Los archivos pueden determinar la forma en que comprendemos el mundo y su historia, o –mejor en plural– sus historias. Por eso es tan importante entender las lógicas archivísticas y problematizar lo que comprendemos por archivo.
Tradicionalmente, los archivos son espacios o lugares asociados al orden o a algún tipo de sistematización de archivos que estos espacios CUSTODIAN, con el fin de luchar contra su desaparición. Un archivo sería el lugar destinado a resguardar al pasado del olvido. Y entiéndase que ese lugar puede ser físico (un edificio o el espacio de una institución), digital (como google) y simbólico (en este último sentido el archivo se convierte en la base de la verdad o el a priori de los enunciados, como dijo Foucault en su libro “Arqueología del saber” el año 1969). El archivo visto como lugar, nos conecta con la etimología de la palabra archivo, proveniente del griego arké, cuyo significado es el arca o cofre donde se guardan los tesoros del imperio.
El antropólogo indio Arjun Appadurai, en su texto “Archivo como aspiración” afirma que esta forma de comprender los archivos es la visión humanista o la perspectiva custodial clásica. Efectivamente, en el imaginario humanista el archivo sería un lugar o una institución, y los archiveros serían vigilantes pasivos y neutrales de documentos.
El enfoque humanista se ha extendido enormemente en la cultura y predomina en el imaginario social. Pero al poner en práctica el oficio archivero aparecen preguntas cuyas respuestas nos llevan a cuestionar la visión monumentalizadora de los archivos: ¿qué se archiva y qué no? ¿Quién decide qué queda adentro y afuera? ¿Quiénes acceden y cómo a aquello que se resguarda? ¿Qué se considera un documento? ¿Cómo se ordenan y se describen esos documentos? ¿Con qué categorías? ¿Quiénes producen documentos para ser archivados? ¿Cómo se regula el uso de los documentos?
Desde estos cuestionamientos emerge la visión postcustodial. Esta desafía la mirada tradicional o humanista del archivo y propone que el archivo no es un simple sitio de almacenamiento o resguardo, sino que es un espacio discursivo, con dimensiones políticas, estéticas y afectivas.
Entonces, ¿qué es lo postcustodial? ¿En qué se diferencia un archivo custodial de uno postcustodial?
En primer lugar, hay un cambio en las prioridades, destacando el “uso” de los documentos, por sobre la centralidad de su “conservación”. Esto hace que toda la técnica archivística tenga que ser repensada.
La visión postcustodial cuestiona la supuesta neutralidad y bondad de los archivos y afirma que archivar puede ser, por ejemplo, entre otras cosas, un acto de violencia y de olvido.
No existen los archivos completos o universales, tal como no existe la historia única y lineal. Los archivos son siempre la selección de un material que lucha contra lo inevitable que es la desaparición.
Tal como el mapa no es el territorio, es solo una representación, el archivo no es LA historia, y siempre tiene vacíos o silencios. En este sentido, en la teoría se plantea que archivar es un acto de violencia porque siempre tiene un punto ciego y excluye un documento, una narrativa o una memoria. Al distribuir el poder del archivo y no centralizarlo solo en un sujeto o institución hegemónica podemos, quizás, encontrar estrategias para contrarrestar la violencia del archivo.
Es importante decir que la perspectiva postcustodial no busca anular la representación tradicional de los archivos y todo el conocimiento técnico que ha emergido de ahí, sino que pone en crisis la perspectiva custodial como la forma hegemónica de definir los archivos y busca valorizar otros aspectos de la práctica archivera. Sin embargo, no se plantea como una nueva verdad, sino que entiende que la representación de los archivos es transitoria, dinámica, localizada y disponible de ser revisada y cuestionada constantemente desde las necesidades del presente y de las diversas comunidades que usan los archivos como herramientas colectivas.
Trabajar desde una perspectiva postcustodial implica nuevas preguntas para afrontar el trabajo archivístico, que se traducen en asuntos técnicos: ¿cómo podemos diversificar la descripción de documentos? ¿De qué manera la organización misma del archivo expone las rutas que recorrieron los documentos para entrar al archivo? ¿Cómo exponer los silencios del archivo, nuestros puntos ciegos? ¿Qué consideramos un documento archivable? ¿Cómo queremos que se use este archivo? ¿Estamos dando espacio para que otras y otros desacaten nuestro mandato de archivo?
Hasta ahora algunas técnicas que nos han resultado para trabajar desde la perspectiva postcustodial:
-Reflexionar cómo podemos archivar más allá de los documentos textuales: esto nos ha llevado a registrar conversaciones, hacer ejercicios relacionales con las y los protagonistas de un archivo, tomar fotografías minuciosas o describir con palabras objetos que no podemos guardar en un archivo, como una escenografía; intentar conservar chats por medio de videos de estos o de listas de música que han sido significativas en un proceso. Como ven aún estamos buscando.
-En el caso de las artes, no solo documentar los resultados sino también los desvíos, aquello que quedó inconcluso, que no se terminó. Documentar el error da lugar a un material que, en otro momento, puede ser importante para que quienes emprenden un proceso creativo aprendan.
-Involucrar diferentes voces de la comunidad en la descripción de los documentos. Como individuos vemos siempre desde una perspectiva, pero entre más perspectivas tengamos, más rica será nuestra descripción. Describir con otres, es un excelente ejercicio contra nuestros puntos ciegos. Les recomendamos las guías de trabajo creadas por Memorias del siglo XX, están en su web para tomar ideas.
-Abrir el uso. En nuestra experiencia entre más abierto es el uso del documento más posibilidades tendrá de ganar vida propia e impactar en el trabajo de otras y otros. Piensa en las formas de reproducción que representan a tu archivo, para esto Creative Commons es una buena herramienta.
¡Los archivos laten! Viven en estado de latencia hasta que alguien los despierta, pues dependen de las personas. ¡Por eso es necesario activar los archivos y hacer latir sus documentos!
Sobre ARDE
Colectivo de mujeres que se dedica a pensar y crear archivos. A través de este video y texto, queremos compartir nuestra posición y visión sobre los archivos, para así inspirar a otros y otras a trabajar sus propios acervos documentales y ampliar la mirada sobre lo que entendemos por archivar. Compartir este conocimiento acumulado es para Arde otra forma de hacer archivo.
Créditos Video
Guión e idea original: Colectivo Arde
Realización: Katherine Luke y Matías Morales
Diseño: Estudio Ruiz y Javiera Calderón
Voces: Constanza Alvarado y Katharina Eitner
Ilustraciones: Constanza Salazar
Perfil del autor/a: