la gran explosión social simultánea dejó una multiplicidad de focos y dieron la impresión de una organización mayor. El Presidente insiste en una intervención extranjera. No tiene cómo probarlo. Pero, él solito se fue a meter a Cúcuta.
De cierta forma, todos quemamos Roma. Todos encendimos y avivamos las llamas. Victimarios y víctimas. Privilegiados y marginados. Activos y neutrales.
El caos impera en Roma. Ahora el fascismo tiene como excusa instaurar un estado policíaco. El revolucionario tiene como excusa subvertir el orden.
“Nuestros pensamientos lamen la sangre de las imágenes”.
El saqueo y el fuego aterroriza y enseña. La izquierda lo justifica como subproducto del sistema. Si los que están sobre la pirámide roban con impunidad, ¿por qué los marginados no? Los pobres deben ser santos y los cuicos solo parecerlo. El saqueo es el espejo del neoliberalismo banal. La violencia la ejerce el amo cuando oprime y reprime y el oprimido cuando se revela y se revoluciona. Para los pitucos la injusticia y la inequidad no es violencia. Pero la violencia es piramidal, y chorrea.
Entonces la calle grita: “Nerón ya está pedido, sus días están contados”.
¿Quién quemó Roma? Todos.
Shakespeare nos ha enseñado que el poder tiene impunidad, pero que al final cae.
Los bosques de pinos son un símbolo perfecto del sistema neoliberal. Es impuesto, seco y altamente inflamable.
El presidente y sus asesores aferrados al poder, no tienen legitimidad moral para apagar el fuego. Ni con el Supertanker. Con cada una de sus intervenciones lanzan más bencina. Aunque lo den todo el pueblo ya no los quiere.
El Gobierno tiene las manos manchadas con sangre. ¿Cómo negociar los muertos, los mutilados y los torturados?
“La obra ya no se representa”. Se vive.
Dicen que la historia no es igual, pero se parece. Dicen, dicen muchas cosas. El río suena, porque trae piedras. Por suerte nadie se baña dos veces en el mismo río.
La contingencia sartreana nos llama a mirar los acontecimientos con distancia crítica y agudeza política. La Historia construye, destruye y transforma más allá del bien y del mal. La historia, como el universo, es cíclica, una espiral de tiempo y materia.
Todo comienza y se acaba y vuelve a nacer. Todo viene de algo. Somos aves Fénix. Nada aparece de la nada. Todo va hacia alguna parte. Esto es sabiduría popular. Todos los caminos conducen a Roma. A Roma y al fuego. Al fuego cruzado.
¿Que quienes somos? Tiempo. Urgencia.
Las distintas teorías luchan por imponerse. Muchos ganan o pierden tiempo.
Muchos tenemos miedo y esperanza a la vez. Queremos creer que es el fin de la Transición (la Dictadura Económica) y el comienzo de una Democracia Legítima.
Queremos creer que no vamos a caer en otra dictadura o guerra civil, porque los tiempos son otros. Pero tampoco podemos pecar de ingenuos.
El volcán se activa. El fuego es símbolo revolucionario por excelencia. Nos recuerda a “Los Demonios” de Dostoievski. Pero, también sirve para fabricar operaciones de falsa bandera. Es inevitable pensar en el incendio del Reichstag, y sus consecuencias.
Nerón deambulaba pensando cómo usar el fuego a su favor.
Los principios y los finales son sorpresivos e inevitables, lo dicen las leyes de la narrativa. El fantasma de la guerra civil ronda. Los extremos desenfundan. El medio es zona amarilla. El fuego tiene amarillo, rojo y negro. El fuego y la luz y la luz y la oscuridad. Las imágenes se superponen. La máquina trabaja a toda marcha.
Yo soy Hamlet. El símbolo está ahí. ¿Quién incendió Roma?
La guerra mediática truca la realidad. Los más derechistas dicen que fueron los venezolanos, los cubanos, los chinos y los rusos. Una parte de la izquierda dice que fue un montaje de Piñera y la otra parte, la explosión social y la masa enardecida y espontánea, que sumó fuerzas, y se coordinó en las redes.
Otros, que fueron las barras bravas, el crimen organizado y los narcos. Otros, los anarquistas. Otros, los milicos y los pacos narcos. Otros, que fue la CIA y con la ultraderecha kastiana. Dicen que con la corrupción de las Fuerzas Armadas, de Orden e Investigaciones da para pensar cualquier cosa. Quizás fueron todos al mismo tiempo, todos de alguna forma.
