En un mundo que históricamente ha sido estructurado y manejado por hombres heterosexuales, es complicado habitar desde otra identidad. Lo diferente a “lo masculino” se ridiculiza y se violenta, porque no se ajusta a los cánones construidos y establecidos en esta sociedad. Pero hay quienes buscan romper estos moldes. Anastasia Benavente se define como trans travesti y es activista, performista, profesora universitaria y escritora santiaguina. Actualmente se encuentra cursando un doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos. Además, trabaja como asesora técnica de la RedLacTrans, una organización que lucha por los derechos humanos de las personas trans en Latinoamérica y el Caribe, participa en el sindicato y corporación de personas trans Amanda Jofré. También participa en proyectos artísticos, destacándose el documental Travesía Travesti, dirigido por Nicolás Videla que acaba de ganar un premio especial del jurado en el Festival de Cine de Valdivia 2021. El cabaret que da origen a este film se presentará presencialmente los días 27 y 28 de Octubre en el Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM.
Tras años de lucha, el día 10 de diciembre 2018 fue publicada en el Diario Oficial en Chile la Ley de identidad de género. Esta permite el cambio de nombre y sexo registral de una persona. A pesar del avance, esta ley no asegura que exista un cambio estructural, ni resuelve todos los problemas de la comunidad trans travesti. Para Anastasia, su identidad choca no solo en lugares como la academia, sino también en un hecho tan cotidiano como ir a comprar un café. “Es una lucha constante, en todos los ámbitos. En la academia, en la calle y hasta en la misma casa. Seguimos siendo existencias complejas. Y seguimos poniendo en tensión las estructuras creadas para los heterosexuales. Ponemos en jaque al mundo solamente con el hecho de existir”, explicó.
Has sido profesora de distintas universidades, y ahora estás realizando un doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos. ¿A qué prejuicios te has enfrentado en estos espacios?
He tenido que explicar que las mujeres trans y travestis no somos hombres vestidos de mujer, sino que es una identidad que vive en lo cotidiano. No solamente existimos en un espectáculo, ni en los lugares que el mundo heterosexual quiere que nosotras vivamos, porque en esta sociedad nuestra existencia tiene que estar en lo oscuro. En el parque, en la noche, en el departamento privado, en el trabajo sexual, en el cabaret y en la peluquería. No están acostumbrados a vernos en otros espacios.
¿Cómo ha sido el proceso de incorporar lo trans en la academia?
Ha sido complejo porque también nosotras tenemos un conocimiento nuevo, en el sentido de que no hay muchos libros de literatura travesti. No hay muchas investigaciones por personas de nuestra comunidad. Entonces, cuando nos enfrentamos a la academia con cánones tan rígidos, entramos a chocar también. Finalmente, si yo llego a la academia es porque tengo los méritos suficientemente potentes para estar. Quizás una esperaría más apoyo de parte de la gente que está del otro lado, pero hay que estar convenciéndoles de que tenemos voz y queremos hablar. No necesitamos más crítica porque esa ya la tenemos todos los días en la calle.
Quise llenar el formulario del registro social de hogares, y en ninguna parte sale un espacio para que yo pueda decir que soy travesti. Y que no tengo trabajo no porque yo no quiera, sino porque no hay trabajo para mí.
¿Cómo crees que pueda suceder un cambio en este sentido?
Pienso que es un cambio que se tiene que hacer en red. La iniciativa de empatizar la deberían tener todas las personas. Porque aquí no se trata de con quien tú te vayas a la cama. A mí me da exactamente lo mismo si tú seas lesbiana, poliamorosa o monógama. Pero lo que sí me importa es que tú, como humana, tengas las posibilidades de desarrollarte como cualquier persona, sin que se estén riendo en tu cara al momento de irte a comprar un café. Yo creo que el cambio va a suceder cuando existan los marcos legales, evidentemente. Pero las leyes no cambian a las personas, las sociedades hacen cambiar las leyes.
También un tema que se toca poco es la infancia trans. ¿Cómo afectaría la educación a los temas trans en general?
Dentro de nuestras demandas también está la educación sexual integral, y no solo para nosotras, sino que para todas las personas. Porque si hubiese una real educación sexual nosotras no tendríamos todos los problemas que tenemos. Lxs niñxs desde pequeños sabrían que hay existencias más allá que hombre y mujeres. Podrían fluir en su género y en su sexualidad sin que eso le importe a nadie. Sabrían principios básicos de convivencia y de no discriminación. Lo pasarían mejor, inclusive los heterosexuales. Porque la sexualidad es una parte fundamental de los seres humanos. No es pecado, no es una culpa. El sexo para los seres humanos es un lugar de goce, de placer, de juego. Tendría que ser un lugar de diversión, de distenderse, de satisfacción. Esa demanda también es parte de nuestro colectivo, en conjunto a otros colectivos de disidencia sexual.
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MARCOS LEGALES
Desde tu experiencia y la de tus compañerxs, ¿crees que la Ley de Identidad de Género ha funcionado de buena manera?
Primero que nada, la ley de identidad es género es una ley binaria. En este país, el Estado te obliga a ser hombre o mujer. Entonces en nuestro carnet dice que nosotras somos mujeres, pero no dice que somos trans o travestis y eso genera mucha disputa. Porque efectivamente no somos mujeres cis-género, no estamos basándonos en la biología, estamos hablando de una construcción femenina de la existencia. Yo vivo los mismos problemas que una mujer como el acoso, la violencia, etc. Entonces partiendo por eso, la ley es muy imperfecta. También deja a los y las menores de edad, resultando como un beneficio solo siendo adulta.
Pero me imagino que igual les ha ayudado la implementación de esta ley…
Sí, igual la ley funciona, en el sentido que puedes ir al registro civil y hacer el cambio. Funciona el procedimiento, pero eso no te asegura nada. Porque seguimos teniendo voces roncas, nos sigue creciendo barba, aún tenemos la espalda ancha, no nos dan trabajo ni nos atienden como corresponde en los centros de salud. Nos discriminan en todos los lados que tú te imagines. Por lo tanto, la ley funciona en ciertos aspectos, pero si no hay un cambio de mentalidad de la gente y garantías desde el Estado que aseguren una no discriminación, no va a pasar mucho. Por eso las esperanzas están puestas en una nueva constitución que cambie el concepto de familia, y que la heterosexualidad no sea el pilar fundamental con el que se organice la sociedad entera.
Y entonces, ¿cuáles serían las principales demandas de la población trans?
Nuestra principal demanda es la Ley Integral Trans/ Travesti. Esta propuesta está compuesta por varios aspectos, como la salud, la educación, con la justicia, con la vivienda, con la reparación a las adultas mayores supervivientes del genocidio trans y el cupo laboral trans, que en el fondo es trabajo. Todos estos elementos conforman lo que se sería la ley integral trans, y que en estos momentos no existe ni en formato borrador en Chile.
¿Cómo pretenden alcanzar a esta ley?
Hay dos formas de llegar a ese objetivo. Una de esas es pensar en algo global y lo otro es tirar leyes específicas por cada una de las áreas. Actualmente se está trabajando la ley de cupo laboral trans en algunas comisiones con diputadas. Así que el camino a seguir es justamente empezar por el tema del trabajo, porque es como entrar de una manera simple, o sea estamos pidiendo lo mínimo. Necesitamos trabajar como cualquier persona que tiene ese derecho.
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