Ya está disponible la web-archivo del proyecto que, mediante las derivas creativas como metodologías, convoca a aproximarse de manera crítica, personal e histórica a ciertos lugares clave para las culturas originarias, cuyo significado sigue resonando de manera más subterránea en la vorágine de la ciudad.
Memorias como ríos, Derivas creativas en el Valle Sagrado del Mapocho es un proyecto de investigación y creación en torno a las memorias del Valle, la actual ciudad de Santiago. Desarrollado por un equipo transdisciplinar, confluyendo lenguajes de las artes, la historia, el diseño, el cine y la arqueología, el proyecto busca explorar las diversas capas de memorias, en permanente movimiento y transformación, proponiendo experiencias y acciones a través de recorridos colectivos sensoriales, llamados “derivas”, referenciando las caminatas psicogeográficas realizadas por los Situacionistas a finales de los años 50’, como también revitalizando la acción de caminar y ritualizar de los antiguxs habitantes del Valle.
Entre noviembre del 2022 y mayo del 2023 se llevaron a cabo cinco derivas abiertas con gran convocatoria, en los Cerros Chena, Wechuraba (Blanco) y Huelén, junto al origen del Río Mapocho en La Ermita, y un tramo urbano del Río entre La Concepción y Plaza Baquedano – Dignidad. Asimismo, se desarrollaron dos encuentros para los amaneceres de los solsticios de verano e invierno en los Cerros Huelén y Renca.
Mediante metodologías sensoriales, activaciones corporales y prácticas artísticas se desarrollaron las derivas y encuentros, contando con la participación de más de 100 personas interesadas en salir a buscar las huellas e indicios de las múltiples capas de memorias que atraviesan el territorio, expresadas en la naturaleza de los sitios, junto a ocupaciones humanas, ritualidades y movimientos sociales.
Los procesos y resultados del proyecto, con formatos audiovisuales, fotográficos, sonoros y escriturales, desarrollados a partir de investigaciones y experiencias se encuentran disponibles en la web vallesagradomapocho.cl, proyecto financiado por Fondart Región Metropolitana, convocatoria 2022 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
“La plataforma web alberga procesos y resultados de las experiencias y creaciones desarrolladas en seis sitios del valle, junto a un repositorio de investigación. En ella encuentras videos, fotografías, relatos, textos y otros materiales que guían un viaje virtual por las historias del Valle”, explica Amaranta Espinoza sobre este proyecto del cual es parte.
La web, además, “contiene insumos que pueden nutrir y ampliar procesos investigativos, pedagógicos y artísticos en torno a las memorias del río Mapocho y los Cerros-Wakas, como también se encuentran audioguías, textos y propuestas para realizar derivas y caminatas en los sitios”. El equipo, detalla, “pensó estos materiales como herramientas didácticas para recorrer de manera sensorial estos lugares, conformando una especie de exposición virtual colaborativa e interactiva”.
Los lugares
La web propone una bitácora de cada una de estas salidas especulativas, también denominadas derivas. En ella se recogen fotos, testimonios y también videos, además de un podcast. Distintas formas de aproximarse y revivir ese hito, ese momento único del recorrido.
Al sur de la región se encuentra el primer punto, el waka de Chena. Ubicado en la actual San Bernardo, el lugar es un “sitio sagrado, lugar de ofrendas, refugio y vientre protector”, según describe la web, sobre el cual también destacan su carácter de sitio de memoria. “En esta Waka recordamos a nuestrxs muertxs, torturadxs y brutalmente asesinados en sus faldas, desaparecidos hace 50 años. Este sitio nos señala también la resistencia, la persistencia de la memoria”, se lee en la web.
Volviendo al centro, o lo que conocemos como tal, el equipo de Valle Sagrado Mapocho nos trae a la Plaza de Armas, experiencia de la cual relevan la presencia previa a la colonización. “El Valle del Mapocho ha constituido un sitio de paso desde tiempos ancestrales, donde además cohabitaron distintos pueblos en un constante intercambio cultural en un período previo a la invasión y colonización española. Entre estos pueblos encontramos a la Cultura Aconcagua, Diaguita, Mapuche y Quechuas, entre otros”, se lee en la web, en la que también describen que a “530 años de caminar portando la herida colonial, seguimos habitando estos territorios sagrados con la esperanza arraigada en sus cerros, valles y cauces, que escondidos bajo el cemento nos siguen convocando”.
Siguiendo la ruta hacia el oriente, el tercer punto es el Cerro Huelen, actualmente conocido como Santa Lucía. Sobre este punto, describen “la elevación de este cerro corresponde a una época previa a la formación de la Cordillera de los Andes, como parte de un antiguo complejo volcánico. La presencia del magma persiste en su condición de roca”.
En la actualidad, como parte de una de las derivas, una de las participantes se pregunta: “¿Dónde estás Welén?” porque “me costaba ver los orígenes, también por mi ignorancia respecto a la tierra, a las rocas, pero también porque hay tantos monumentos, justo miro para allá y lo primero que veo es Javiera Carrera, Vicuña Mackenna, Larraín”. Ante esta aproximación, el proyecto ofrece algunos caminos para derivar: recopilar texturas y formas, construir apachetas, y Escribir en flujo libre.
El cuarto punto es el Mapocho mismo. “Un cuerpo en forma de río, un cuerpo con lenguas que lo escriben no está solo. Esa geografía se ancla a todos los muertos que se arrastran con la fuerza de las aguas y te acompañan en cada paisaje”, rescatan del poemario “Río Herido” de Daniela Catrileo, sobre esta ruta abordada desde el desencuentro del río Mapocho y La Cañada.
“Este antiguo desencuentro de aguas, ha sido testigo de más de un siglo de disputas, que se actualizan cotidianamente. Sitio liminal, de energías disponibles, catalizadoras de conflictos. En nuestros cuerpos corren como ríos memorias colectivas de violencias y resistencias desatadas en torno a este Tinku”, plantean.
El Mapocho está presente otra vez como punto en el encuentro de ríos Molina y San Francisco, como el origen del afluente que atraviesa la actual capital. “El estero El Cepo, se une en su camino con diversas vertientes, transformándose en el Río Molina. Las aguas turbias de este río anuncian el llanto del Cerro El Plomo, del cual se dice que añora al niño que dormía en su lecho, sin embargo, su llanto, compuesto de relave minero (entre otras cosas), revela otras razones. El Plomo pide para calmar su pena, el cese de la explotación de los corazones de las montañas, así como llama al niño a volver a su cima”, detallan. Tantos pasajes corriendo, sin nosotros saber.
El último punto nos lleva al Cerro Blanco, sobre el cual ofrecen un audio guía y una descripción: “las comunidades mapuche del Valle lo reconocen como Pillán, entidad espiritual que representa los antepasados, que residen en volcanes y montañas. Este ancestro se reveló a la comunidad en Pewmas, sueños donde apareció como sitio de Nguillatún – rogativa – para los antiguos, antes de ser cantera. Ahora, a pesar de su herida, mantiene su fuerza espiritual, Newen que debemos revitalizar”. Espacio de sueños próximos a la zona de los cementerios, y de alguna forma, quizás distante a la de los antepasados, a la espiritualidad.
“Tenemos muchos deseos de repetir las derivas abiertas y dar uso a los materiales y metodologías desarrolladas en esta primera etapa del proyecto. Asimismo, proyectamos a futuro, desarrollar nuevas investigaciones y derivas que sumarían otros sitios del Valle a la plataforma”, concluye Amaranta.
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