En el siguiente video Rodrigo Curipán, vocero de los comuneros mapuche en huelga de hambre, da cuenta de la histórica estrategia del despojo que ha realizado el Estado chileno contra el pueblo Mapuche: el robo, la usurpación, el genocidio y la guerra como herramientas ilegales de necropolítica para apropiarse de millones de hectáreas desde el río Bío Bío hacia el sur.
A la memoria reciente del asesinato del peñi Camilo Catrillanca y el escandaloso montaje conocido como operación Huracán, ya van 80 días desde que el machi Celestino Córdova y ocho presos políticos mapuche de la cárcel Angol comenzaron la huelga de hambre y que hoy los tienen en riesgo vital. Además desde hace 17 días otros once presos políticos Mapuche se vieron obligados a comenzar la huelga de hambre en la cárcel de Lebu.
El gobierno ha generado todas las condiciones para que suframos las peores consecuencias con la pandemia, y de esta forma desactivar la fuerza del movimiento popular que tomó contundencia desde el 18 de octubre del 2019.
Al contrario de cuidar a la población, dar condiciones de vida digna y priorizar la vida humana por sobre el lucro, el Estado chileno ha implementado una política de militarización y confinamiento como estrategia de poder y control territorial, lo que ha traído como consecuencia el homicidio del Werken Alejandro Treuquil, vocero de la comunidad We Newen, asesinado el 4 junio de este año, por sicarios, que según la propia comunidad son protegidos por la policía y la justicia chilena.
Es urgente que el Estado chileno atienda las demandas de los huelguistas y detenga su política de trato discriminatorio. Es exigible que el Estado se adecue a los estándares internacionales en materia de derechos humanos y pueblos indígenas, partiendo por respetar el convenio 169 de la OIT que, entre otras cosas, promueve el derecho a la autodeterminación y el respeto por las prácticas culturales de los pueblos indígenas.
Es necesario que exista reciprocidad y solidaridad entre las luchas del pueblo chileno y el pueblo mapuche, para poder enfrentar la voracidad del actual modelo empresarial, extractivista y latifundista que acaba con el itrofil mongen, la vida en todas sus formas, la biodiversidad, generando sequías, hambrunas, enfermedades que en consecuencia precarizan la vida humana en todas sus dimensiones. Es prioritario resistir para defender la vida, eso ha permitido que el pueblo mapuche siga existiendo luego de 500 años de colonización y barbarie.
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