Introducción
En el año 2016 el cortometraje dirigido por Gabriel Osorio, titulado Historia de un Oso recibe el premio Óscar en la categoría de mejor corto animado. Sin dudas este suceso marca un hito dentro de la historia del cine chileno al ser la primera obra cinematográfica al recibir dicho galardón, ya que es el primer Óscar entregado a una producción de origen chileno. Pero este premio, marca una culminación de un amplio desarrollo, tanto artístico como histórico de la animación en Chile. Desde sus inicios con el Cóndor Copuchita en 15 mil dibujos 1, hasta hoy, donde las producciones realizadas durante los últimos años se cuentan a centenares. Lo que se puede denominar como una explosión que se vino gestando desde hacía décadas atrás. Sin embargo, solamente durante esta última década —que coincide con el mayor desarrollo de la animación chilena— surge la motivación de estudiar la historia de la realización de estos proyectos.
Al igual que los estudios sobre historia de la cinematografía, en las producciones animadas chilenas se producen cruces entre cine e historia, cine y cultura, cine y sociedad, lo cual va enriqueciendo tanto su análisis estético como histórico, abriéndose así un gran abanico de posibilidades para la investigación de estos ámbitos. En este caso se pretende indagar la realización animada en el periodo comprendido de la Unidad Popular (1970-1973), tramo histórico que tuvo una gran explosión de producción artística y cinematográfica en el país, incluida la animación.
La finalidad de este texto es seguir aportando a construir nuestra historia animada, que tantos vacíos tiene. Esta historia escrita entre pequeñas y silenciosas manos, como las de la animadora Vivienne Barry con su libro Animación. La magia en movimiento, el cual ha abierto la puerta para que muchos otros tomen la posta y sigan su camino.
Desarrollo
¿Qué es una animación? ¿Qué es la animación? Es una de esas preguntas retóricas que poca vez se realiza, ya que en sí misma contiene su respuesta. Pero nada es tan obvio y, parece, las palabras siempre esconden algo más. Si vamos a la etimología de la palabra <<animación>>, está contenida por el sufijo “ánima”, que proviene del griego y que a su vez significa “Alma”. En palabras de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la definición en su primera acepción es “acción y efecto de animar o animarse”. Así nos vamos armando una concepción de lo que es una animación. En palabras de la cineasta Vivienne Barry: “El movimiento es la característica de todo ser vivo. Toda vida, desde la célula más ínfima hasta la más grande, se manifiesta por el movimiento, y es lo que diferencia la vida de la muerte. Algunos definen animación como “hacer magia”, “hacer poesía”, “dar movimiento”, “dar vida a objetos que nunca se movieron”.
Así, podríamos decir que la animación es dar vida, dar movimiento. El realizador de animaciones es como un chamán que opera mágicamente para dar vida a objetos, un pequeño dios, si se quiere. El animador y cineasta checo, Jan Svankmajer, define precisamente así a la animación, como un acto de magia: “Utiliza la animación como si realizases una operación mágica. La animación no consiste en hacer que se muevan las cosas muertas sino en reanimarlas”.
Antecedentes
Como ya se mencionó en la introducción, los orígenes de la animación en Chile se remontan a las décadas del ’20 y ‘40, donde se pueden observar los primeros registros de obras animadas en esta región. Y específicamente “entre 1937 y 1941, en el marco de la visita de Walt Disney a Chile, Carlos Trupp y Jaime Escudero realizan 15.000 dibujos para una producción titulada Copuchita y que bien podría ser el antecesor de Condorito. El material no obtuvo la repercusión esperada y el proyecto fue abandonado. Hoy, la película está en proceso de restauración gracias a una descendiente de Trupp y la gestión de la Universidad de las Américas y la Cineteca Nacional.”
En los años ’50, existe lo que podríamos denominar un estancamiento de la producción y realización animada en el país, Como bien dice Viviane Barry, “aparentemente sólo se hicieron algunas animaciones para publicidades que se pasaban antes de las películas en el cine”.