¿Quién incendió Roma?
Fuimos combustibles. El fuego, deseado e indeseado, siempre está presente en las revueltas sociales, y ha sido utilizado por revolucionarios y fascistas. El fuego destruye y purifica. El mito del ave fénix cobra sentido. De las cenizas renacerá un nuevo país. Una Matria, gritan en las calles. La revolución será feminista o no será, escriben en carteles. Chadwick no lo soporta.
La derecha ve arder sus símbolos. Jaime Guzmán es el objetivo de los objetivos, sentencian los gritos. A pesar del dolor, se siente la felicidad. Había esperanza. Si la democracia no es esto, no sé entonces lo que es la democracia.
La UDI espera que venga Thor y castigue a los rojos con su martillo. Ruegan al cielo que vuelva el puño de hierro. Se cruzan las imágenes. Cristo en la cruz. Los cristianos arden junto al Circo de Roma.
Es la noche del 27 de febrero de 1933 el Reichstag arde en llamas. Los nazis tienen la excusa perfecta para culpar a los comunistas y obligar al día siguiente al presidente Hindenburg a suspender las garantías constitucionales con el «decreto del fuego del Reichstag».
Es un montaje clásico. Los tambores resuenan. Chile dejó de ser inglés. Chadwick escapa. ¿Pero todo es montaje?
Un emperador artista es una aberración. Sí, pero uno tesorero tampoco es la opción.
¿Y las acciones revolucionarias que utilizan la violencia y el caos como método de lucha no existen? Los boinas negras se pintan las caras, limpian sus fusiles en las barracas, se abrochan los bototos. Quieren accionar contra el lumpen y los extranjeros. La orden es encontrarlos.
La policía alemana detiene dentro del Parlamento a Marinus van der Lubbe. Es un Izquierdista holandés. Lo guillotinan tras un juicio turbio. Los líderes comunistas acusados culpan abiertamente a los nazis de ser los culpables del incendio. Quieren la excusa para disolver el Parlamento y poner en marcha su sistema totalitario.
Al final las batucadas sí servían. Es verdad, el encapuchado pone el cuerpo. Muchos ya tienen antiparras.
Disparan a la cara, a los ojos.
A lo que llegue.
El Octubre Rebelde huele a conspiración.
La ciudadanía se divide. No parece haber otra manera para lograr los cambios mínimos.
Se enciende el foco del horror.
Ante las flagrantes violaciones a los derechos humanos y la inoperancia política, la democracia que transita, intenta defenderse. Las instituciones intentan ser eficaces como nunca antes. Aprueban leyes rápidamente. Aparece plata por arte de magia. El comercio ambulante es bueno, es un respiro económico para el pueblo, aunque los economistas digan lo contrario. La plata circula por otros lados.
El fuego recuerda a Vietnam, y al Vietnam chileno: El Wallmapu. Las calles cantan “El derecho de vivir en paz”. La revolución es cultural dijo el tío Ho.
En el comienzo de la película “Quo Vadis” de 1951, dirigida por Mervyn Leroy, la voz en off del presentador, narra, entre tambores militares romanos: “Esta es la Vía Apia… el más famoso camino que conduce a Roma… como todos los caminos conducen a Roma”… ”Por él marchan sus conquistadoras legiones. La Roma Imperial es el centro del imperio… y éste el indiscutible amo del mundo. Pero con este poder viene la inevitable corrupción. Ningún hombre tiene la vida segura. El individuo está a merced del Estado. El crimen reemplaza a la justicia. Los gobernantes de las naciones conquistadas dejan que sus ciudadanos sean hechos esclavos”… “Débiles y poderosos, por igual, se convierten en esclavos de Roma… en rehenes romanos. No hay manera de escapar del látigo y la espada”… (De la deuda y la vejez triste.) “Que alguna fuerza en la tierra pueda sacudir los cimientos de esta pirámide de poder y corrupción, de esclavitud y miseria humana parece inconcebible”… (Etc… etc.. etc.) “En el reinado del anticristo conocido por la historia como el emperador Nerón”…
Chile está en llamas. Es el fin de una era. El imperio de los coludidos no puede durar por siempre. La democracia avanza. El fantasma de la tiranía deambula. El universo surge del caos. Las imágenes se superponen. Es el trauma.
