[Entrevista] Silvia Rivera Cusicanqui: “ Lo que nos queda es sobrevivir al desastre”

agosto 06, 2025
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Durante la última semana estuve compartiendo junto al colectivo Ch’Ixi, en el tambo que la organización tiene en La Paz, Bolivia. Como se dice en por acá, “hicimos mesitas” a nuestros abuelos y abuelas, a nuestros más antiguxs para pedirles protección, ya que agosto es el tiempo de alimentar a la tierra, para que se inicie un buen ciclo. 

En ese contexto pedimos también por los pueblos sin Estado que resisten al capitalismo voráz, como es el caso del pueblo Kurdo,Palestino y Mapuche. Todos estos pueblos que cotidianamente viven bajo el asedio del terrorismo de Estado y violencia colonial, expresado en el Estado de Israel, el Estado Chileno y en el caso Kurdo de la violencia de 4 Estados: Siria, Turquía, Irán e Irak. 

Cada una de estas “mesitas”–altares– fueron intencionadas desde la solidaridad y resistencias, pensando también en nuestras familias, afectos y deseando también que sea un buen año para el Colectivo Chíxi. Las ofrendas fueron puestas al fuego porque es la forma de alimentar a la tierra y a nuestrxs antiguos. Mientras esto sucedía comenzó a llover, en el mes más seco del año. Como nací en julio me pidieron que soplara para despejar la lluvia, así que soplando y conversando nos fuimos acompañando en torno al fuego.   

Desde hace más de una década existe el colectivo Ch´ixi, espacio que busca llevar las problematizaciones en torno a los racismos hacia prácticas descolonizadoras, desde el arte, la investigación y el trabajo comunitario. Esta propuesta ha ido conformando una colectividad intergeneracional que se reivindica desde lo Ch’ixi, profundizando la mirada en torno a la cuestión racial, abigarrando, entretejiendo el cúmulo de trayectorias e historias de vida que cada unx porta, entre lo cómico y lo cósmico la invitación es a trenzarse y destrenzarse en colectividad, porque lo Ch’ixi busca el reconocimiento de las diferentes hebras que hacen parte de nuestro ser, no se queda en una simple enunciación en torno a mestizo, o lo binario, sino que busca ir hacia esas tramas más complejas que nos van urdiendo.    

Durante ese y otros encuentros fui conversando con Silvia Rivera Cusicanqui, socióloga que tiene una amplia y reconocida trayectoria a partir de sus investigaciones en torno al mundo anarquista, el mundo andino y sus expresiones de resistencias documentados en libros como: “Sociología de la imagen: miradas ch’ixi desde la historia andina”; “Los artesanos libertarios y la ética del trabajo” o “Un mundo ch’ixi es posible”. Al interior del tambo se proyecta la vida, afuera, la situación de crisis política representativa y económica contrasta con las búsquedas que realizan éste y otros colectivos. De esos fragmentos y conversaciones fui armando este con Silvia para entender la situación actual en el marco del Bicentenario de Bolivia este 6 de agosto del 2025  y las elecciones presidenciales que sucederán el 17 de agosto de este año. 

Mesitas/Altares realizados con el Colectivo Ch'ixi
Mesitas/Altares realizados con el Colectivo Ch’ixi

Si bien hay un contexto, bien regresivo en términos de crisis económíca y política representativa, ¿cuál es la particularidad de la crisis boliviana? 

Esta es una ilegalidad que viene del avasallamiento de tierras, la venta de la madera, de los bosques liquidados, en fin, ningún tipo de sostenibilidad. Hoy día, minería del oro. Ahora, una cosa que nadie se molesta en discutir en Bolivia es que las veces que le ha ido mal a Evo Morales han habido rachas de incendios. O sea, cuando ha caído en 2019, todos lo han politizado, ideologizado totalmente el proceso. 