En la siguiente década, se observa una nueva explosión de la producción cinematográfica y animada: En el año ’61 tenemos Una Cacería Desafortunada, que tal como expone la revista Ecran fue “filmada en 16 mm., blanco y negro, de Fernando Noseda, obtuvo Mención Especial. Es un film pionero, y este Festival ha servido para hacer saber que en Chile hay realizadores aficionados que trabajan con muñecos animados.” Cuatro años después, en 1965, tenemos la incursión en la animación de los realizadores Pedro Chaskel y Héctor Ríos, titulada “Érase una vez”, que “relata el destino de un poeta que, inspirado por la primavera, recita sus versos y entusiasma a mucha gente. Entonces se decide crear el Partido de la Primavera. El Partido se convierte en Ejército de la Primavera y, finalmente, el poeta es víctima de un régimen militar que, involuntariamente, había contribuido a crear”. Del mismo año, tenemos otra incursión animada del cineasta Patricio Guzmán, con la obra titulada “Viva la Libertad”, “obra que aborda temas sociales y personales, comienza con la prisión y se ve a los presos como esclavos y los gendarmes como los todo poderosos, en una celebración de los gendarmes se incendia la cárcel y los gendarmes matan a los presos, uno se logra escapar y se enfrenta con la ciudad existe un paralelo entre un zoológico y la cárcel demostrando que es similar, y este personaje libera a los animales”. Estas dos últimas obras tuvieron un gran recorrido por diversos festivales de renombre.
Cerrando la década de los 60s, la televisión también vive su propia explosión creativa: Televisión Nacional (TVN) contrata al autodidacta Carlos González, quien crea al famoso perro Tevito, quien se transformaría en una especie de mascota del canal. Este personaje “abría y cerraba la transmisión del canal nacional acompañado del tema original de Víctor Jara “Charagua” interpretado por el grupo musical Inti Illimani”. Además del mítico perro “Tevito”, Carlos González fue el creador del Departamento de Animaciones y Producción Publicitaria de Televisión Nacional, sección del canal responsable de las presentaciones de los programas, spots y gráficas animadas. Además de Carlos González, el dibujante e historietista Óscar Vega también creó algunos personajes para el canal, como por ejemplo el TV tiempo.
1970
En un periodo de gran ebullición política social, que fue canalizado por el triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales, las manifestaciones culturales y artísticas como lo son el cine, la literatura, el teatro o la animación, no fueron indiferentes al contexto en el cual estaban inmersos.
En este tiempo, Carlos González, ya consolidado por su trabajo en TVN, comienza a dictar clases sobre técnicas de cine de animación en la Escuela de Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica. Desde allí, ejerce una gran labor divulgativa de la gráfica en movimiento, como también de diferentes técnicas de animación de imágenes.
En este mismo año llega al país el primer computador llamado System Four, que era operado por Eduardo Guzmán. Este aparato tenía funciones muy básicas, y su tamaño era excesivamente grande en comparación a la tecnología actual. El ya mencionado Dpto. de Animaciones de TVN “desarrolló diferentes técnicas, motivando a los diseñadores gráficos a usarlo. Muchos estudiantes en práctica de diferentes universidades pasaron por los talleres de animaciones de TV Nacional, retransmitiendo posteriormente sus conocimientos a los alumnos de las escuelas de diseño”. De este modo, se da inicio a una gran comunidad de animadores y diseñadores gráficos que compartiendo sus conocimientos crearon un sinfín de obras y proyectos.
También dentro de este fructífero grupo de animadores, surge la colaboración González-Vega, quienes bajo la supervisión de Pepo, crearon la primera animación de “Condorito”, personaje inspirado libremente en el Condor Copuchita de Trupp y Escudero.
1971
Ya al poco andar del Departamento de Animación de TVN, surge el proyecto del titulado Los Pintores de Chile 2,obra dirigida por Eduardo Ojeda que se convertiría en el primer largometraje animado del Departamento. En ella “los pintores de antaño se codeaban con Superman, que salía volando de los techos del Museo Nacional de Bellas Artes”. Técnicamente, la obra fue realizada en 16mm, teniendo como duración una hora aproximadamente, en la que se combinaban diferentes técnicas: animación en acetato, collages, fotografías animadas y algunos segmentos con la técnica del rotoscopiado, además de fotos y escenas reales. Retrospectivamente, se observa la experimentación de vanguardia realizada por el equipo, tanto en sus diferentes formas de combinar técnicas de animación, como también al abordar un contenido narrativo tan en boga y discutido en aquel tiempo por múltiples teóricos latinoamericanos: la transculturación y subordinación de la cultura latinoamericana 3
.