El récord de los ojos destruidos por los perdigones es absolutamente horrendo.
Están desesperados con la invasión alienígena. A nuestra María Antonieta se le filtra un audio Whatsapp donde dice que van a tener que reducir sus privilegios y compartir con los demás extraterrestres.
Es octubre de 1789, una manifestación de mujeres de los barrios populares de París marcha hacia el palacio de Versalles para exigir comida. Han detonando la Revolución Francesa.
Rusia, 1917, sucede algo similar, las obreras textiles de la ciudad de Petrogrado y la huelga del Día de la Mujer ayudan a poner en marcha una serie de protestas. Hemos terminado con la abdicación del Zar y hemos formado los soviets.
Es 1871, la Comuna de París se incendia.
Arden los símbolos dictatoriales. Se derriban las estatuas y los monumentos.
En Chile la poesía rebelde está grafiteada en todos los muros, plazas y estatuas. En el campo los gritos de guerra.
Algunos incendios no solo fueron provocados por las turbas iracundas, sino que también fueron provocados por razones tácticas, para contrarrestar el avance del ejército gubernamental de Versalles. Anarquistas y Marxistas celebran “La Comuna” de París como la primera toma de poder de las clases proletarias en la historia de Europa occidental.
Los pobres ponen el cuerpo. Son cristo. La parroquia de la Victoria canta mientras sus hijos ponen el cuerpo para que al fin llegue la alegría y después del horror venga la fiesta, para que valga la pena.
Marx la ve como el primer ejemplo concreto de una revolución del proletariado en la que el Estado es tomado por el proletariado. Fue una orgía de sangre para revolucionarios y contras.
Bakunin le responde.– “No se dependió de una vanguardia organizada y no se le quitó el poder al Estado francés ni tampoco se intentó crear un Estado Revolucionario— la comuna parisina fue anarquista”.
¿Qué pidió la Comuna? “El reconocimiento y la consolidación de la República como única forma de gobierno compatible con los derechos del pueblo y con el libre y constante desarrollo de la sociedad. Esta huelga general tuvo sangre y música.
La autonomía absoluta de la Comuna, que ha de ser válida para todas las localidades de Francia y que garantice a cada municipio la inviolabilidad de sus derechos, así como a todos los franceses el pleno ejercicio de sus facultades y capacidades como seres humanos, ciudadanos y trabajadores. Declaración de la Comuna de París al Pueblo Francés, 19 de abril de 1871”.
Me acuerdo de las imágenes de las manifestaciones en París que vi por la tele. De los “chalecos amarillos”.
En Santiago los “gillette jeunes” son una copia bizarra, irracional en los barrios altos y entendible en los lugares que el saqueo implica a pequeña y mediana empresa. Muchos chalecos reflectantes son de ultraderecha, otros están a favor del movimiento pero no de los incendios y saqueos. Defienden sus casas y negocios de la turba.
“Nada justifica los incendios y saqueos”, dijo Macron. Acá la derecha reza lo mismo. La izquierda, queda en un estado ambiguo, unos la justifican y otros no, pero tampoco la detienen, porque no pueden y tampoco quieren. Sin violencia el Estado no escucha.
El movimiento insurreccional de los comuneros gobernó por poco tiempo, pero logró instaurar un proyecto político popular socialista autogestionario. La Semana Sangrienta lo detuvo. El muro de los comuneros en el cementerio Père Lachaise hace memoria.
Después de combatir por un mes calle por calle, casa por casa, el ejército burgués reconquista la ciudad. El balance final: 20.000 muertos, miles de heridos y torturados, y el destrozo e incendio de más de 200 edificios y monumentos históricos. El resultado, París, sometida a la ley marcial por los vencedores durante cinco años.
La represión es dura. Van como unos 40.000 arrestados y miles de deportados a campos en Nueva Caledonia. Los consejos de guerra han dado 13.450 sentencias, entre ellas 157 mujeres y 80 niños. El Presidente mandó a que se mostraran sus cadáveres para dar una «lección» a los rebeldes.
En la primavera chilena, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) entregó un nuevo informe: “Desde el 17 de octubre a la fecha, han constatado un total de 5.629 personas detenidas, entre las que se encuentran 861 mujeres, 3.981 hombres y 634 menores de edad. Personas lesionadas, 2.009 casos en total. 197 casos con lesiones oculares. 643 las personas heridas por disparos de perdigones y 345 lesionados por armas de fuego no identificadas. 42 personas sufrieron heridas de bala y 41 de balines. En tanto, 938 personas se han visto afectadas por golpes, gases u otros.