Así como el 2019, la siguiente ola de incendios ha sido el 22 cuando empezó la corruptela de los hijos de Arce – actual presidente–  que han conseguido varios millones de dólares de crédito para destruir un pedazo importante de tierras protegidas y producir disque, arroz y no saben nada de agricultura. O sea, hay como una especie de revanchismo hacia esa zona que está acabando con todo. Y bueno, en esta crisis del 2024 se han quemado ya una suma de millones de hectáreas de tierra insólita y ahorita ya hay una cuestión de círculo vicioso, ¿cierto? O sea, porque el incendio seca enormemente la tierra y lo que ya impide que la nube de la respiración del bosque trepe a la cordillera y venga en forma de lluvia. Las nubes que llegan son nubes de ceniza. Entonces, va a haber sequía en el altiplano y incendios en la Amazonía de una forma recurrente. Para un país como Bolivia, quemar 20 millones de hectáreas es proporcionalmente una cifra muy alta. No es lo mismo con un país como Brasil que están quemando también en grandes cantidades. Pero la proporción todavía es menor y todavía hay Patajos y Tupinambás y diferentes pueblos indígenas en la Amazonía que están bastante conscientes del valor de sus tierras y están peleándolas.

Ahora bien, la historia de Bolivia al igual que la de esta región está marcada por esas relaciones extractitivstas y desiguales …

Mira, es una crisis recurrente que tiene muchos años, o sea, el tema de la destrucción de la Amazonía comenzó con la colonización española, ¿cierto? Pero ha tenido picos muy altos en los últimos 30 años.  En la época del MNR, –Movimiento Nacionalista Revolucionario– que fue del 52 al 64, hubo llamada  “Marcha al oriente”. Y la marcha al oriente, básicamente, era seguir las recomendaciones de una misión, la misión “Bohan”, del Departamento de Estado, que recomendaba la autonomía alimentaria. Autonomía, no soberanía, sino que se trataba  de no importar comida, pero no importar qué: azúcar, arroz y la ganadería, o sea, la carne. Entonces, el MNR, en lugar de hacer que las minas, las pulperías, sean alimentadas por la producción agropecuaria del entorno minero, que es un entorno eminentemente de años y de comunidades indígenas, lo que hizo fue hacer pulperías subvencionadas con harina blanca, arroz blanco, azúcar blanca, producto del desarrollo del oriente. Entonces, ahí empieza toda una conexión, a pesar de que en el oriente tenía graves problemas el Estado boliviano, siempre tuvo problemas con el oriente, con la zona del oriente.

Publicaciones de Silvia Rivera Cusicanqui
Publicaciones de Silvia Rivera Cusicanqui

Desde tu perspectiva, ¿cuál es la responsabilidad del MAS dentro de esta crisis después de 20 años en el gobierno? 

El gobierno del MAS tuvo un giro colonial. En los últimos 20 años se ha agudizado por toda la política de conseguir hegemonía en toda la zona de oposición al mundo indígena. El mundo indígena de las alturas, o sea, Aymaras y Quechuas, se veían siempre cuestionados por esa oligarquía del oriente. Los militares han tenido un papel muy importante en todo este proceso. Se han puesto al servicio de todos los gobiernos, sean liberales, populistas, se ponen cualquier disfraz. No se visten, pero su ideología va cambiando según el gobierno de turno, su discurso va cambiando, y ellos hicieron todo un discurso proindígena, de pronto, extrañamente. ¿Por qué? Porque había todo un nexo con lo que yo considero son economías ilegales. 

El año pasado, bueno, el 22, el 23 ha habido incendios y ha empezado, sobre todo el 22, la corruptela del nuevo gobierno. El nuevo gobierno no es otra cosa que el ministro de Hacienda o de Finanzas del anterior gobierno. El que ha bloqueado toda inversión en la pequeña producción agropecuaria donde había posibilidades y potencialidades enormes de productos como la quinoa. Ha preferido fomentar el mercado de carne de China.

 Y tú sabes que un caso muy emblemático fue Laguna Corazón. Es un predio que fue usurpado – 33mil hectáreas– al pueblo indígena Guarayo por un personaje nefasto, Branko Marinkovic, que es de la ultraderecha. Y la ministra de Desarrollo Rural y Tierras de Evo Morales, Nemesia Achacollo, le ha consolidado el predio al ganadero más depredador que hoy día está en la ultraderecha. Entonces es como haber criado a su propio enemigo por intereses de tener hegemonía en el oriente, porque en el oriente es donde se hacen negocios muy rentables con la hoja de coca, ¿no es cierto? 