En este año, comienza la preproducción en la empresa Chilefilms del que sería el primer largometraje animado chileno en técnica de stopmotion, llamado Martín y Cano, una historia que trataba sobre la amistad de un niño chileno con un niño de otro planeta que llegaba en un sputnik, una especie de platillo volador multicolor. Hugo Jaramillo, realizador de este proyecto formado en Cuba, fue profesor de animación y tenía como intención con esta obra enseñar al equipo realizador cómo crear animaciones. Dentro del equipo se encontraba Pepe Ulloa y Beatriz González quien realizaría más tarde un cortometraje en la ex RDA.
Mientras tanto en TV UC, los realizadores Enrique Bustamante y Nelson Cuadros dieron vida al Angelito, personaje característico de ese canal que cumplía funciones similares a Tevito en TVN. “Este angelito tenía muchas habilidades: tocaba el piano y bailaba tango, entre muchas otras facetas, además, era tan popular que recibía su propia correspondencia desde todo el país”.
1972
Ya para el año ’72, la sociedad chilena estaba totalmente polarizada, y las realizaciones artísticas expresaban la efervescencia política del momento. Como bien dice Ángel Soto: “había que ridiculizar y desacreditar al oponente tanto en opiniones, como acciones o proyectos, cuestión en la que cayeron casi todos los medios”. Por esto, muchas obras cinematográficas se volcaron en una labor propagandística —aunque sin dejar de lado la preocupación por el aspecto artístico y estético de la obra. En este sentido tenemos el cortometraje animado: Pulpomomios a la chilena dirigido por Antonio Ottone, producido por la Universidad Técnica del Estado (UTE) y con los dibujos de Oski.
En palabras del diario “El Siglo”, Pulpomomios a la chilena es un cortometraje animado que “tiene un carácter netamente didáctico, acompañado de finos rasgos humorísticos. En él se describe como algunas privilegiadas familias chilenas, “los hijos ideológicos de la libertad de comercio”, empiezan a fines del siglo pasado a acumular grandes riquezas, formando clanes económicos que van a recibir oxígeno de los monopolios bancarios creados por ellos mismos. Con el dinero de los pequeños accionistas y de la gran cantidad de depositantes fortalecen sus propias empresas, concediéndose los mayores créditos para sus socios y familiares, para la adquisición de artículos suntuarios, viajes al extranjero, etcétera. Esta forma de funcionamiento de la Banca Nacional ha traído desastrosas consecuencias para todos los chilenos: cesantía, estancamiento de la agricultura, de la industrial y del comercio de la salud y educación de los chilenos”.
Cabe destacar el prolijo trabajo de Oski, quien mezcla diferentes técnicas cómo: dibujos fijos, dibujos en acetato, fotografías animadas y collages, tal como hiciera Ojeda en la obra Pintores de Chile.
En paralelo, el desarrollo del largometraje Martín y Cano seguía su pre-producción. En este año se realiza el storyboard, el guion técnico para la animación cuadro a cuadro, y se construyeron todos los muñecos y escenografías en un taller especial que preparó Chile Films para esta película.
1973
También muchos cineastas del denominado Nuevo Cine Chileno, incursionaron en la animación añadiendo gráficos y segmentos animados dentro de sus obras, como es el caso de Carlos Flores con su documental Descomedidos y Chascones, cuyo estreno estaba previsto el estreno para el día 11 de septiembre de 1973, sin embargo, el golpe de Estado impidió que este documental que indaga en la juventud de la década del setenta fuera visto por el público masivo.
Volviendo al film Martín y Cano, para el año 1973 este ya se encontraba en su totalidad filmado en 35 mm. y a color. Lamentablemente, esta película tampoco llegó a concretarse a causa del golpe de Pinochet. Sus negativos actualmente se encuentran extraviados, quizás fueron quemados, así como muchas otras obras audiovisuales de esa empresa que fue intervenida durante la dictadura militar.
TVN tampoco estuvo exenta de la represión militar del golpe de Estado. Vinculado con el gobierno de Salvador Allende y con la coalición UP, el popular Tevito fue sacado de la pantalla y hecho desaparecer, marcando así el fin del incipiente y fructífero desarrollo de la animación de esta década.