Se han presentado 283 acciones judiciales, de las que 192 son por torturas y tratos crueles. 52 querellas por violencia sexual, 12 por lesiones y 6 por homicidio frustrado.
283 acciones judiciales, de las que 192 son por torturas y tratos crueles. 52 querellas por violencia sexual, 12 por lesiones y 6 por homicidio frustrado. 5 querellas por homicidio. 422 víctimas, entre las que se encuentran 255 hombres, 96 mujeres, 71 menores de edad, 3 personas pertenecientes a la comunidad LGTBQ, 3 migrantes, una persona con discapacidad y una persona perteneciente a un pueblo originario”. Y aumentan cada día.
Nerón en su primera etapa de gobierno había resultado un ejemplo de respeto a las tradiciones políticas romanas, pero comenzó a derivar hacia una forma de gobierno despótico.
A Piñera, “no lo declararon reo por lindo”. Como dijo Paulsen: «Piñera no hará ningún cambio, porque cualquier cambio compromete sus negocios».
Sus negocios no son limpios.
No le queda otra que apoyarse en la ultra derecha. O intentar abuenarse con la Oposición. El caos desata al crimen organizado.
Piñera es un payaso, gritan los manifestantes. Las bandas de delincuentes toman provecho. Los delincuentes de cuello y corbata se espantan.
Julio del año 64 d. C. Es de noche en Roma. Los gritos anuncian un gran incendio en el área del Circo Máximo. Las declaraciones despóticas, sin tino, propagan rápidamente las llamas, sembrando el terror entre la población. Los fachos invocan a Pinochet. “Esto es una guerra, señores”. “Piñera no tiene pantalones”.
Después de seis días de fuego interminable se logró habilitar cerca del monte Esquilino una zona abierta para servir de cortafuegos. Pero se desata un segundo incendio, y el foco se localiza en el barrio Emiliano, en una finca de Ofonio Tigelino, prefecto del pretorio y mano derecha de Nerón. La nobleza tiembla. Es la venganza del pueblo.
El incendio alcanza a las élites. En Chile los barrios altos aún están seguros.
Los incendios arrasaron la ciudad y dejaron un manto de dudas. Fueron los demonios, fue la Agenda del Diablo. El soberano, Nerón, es el principal sospechoso. Pero, él señala a los cristianos. Nerón los utiliza para seguir fomentando una política orientalizante. Practica una política cada vez más personalista. Piñera y sus fuerzas, reprimen. Tiene demasiados intereses en juego. No va a demostrar debilidad ante los marxistas.
Nerón no pudo comprobar que no había sido él el culpable del incendio.
En la película de 1965, “El incendio de Roma” dirigida por Guido Malatesta, un centurión grita en una ciudad incendiada, mientras intenta evitar que sus huestes deserten.
Centurión: “¡Roma está ardiendo. Cobardes».
Un ciudadano. –»Nuestras casas, se están quemando nuestras casas”.
(Mientras en Santiago, se queman estaciones de metro, micros, las escaleras del edificio de ENEL, las oficinas de las AFP, multitiendas, supermercados y farmacias. Se carbonizan los símbolos de la injusticia.) (Las multitudes corren, entre las callejuelas de Roma. Aparece un Patricio y avisa en palacio en medio de una fiesta.)
Patricio. –“Amigos, Roma está ardiendo, el incendio de extiende rápidamente, por toda la ciudad. Pongámonos a salvo. (A Nerón) La ciudad está en llamas, el incendio se extiende por todas partes”.
Nerón. –“Pero no es posible que el incendio llegue hasta acá. Es absolutamente imposible. Acá estamos seguros. ¡Esperad! (Acá viene lo mejor. La película es vieja pero emociona. Grita a la multitud que corre a resguardarse de las llamas.) ¿Pero por qué huís? quietos. (Nerón se va quedando solo y grita.) Villanos, miserables. Abandonáis a vuestro emperador. Me las pagaréis. ¿También tú Séneca, abandonas así a tu emperador? (Séneca se da vuelta y lo mira con cara de que se lo buscó.) Pero ya llegará la hora de que te arrepentirás la hora de hablarlo hecho. No lo dudes”. (Y Séneca, duro y seco le responde.)