La hoja de coca nosotros hemos luchado porque se la consuma como alimento y nunca nos han tirado pelota. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Los incendios, la depredación de las tierras ha tenido un punto de quiebre muy importante en la marcha del TIPNIS de 2011. Y la marcha del TIPNIS que para mí ha sido después de años de haber defendido a los cocaleros, de haber marchado con ellos, porque mi bisabuelo era pequeño comerciante de coca. Que en La Bandiola, que era una zona que le ha costado los primeros muertos a Evo, porque esa zona de Cochabamba no la querían, querían arrasar con todo. Han habido dos muertos los primeros meses del primer gobierno de Evo. En esa zona mi abuelo tenía comercio, traía coca a Totora, donde es el pueblo de mi papá. Entonces, yo conocía ese uso de la coca orgánica desde el siglo XVI, ¿me entiendes? Y he sido defensora de la coca porque me parece además que es un antídoto contra sus derivados químicos. Hemos hecho siete ferias de la coca y la última feria ha sido cuando ha entrado Evo Morales. No quería para nada la pequeña industria, la mediana, todo ha sido una fachada. Fachada para esconder otro tipo de intereses políticos y económicos.

Entonces es trágico que Bolivia, tan pequeña es su espacio, haya perdido tantas tierras por todos lados, por regalos de los militares, por apropiaciones militares. Y yo he hecho un trabajo sobre el TIPNIS que muestra que efectivamente el control de las fronteras que tiene la armada boliviana es precisamente el método para exportar, para controlar a los indígenas transnacionales.

Mural del colectivo Ch'ixi
Mural del colectivo Ch’ixi

Desde tus investigaciones y también las discusiones que se dan al interior del colectivo Ch´ixi, ¿qué tipo de referencias reivindican ante la usurpación, el expolio y las lógicas extractivistas?   

Yo como anarquista apoyo a los pueblos sin Estado, o sea, pueblos que tienen una larga historia y que no tienen Estado. Los kurdos, ¿no es cierto? Están divididos en cuatro países, ¿no es cierto? Están entre Turquía, que ha sido muy cruel con ellos, Siria, Irak, Irán. Ese pedacito de Rojava, que está en el norte de Siria, ha hecho un experimento maravilloso de autogestión y sobre todo ecología y manejo de relaciones feministas. O sea, las mujeres son el sostén de la cultura, de la economía, de la vida. Entonces, todo eso es para mí una enseñanza personal que me sirve como contraste con lo que está pasando en Bolivia, en Chile, en todos nuestros países. Estos países están colonizados, recolonizados y vueltos a recolonizar por enésima vez. Y eso es lo que estamos viviendo. O sea, que entender la crisis en su epifenómeno del presente inmediato es totalmente engañoso porque el fenómeno es de una profundidad histórica muy grande, pero se ha exacerbado y  la exacerbación para mí tiene que ver con la pandemia. Desde la pandemia, la pos-pandemia, que seguimos en la pos-pandemia, ha transformado los hábitos de comunicación. Ya no hay comunicación cara a cara, ya no hay la posibilidad de la terturia, del debate. Todo se hace con webinars que nos alejan de la afectividad del contacto humano. Entonces, yo creo que la gente que trabaja con pueblos indígenas sabe que se combinan las dos cosas. Que no puedes vivir solo en un mundo virtual. Y que si vives en un mundo virtual, estás obviando el conocimiento real. 

En esta coyuntura electoral, con un alto grado de fragmentación y con una derecha con un mejor posicionamiento desde hace 20 años ¿qué se puede prever?   
El desastre. Lo que nos queda es sobrevivir al desastre. Pero, te digo, se viene desarrollando un desastre. «Quipnayra uñtasis sarnaqapxañani», el futuro está en tu espalda. Yo miro hacia el pasado para entender el presente. El futuro es preocupación, dolor. Y yo prefiero sobrevivir a pensar que el desastre ya está aquí. Siempre he tenido una visión positiva de que podemos hacer algo, podemos algo, alguito podemos hacer. Bueno, cultivamos cuatro lechugas. Eso es mejor que no hacer nada. Si tú piensas en el desastre, te paralizas. Paralízate si quieres. Yo no. Yo tengo obligaciones, tengo nietos. Y si sobrevivo un par de años más, voy a agradecer a la Pachamama.

AUTOR/A/ES
POR 
Erick Valenzuela Bello
Bárbaro de jornada completa, de baja ralea, tornatraz, tenteenelaire, subalternizado, champurria, permanentemente vigilado, sobre todo en supermercados y aeropuertos.
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