El Final
1970-1973, fugaces tres años de la Unidad Popular, periodo en que prácticamente la sociedad quedó patas para arriba, viviendo una revolución no solo política, sino que también social, cultural y artística. Muchos proyectos nacieron y murieron en este tiempo, y la efervescencia del momento dio vida a importantes personajes como Tevito y notables proyectos truncados como Martín y Cano.
Fue tal el grado de compromiso y pasión de este grupo de cineastas animadores que llegaron a instaurar el 9 de diciembre como el Día del Dibujante de Animaciones. En dicha fecha, “se reunían los animadores y se premiaban las diferentes instancias de producción. Se proyectaban los trabajos del año en una sana competencia que motivaba a ir mejorando las realizaciones.”
Después del trágico desenlace, nos queda hacer una pregunta, más que nada especulando: ¿Qué sería de la animación, del cine y del arte en general en el país si nunca hubiese ocurrido el golpe de Estado?
Sin dudas, tras décadas de desarrollo, al comienzo de los ´70, tanto la animación como otras áreas artísticas venían en un buen camino para seguir realizándose, llegando a producirse obras reconocidas a nivel global, como fue el caso de los cortometrajes Érase una vez y Viva la Libertad. Especulando, si el fatídico apagón cultural de 17 años no hubiese ocurrido, probablemente el cine y la animación chilena estarían totalmente consolidadas. Sin embargo, a 47 años del golpe de Estado, pareciese que el cine y la animación vuelven a tomar su cauce y a desarrollarse, así también a masificarse como lo fuera en antaño.
Lo único que nos queda es volver a traer a la luz estos periodos y proyectos que quedaron en el olvido, como también estudiarlos hasta hacerlos propios, hasta hacerlos presentes una vez más. De lo contrario, al igual que como dice el replicante Roy Batty antes de morir, en el film Blade Runner: “todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”.
Bibliografía
Páginas web:
Cinechile.cl
Lafuga.cl
Cinetecavirtual.uchile.cl
Ccplm.cl/sitio/archivo-digital
Memoriachilena.gob.cl
Bibliotecanacionaldigital.gob.cl
Lajugueramagazine.cl
Revistas:
Revista Ecran, Nº562, Santiago, 29 de diciembre, 1942.
Libros:
Barry, V. (2012). Animación. La magia en movimiento. Santiago, Chile: Pehuén Editores.
Svankmajer, J. (2014). Para ver, cierra los ojos. Barcelona, España: Pepitas de Calabaza.
Salinas, C y Stange, H (2008). Historia del Cine Experimental en la U. de Chile 1957-1973. Santiago, Chile: Uqbar Editores.
Vega, A (1979). Re-visión del cine chileno. Santiago, Chile: Editorial Aconcagua
Artículos:
Soto, Á. (2003). Caricatura y agitación política en Chile durante la Unidad Popular, 1970-1973. Bicentenario. Revista de Historia de Chile, Vol. 2. Recuperado de http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl
El Siglo, 20 de octubre de 1972.
Perfil del autor/a:
Notas:
- Revista Ecran, Nº562, Santiago, 29 de diciembre, 1942. Si bien realmente es la tercera obra íntegramente animada que se estrenó en chile, ha quedado para la posteridad como la primera animación, por el alcance y relevancia histórica que tuvo con el correr del tiempo: http://cinechile.cl/criticas-y-estudios/algunas-actualizaciones-sobre-15-mil-dibujos/
- Basta con buscar un poco para encontrar extractos de dicha animación en internet, rotulando el proyecto como una realización del año 1975 o 1973. Para la investigadora e historiadora del cine chileno, Alicia Vega, lo catastra en el año 1971 y 1972. Vega, A (1979). Re-visión del cine chileno. Santiago, Chile: Editorial Aconcagua.
- Para seguir indagando sobre el tema se puede consultar al libro de Ariel Dorfman y Armand Mattelart: “Para leer el Pato Donald”, editado por Quimantú en el año 1971. También por dicho cruce entre elementos de la cultura de masas, cultura latinoamericana, cultura popular que realiza la película de Ojeda, podemos nombrar la novela Batman en Chile de Enrique Lihn.