I
Nervioso y negro como la luz
Bajé sin darme cuenta
Los peldaños del avión
Algo en el aire me acarició violentamente
Alguien miró hacia el oeste
Y pronunció hábilmente la palabra frío
Algunos me miraban detenidamente
No estaba acostumbrado con el peso de tantas miradas
Me dirigí hacia la zona de control migratorio
Dentro de la maleta pequeña
Había unos pantalones nuevos
Y unas cartas de despedida que hasta ahora no he leído
Yo sabía que las cartas de despedida son el camino del retorno precoz
Delante de mis piernas inquietas
Entre el próximo amanecer y mis fragmentos más íntimos
Descansaban dos grandes maletas llenas de libros
y sueños desnudos que nunca han sido aplaudidos
He entendido que los libros y los sueños
Son indispensables para un viaje seguro
Una danza de pensamientos desempolvados
Me alteró la capacidad de concentrar
No pude parar de pensar
En los que en algún momento
Han caminado en mis sueños
Los que de una manera u otra
Han vivido en mi soledad
El agente de control migratorio
Me preguntó luego de examinar mi pasaporte:
– ¿Cuál es el motivo de su viaje?
Había que contestar sin vacilar:
-Busco un país con muchas dimensiones poéticas
– ¿Para qué busca un país así? Insistió
-Para desplazar los límites de la sed. Agregué.
–Bienvenido, agrega súbitamente el funcionario
Mostrando dos pliegues menos en su frente
-No sé si lo que tenemos puede llamarse libertad
O una simple necesidad de asombros
Pero estamos cada día mejor
Se lo puedo asegurar
Todos nuestros caminos llevan al mall
Bailamos una vez al mes
Hay una biblioteca pública en cada población
Y tenemos tres grandes tumbas de poeta para visitar
Para muchos la libertad consiste a escribir
largas metáforas indecentes sobre los muros
Por lo menos todos tenemos
La libertad de elegir
Entre la izquierda y la derecha
Entre el dolor del olvido y la memoria del olvido
Tampoco sé cuánto tiempo hace falta
Para amar a la gente como usted.
No se preocupe lo intentaremos
Tradicionalmente tratamos bien a los extranjeros
mientras no alteran la patria y el orden de las cosas
Nos asustan los inmigrantes y sus maletas vacías
Por favor considera todo lo que he dicho
Como una humilde opinión
concluyó el oficial de investigación internacional
¿A qué se dedica usted?
– A vivir
-Acá vivir no es suficiente. Tiene que hacerse cargo de algo.
– Sí, entiendo.
-¿Pero dígame de qué manera se ganará la vida?
– Soy poeta y cazador de dictadores, hay suficientes maneras de vivir.
-Hablo de la vida real. ¿Qué hace con su vida cotidiana?
-En la vida real y en la imaginaria hago lo mismo para existir, señor.
– Con tanta filosofía será difícil encontrar un buen trabajo, lamentó el PDI.
-Lo intentaré señor.
-¿Tiene algún contacto o conocido en el país?
-Si, por supuesto.
¿Quién es? Dígame al menos un nombre.
-Don Pablo Neruda
¿Se burla de mí?, preguntó el oficial después de reírse un poco.
-No señor, hablo en serio.
Junto mi mente y mis manos en una misma fuerza
Arrastré lentamente las maletas
Subí al primer taxi que apareció
Sin preguntar ni decir nada al conductor
Me abandoné a mi propio silencio
Intentando desaparecer un poco
Dejar que nazca el infinito
En cada célula del cuerpo cansado
En cada cosa que le da sentido a la existencia
El taxista intentó en vano
Sacarme de tantos afanes
Me mostró un parque para masturbadores
Otro donde desenterraron a cinco poetas vivos
Había un monumento en memoria de los políticos
Que no amaban a sus pueblos
Cada vez que algo altera la vieja realidad
Debemos sentirnos afortunados
Sentí que algo en mi cambiaría para siempre
Me acordaba de todas las veces
Que hacía el amor con la misma isla
Ahora lo que todos llaman sangre
es el mar que circula en mis sueños
y me acompaña hasta acá
Siento aun el furor de sus olas contra mis sienes
Sus bofetadas y cariños se extienden como una ciudad nueva
Donde se puede amar toda la dimensión poética de la vida
Mi abuelo decía que cuando un isleño se iba
El mar lloraba durante una eternidad
Éramos guardianes de sus encantos
Entré a un hotel sin estrellas
La triste luz de la urbe me asustó un poco
Mi sombra y mi soledad se escondieron detrás de mí
He escuchado decir que era placentero amar
Una ciudad antes de conocerla
Yo tenía que intentarlo
Para mí era una cuestión de supervivencia
Me senté tranquilamente en la orilla del destino
Con los ojos empapados de primaveras infinitas
Decían que yo era el comienzo de un país imaginario
O la geometría dudosa de todas las caídas
Me acusaron de cobarde traidor o invasor
Pero nunca fui un abusador
De la función dramática de esta vida
Me acusaron de amar un río que no es mío
Dijeron que los indeseables
Se refugiaban en su propia vanidad
A partir de ahora no puedo venerar todo lo que fui
Porque patria es una palabra vacía que tratamos de llenar con todo
Un himno vacío que no se puede escuchar solo
Porque el tiempo y la vida cantan un mismo refrán
Mi única vocación es no traicionar la belleza
No quedarme nunca sin primavera, sin ganas de caminar
Lo primero que aprendí en el país del otro
Es que la nostalgia es un bosque salvaje
Donde todos aprendemos a besar la ausencia
Tanto tiempo caminando
Tantos caminos recorridos
Para ser una simple piedra
En los zapatos del destino
Una simple piedra
En los zapatos del tiempo
Todo lo que necesitaba era dislocar mi viejo abismo
Aprender el arte de ser errante sin ser sospechoso
Si yo pudiera volver atrás
Haría de este viaje o de mi vida entera
Un simple ensayo sobre las cosas
Que a nadie le impartan
un simple ensayo sobre las piedras dudosas
Como los viajes son irreversibles
Mis ficciones repetidas
Y el mito que siempre fui
Reemplazan las realidades
Que se esconden en el viento
II
Caminar por estas calles desconocidas ha despertado en mí un extraño deseo de existir. Mis sentidos agudizados al máximo me acompañaron. Mis pies pisaron su propio dolor. Escondí una historia debajo de cada parpado.
Una voz exquisita me habló despacito: ¡Váyase maldito errante! ¡Tome sus heridas y lárguese de mi ciudad!
Apreté mi cuerpo contra mi vida
Y me dejé flotar en el aire
La cicatriz del tiempo se vuelve irreconocible
Ensayé mi vida en los bordes del aire
Frente al Palacio de La Moneda otra voz me susurró al oído izquierdo:
La patria que buscas está debajo de mi lengua.
¡Ven y bésame si quieres probar algo real!
¡Bésame maldito cobarde ¡
III
La vida es algo que también sirve para medir la velocidad de las cosas
Yo, sin la isla que me hace caminar no soy nada.
IV
Una isla nunca camina sola.
Mi infancia es un extraño río solitario
Rodeado de desiertos hablantes
Y aves que iluminan
V
Caminar es el único destino
VI
Un viaje es algo que genera más dudas que respuestas.
VII
¿Si toda patria es una cicatriz
¿Dónde está mi lugar?