Siete cuentos integran Habitaciones, libro publicado por Trazos de Aves, donde el territorio antofagastino y sus condiciones ambientales se cruzan con vidas precarias, queer y proletarias que comparten sus anhelos y frustraciones en estos relatos.
Se me hace extraño escribir sobre un libro sin tenerlo cerca. Esto pasó con esta entrevista a la escritora y tallerista trans Vera Zepeda (Antofagasta 1998). Es que el tiempo y el calendario han hecho lo suyo y estoy ordenando esta conversación por mail y redes sociales lejos de mi biblioteca, ubicada en mi habitación.
Es justo esta locación la que atraviesa todos los cuentos del libro homónimo publicado por Vera el 2024 bajo la casa editorial Trazos de Aves. Un texto compuesto por siete cuentos que se desarrollan en Antofagasta, en el norte grande de Chile, donde actualmente reside la escritora. La pieza, el cuarto propio es el escenario principal donde acontecen los episodios de estos cuentos que tienen por paragua las condiciones ambientales de ese territorio, su imaginario cargado de explotación, su historia que por más localizada que esté, al implicarse con la habitación, también, pueden acontecer en cualquier otro lugar.
[Revisa la reseña publicada por Antonia Rojas en nuestra revista]
-Toda literatura es una versión. ¿Cuál es la tuya sobre Antofagasta y el norte en general?, ¿cómo la describirías?
Antofagasta es una ciudad de explotación. Aquí se viene a trabajar. Me parece que es un lugar de paso incluso, aunque de repente es inevitable echar raíces. Creo que comenzó así, aunque no sé si lo siga siendo ahora en la actualidad.
Igual siendo honesta la encuentro media tenebrosa. Es una ciudad super contaminada; hasta en el agua de la llave te encuentras de repente con un peligro. Pese a eso, le tengo cariño porque es el lugar donde he conocido a mis amistades y de mis vínculos más importantes. La describiría como una madre, media tierna, media nociva.
-Una serie de opresiones circundan a los personajes de Habitaciones, como la religión, la heteronorma. ¿Tienen alguna particularidad en cómo se despliegan en ese lugar?
Creo que son pocos los personajes de luchan contra la opresión en el libro. O si lo hacen, también lo hacen a su manera. La opresión es un hecho terrible que nos sucede y ya, de forma inevitable. La particularidad yo creo, es que de algún modo estos personajes aceptan esa realidad y la tienen normalizada. Quería dar esa sensación, media de desesperanza. Un amigo que leyó el texto mucho antes de que se publicara me dijo que parecía que todos los personajes tenían ya un luto transitado. Quizás esa es la particularidad.
-Las casas, las habitaciones, son no solo el lugar donde ocurren los hechos narrados en el libro. ¿Funcionan como personajes?, ¿cómo describirías el rol que tienen en los cuentos?
Me aferro mucho a los lugares. Me cuesta desprenderme fácilmente de un sitio en el que he estado por mucho tiempo. Quería que eso se reflejara en el libro: los personajes están obsesionados o desamparados por alguna pertenencia, y por eso terminan «siendo» parte de ese lugar. Hay varios personajes que se identifican con una casa, un departamento, o una iglesia. El rol, creo yo, que tienen, es contener la identidad de los personajes y manifestarla. La iglesia inmensa, llena de hombres; la casa del pololo cuico que tiene todo para las carencias de la protagonista; la casa de los patrones que nunca será mía.
-Uno de los cuentos habla de los turnos de las mineras; otro de corte lleva el título «nada puede ser peor que Antofagasta». ¿Cómo crees que hasta ahora se ha descrito y escrito el norte grande en la literatura que conoces?
Bueno, lo más conocido sin duda es Hernán Rivera Letelier. Creo que diga lo que se diga es icónico ya. Pero pienso que el Norte suele describirse como un lugar heterosexual, también medio enunciado desde el pasado salitrero. Pero actualmente, de pronto, también existe mucha opresión, tapada con las mineras más corporativas. Y bueno, cuál es el pasado que decidimos contar. Hay mucha memoria trabajándose en Antofagasta, en especial con la dictadura y con movimientos marica. Eso le da una profundidad nueva, que me gustaría leerla más.
-Tengo una pregunta que le he estado haciendo a las escritoras con las que converso: ¿cuáles son tus preocupaciones poéticas? ¿qué tópicos te rondan para nuevos libros?
Me llama mucho la «entremezcla». No sé si algún tópico en particular, sino más bien atender a las formas. Lo he dicho otras veces, esto de ser travesti también te cambia la perspectiva, la mente. Me siento familiarizada con todo lo que haga un cruce entre géneros, lo raro, lo que esté fuera de norma. Me siento cómoda, quizás.
En cuanto a tópicos he estado muy metida con la religión y la infancia. Hay una conexión interesante en eso, y bueno, por mi propia historia de vida también. He estado trabajando en poemas que aborden esa fe, contrastándose con una mirada de una niñez que no se entiende a sí misma, que está en un mundo que no le corresponde. O que ella no se corresponde con el mundo.
-¿Cómo nutre tu imaginario literario tu trabajo como tallerista?, ¿cómo describirías tu «enfoque» de tallerista, además?
¡Ufff! me encantan los talleres. Me nutre muchísimo escuchar y leer el trabajo ajeno. Creo que es parte esencial de la creación también. Me inspira mucho.
Mi enfoque, es meterle un poco de pensamiento al texto, creo yo. Usualmente en mis talleres leemos textos que también desafían los géneros y que plantean un trabajo de lectura. Últimamente revisamos de todo: narrativa de diversos lugares del mundo, poesía del lenguaje, ensayos también. No simplemente contar una historia o expresar un sentimiento. Yo creo que en la literatura se exige un poco más, como andar escarbando en el lenguaje hasta que aparezcan sus huesos.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos editoriales? ¿Algo con editoriales de Antofagasta?
Tengo un proyecto de una novela, que está ahí en veremos. Y sí, tengo algo con Pampa Negra ediciones que me emociona harto. Si bien en Santiago puede haber editoriales más grandes, encuentro muy significativo publicar en una editorial antofagastina. ¿Mejor tirar el centro hacia los exteriores o no? Pampa Negra tiene un trabajo muy lindo también, y se mueven bastante. Pero bueno, aun no tenemos fecha clara.
Por otra parte, con Histeria Editorial, vamos a sacamos a fines de febrero en Valpo un librito artesanal, que se llama Todo queda a kilómetros. Son unos cuentos sobre personajes que están demasiado lejos para recibir ayuda. Me tiene muy emocionada porque le tengo mucho afecto al texto, al trabajo de las editoras y también a Valparaíso.
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Sobre Vera Zepeda
Escritora trans y tallerista, vive en Antofagasta. Estudió Derecho en la Universidad Católica del Norte. Fue reconocida con mención honrosa en el Premio Roberto Bolaño (2022, cuento; y 2023, novela), y galardonada en los Juegos Literarios Gabriela Mistral (2023, cuento) y en el Premio Literario Pedro de Oña (2023).
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