La Frontera y otros poemas

marzo 01, 2022
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La Frontera 

 

“El sur ha muerto. 

Hay que encender las linternas”

Jorge Teiller

las manos ya no sabían 

el olor robusto de la tierra

dormía en el silencio de ramal olvidado

la certeza de niño de lo permanente 

 

y los durmientes escondían el secreto

el pasado de la sombra del ulmo

el murmullo de río que no vuelve 

los ojos tristes de almacenero de pueblo

 

y en todas las esquinas de esos pueblos sin pueblo

una niña quiere ser moderna 

y maldice su olor a cocina grande 

sus pómulos de antepasado de bosque

 

niega la casa su color deshojado

llora rocío el tablón que fue bosque 

y el olor a madera no se quita

y en la tarde de domingo hay alabanza

 

las manos ya no sabían 

el olor robusto de la tierra

sueña la niña con ser moderna

una estación antigua en su sueño

ahí, adentro, la frontera 

 

***

 

Ritos funerarios 

 

subir los restos a una barca de luna

construir una pira de murmullos

incinerar la pólvora de cerillos sin uso 

partir desde la soledad dorada de esa arena

 

acumular vasijas con lápices sin punta 

acompañar de ofrendas brillantes de calcetines huachos

rodear de mascotas efímeras 

cubrir con tierra seca de macetero

 

conservar el cuerpo temeroso 

sacar los órganos tristes de niñez

rellenar con canicas de colores de soles escolares

dejar en la aridez antigua del tiempo, a la intemperie.

 
***

 

Porno de pandas 

                                                           

                               “I want to see you have panda sex 

 I want to watch you pull down your panda pants

                                             So come on now and do that thing

Get a piece of that sweet Ling Ling!”

Josh Groban Sings «Panda Love, 2007

 

y las asambleas son siempre aburridas, y durante las tardes anaranjadas el gris adorna el cielo de esta ciudad tan igual a otras, y aquí y también allá, gentes ven la edición nocturna de noticias con pandemia, de noticias con cambio climático, de noticias con reportajes de aperturas de locales nocturnos,

 y la tristeza nos hace iguales, y tenemos miedo, y comemos pan y comemos arepas y comemos arroz y nos sentamos en sillones, y nos sentamos en camas, y nos sentamos en montones de ropa, y contamos las miserias en silencio, y luchamos con enemigos gigantes, y recuperamos amores perdidos, y nos aman,  y no necesitamos trabajar, y somos bellos y modernos, y todo sobre el sillón, la cama, el montón de ropa, y el que rompe el bullicio rompe el sueño, y la crónica roja ocupa los noticieros, y luego los osos panda, y sus cumpleaños,

 y el murmullo de esta ciudad que es cualquiera reverbera en ambulancias lejanas, y en perros solitarios, y en putas de esquina, y en vagabundos nocturnos, y todos sabemos que ellos son tristes, y que acá igual es triste pero se tiene techo, y se masturba bajo techo, y se disfruta la crónica roja lejana, y el cambio climático lejano,y la guerra lejana , y el hambre lejana y los pandas lejanos,

 por que todos sabemos que es una farsa y que los pandas también saben que es una farsa, que ellos  no celebran sus cumpleños, y menos en un zoológico tropical de Florida, y que no conocen a sus primos newyorkinos y que como todos no tienen nada que celebrar, salvo que los vagabundos están afuera y que crónica roja no aparece en la familia, y que las ambulancias están lejanas y llevan otros moribundos que nos somos nosotros, y que ni muertos nos acordamos de las asambleas, y que tampoco en las asambleas la gente se acuerda de las asambleas, y de la crónica roja, y del cambio climático, y de los sillones roídos, y que las tardes son tristes sin asambleas, pero también son tristes con asambleas, y que quizás la asistencia de pandas cambiaría nuestra apreciación, como en las noticias. 

 

***

 

Canción de cuna para el cuarto mundo

 

no cuentes a otros niños de la vergüenza serrana 

no reflejes al espejo la luz parda de tus brazos 

no hurgues en los pasados sin padre

no escuches el aullido de la hierba arrasada 

 

no veas la tierra en los talones del pasado

no murmures en lenguas muertas el nombre de los pájaros

no grites el silencio de los que no tienen nombre 

no desprecies la voz pedestre de los barrios medios

 

no rechaces las faldas húmedas de jesuitas buenos

no busques en los despojos de cantos perdidos

no amanezcas con rabia mestiza 

duerme querido, duerme 

 

***

 

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