Séneca.– “Eres tú el que nos ha abandonado, Nerón. Sí, a nosotros, al Pueblo, a Roma. Lo que ha sucedido hoy, es una advertencia del destino. Pero es inútil. Tú no puedes entenderlo”. (Séneca, le da la espalda y se va. Y claro. Piñera tampoco puede entenderlo. O quizás sí lo comprende, pero no puede sentirlo. Y tampoco tiene la legitimidad para convencer a la ciudadanía. Y Nerón le dice a su Cecilia Morel.)
Nerón. – “Popea, ¿has visto eso? Solamente tú, adorada mía, me sigue fiel”.
Popea. – “Yo no te abandonaré”. (Pero no te amo.) (Solo tendremos que reducir nuestros privilegios y compartir con los demás. Nerón, mira a su alrededor, y temeroso le dice.)
Nerón. – “¿Crees que estamos seguros acá?”
(Ella le dice tranquila e ingenua.)
Popea. – “No te preocupes, nosotros nunca seremos destruidos”. (Pero ella está destruida.)
(Nerón, tranquilizado en su locura, le responde)
Nerón. – “Sí, tienes razón. Los Dioses y los grandes genios son invulnerables. (Ríe.) Es cierto Popea, el fuego no es para nosotros. Sino que para todos lo que se revelan, para los Cristianos (los aliens comunistas). Y espero que las llamas los abracen a todos. ¿Dónde empezó el incendio?”
Popea. – En la plaza de Aralgo… (No logro distinguir bien, por la mala dicción de la traducción en Español. Se dice que el fuego comenzó donde Nerón había ordenado quemar a los cristianos, cerca de la zona comercial de la ciudad y se expandió con rapidez por los barrios vecinos. En santiago en el transporte público y las barricadas.)
Nerón. – “¿Lo ves? Yo sabía que habían sido ellos, todo está claro. (La película del Guasón y los estudiantes saltándose los torniquetes. El fuego que está destruyendo Roma y fue provocado por ellos (los alienígenas), porque me odian y desprecian las leyes del imperio. Están locos, locos.
(Piñera, piensa, malditos no saben de economía. Maldito tú qué no sabes lo que causas.) ¿Qué otra cosa podrían ser? Dilo tú también Popea. Dílo tú también.”
Popea. – “Sí, es una locura.”
Nerón: “Este es el momento de actuar. De hacer algo grande. Que se convierta en algo famoso y memorable. ¿Sabes lo que le diré a la gente? compondré una oda diciéndole a la gente quien ha destruido Roma, para exaltar a un Dios falso (el comunismo)”.
(Algunos dicen que Nerón se quedó tocando la lira en el balcón mientras roma se quemaba. Otros que no. Piñera solo se come una pizza en el cumpleaños de su sobrino mientras Chile prende. Dicen que su sobrino dice que no lo invitó.)
Nerón.– “Locos, adónde huís. Yo reconstruiré Roma más fuerte y bella de lo que jamás fue. Roma resurgirá, en la ciudad eterna”.
La promesa del fascismo ha vuelto a tomar fuerza.
Originó el incendio para conseguir un doble propósito:
Para destruir la ciudad y sobre sus cenizas reconstruir una nueva Roma a su gusto, dándole su propio nombre, Neronia.
Stalingrado. O avenida Jaime Guzmán.
Piñera dijo que fue a las marchas y quiso colgarse del histórico momento. Imagínese esa payasada.
Nerón contempla el espectáculo dantesco desde la torre de Mecenas y canta el poema compuesto por él mismo, dedicado a la caída de Troya. Otros dicen que no fue así.
En la película “Batman, el caballero de la noche: Asciende» el personaje de Ras Al Gul, interpretado por Liam Neeson, hace referencia a la liga de las sombras y al incendio de Roma.
En Santiago, un mendigo, en medio de las protestas, pregona: “Somos la sombra de la oscuridad”.
Nerón, se abraza solo, a los militares ya no les sirve. Paranoico, termina persiguiendo de forma implacable muchos nobles. Los acusa de traición ante el Senado. A varios los obliga a suicidarse. Una conspiración se urde para sacar al loco.
Pagará con la misma moneda. El Emperador artista cae en un abismo. Una gran revuelta lo acorrala y este se arranca de Roma, para luego suicidarse con la ayuda de un sirviente.
Posteriormente el Senado romano ordenó borrar la memoria de Nerón.
¿Caerá el Presidente?
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