[Entrevista] Alejandro “Mono” González: “Si ganamos el premio nacional, sería la primera vez que se reconoce al arte que viene de la calle.”
En el marco de la Feria del Libro de las Universitarias y los Universitarios FILUNI de la UNAM, se invitó como universidad de honor a la Universidad de Chile, llegando una comitiva de 120 personas y una tonelada y media de libros. Entre la comitiva se encontraba Alejandro “Mono” González, quien a esta altura de su trayectoria es un reconocido tanto nacional como internacionalmente, por ser un artista popular que desde el muralismo ha transitado hacia diferentes materialidades y formas de expresión, manteniendo un trazo que da cuenta de una trayectoria en diálogo con los movimientos popular o “con la calle”, como diría el “Mono”.
En este tiempo compartido juntos, pude verlo presentar libros, asistir a charlas, realizar un mural junto con estudiantes, ser entrevistado para diferentes medios, es decir mantiene una vitalidad que se quisiera uno a los 78 años de vida. Por cierto, también circula en el aire que puede ser el próximo Premio Nacional de Artes Plásticas, pero más allá de los reconocimientos estatales, el “Mono” cuenta con el reconocimiento de la gente que lo ha acompañado en sus más de 60 años de trayectoria como artista popular y que ve en su trabajo un legado de memoria que a pesar de la dictadura y el proyecto neoliberal rampante, resiste y sigue creando. En su trazo se puede reconocer la identidad de las luchas populares.
El “Mono” dice que ya está en “la tercera edad del mono”, una etapa que a mi modo de ver lo mantiene en una actitud inquieta, de mucha curiosidad por seguir aprendiendo de otrxs artistas contemporáneos, de lxs jóvenes y también de expresiones artísticas de otras épocas. Hace poco me contó que le pareció muy interesante la obra de Rufino Tamayo, y que también el trabajo de Orozco, Siqueiros y Rivera siguen siendo estimulantes. En su mirada caben todos y él a su vez se va haciendo parte de esa constelación.
Fue muy potente ver su despliegue ante un muro en blanco, en su mente ya está previsualizada la imagen del mural, lo que seguía a continuación era una danza de brochazos continuos, un movimiento muy fluido de su cuerpo que se extendía como un todo sobre el muro. Entendí que el mural requiere de todo el cuerpo, en una cadencia continua que a su vez es colectiva.
Nos juntamos en varias ocasiones, en cantinas, comedores populares, librerías, en la UNAM y también en un alojamiento que por estos días lo acoge en el Barrio de Santa María de la Ribera. A partir de esos diversos encuentros, se trazó esta conversación.
Viniendo de la cultura popular, el arte popular, el trabajo en la calle, el muralismo, ¿qué búsqueda expresiva o artística sientes o crees que son importantes para ti hoy? ¿desde qué lugares sientes que te estás removiendo en esta etapa de tus búsquedas creativas?
Yo he llamado hasta el último periodo, la “tercera edad del mono”. Y, en serio, vengo trabajando con mucha reflexión con respecto a lo hecho anteriormente. Pero esto no lo estoy haciendo solo, hay un equipo de amigos que me ayudan mucho en producción, en el papel, en la diagramación. Los conceptos de los libros los veo yo, los propongo y son temáticos. Y por eso es que vine para acá, por los cuatro libros que ya tengo. Incluso tenemos que sacar uno o dos más este año porque ya están hechos.
Me estoy dedicando a esto porque estoy en una etapa de mi vida, en una edad de reflexión, de dejar testimonio de unas cosas y que las quiero hacer yo directamente y no quiero que las hagan otras personas. Porque siempre cuando las hacen otras personas las hacen como desde afuera y con reflexiones muy generales, cuestiones del tipo: ¿Cuántos murales has pintado? ¿Cuánto has gastado en pintura? ¿Cuántos países has viajado? Y esto no es lo importante. Lo importante son los resultados, los hechos y el ahora. Por lo tanto estamos haciendo los libros nosotros. Ahora, los libros para mí son como las huellas que se dejan y que además son parte de un proyecto.
El proyecto que hoy en día como es digital, muchas veces la diagramación, la maqueta, todas las cosas las dejamos registradas digitales y yo me puedo morir y va a quedar la información y se van a poder reeditar esos libros. Pero lo general de esos libros tiene que ver con el trabajo y con la reflexión en torno al trabajo. Esta etapa además está marcada por dos cosas, por un lado son procesos colectivos y por otra parte hay mucha gente de la mitad de la edad mía participando. O sea, de un promedio de 30 años, 35 años y con esas personas ya llevo años trabajando y ahora tenemos un montón de proyectos por desarrollar en fierro para hacer unos vitrales, también estamos trabajando sobre tela, hay obras también en cemento, además de los grabados, xilografías y seguir pintando murales en la calle.
¿Qué significa para ti venir a México, considerando que acá hay grandes exponentes del muralismo?
El haber venido acá a la UNAM significaba seguir aprendiendo del arte del muralismo, del arte social. Hoy día fuimos a ver con mi hija –Pabla González– a Siqueiros, fuimos a ver a Orozco, vimos también a Rivera. A mí me encanta Rufino Tamayo por ejemplo, que a lo mejor no tiene el mismo sentido social que tienen los otros grandes muralistas. Alguien me dijo en Chile “tu vas a ir a la fuente, vas a ir a ver a los grandes”, pero allá en Chile también hemos hecho cosas grandes, diferentes porque acá el muralismo fue apoyado por el Estado, lo nuestro es desde abajo hacia arriba.
Por lo tanto el viaje a México es un reencuentro, desde abajo hacia arriba, para observar a estos grandes maestros. Es muy importante todo lo que lograron estos grandes maestros con el respaldo institucional. Esta consideración es muy importante sobre todo ahora que estamos en vísperas de elecciones, ¿cómo logramos que el Estado llegue a fortalecer a todas las culturas? Imagínate las cosas grandes que se podrían llegar a hacer.
Por qué Diego Rivera y Frida Kahlo son tan famosos, creo que es importante hacerse esas preguntas, porque ahí te das cuenta que el muralismo mexicano o el muralismo en general marcó algo. El muralismo antes del muralismo mexicano, se pintaba en las iglesias, en los palacios y en los lugares de poder.
Pero acá estando el poder, luego de la revolución mexicana, se da un giro en los temas, empiezan a aparecer los trabajadores, los campesinos, las contradicciones y las luchas, y allá en Chile lo desarrollamos desde otro lugar, éramos las brigadas en las calles quienes instalaron estos temas, éramos relatores del cotidiano desde el mural de calle, hecho por estudiantes y eso no lo estaban haciendo los artistas allá y acá sí. Es decir, en Chile ha habido una respuesta social desde el territorio, desde abajo. desde el dolor de abajo y en la Revuelta Popular del año 2019 lo volvimos a hacer.

¿En ese sentido, crees que tu obra hoy tiene un mayor grado de experimentación en términos de soportes, materiales, búsquedas creativas?
Ahora, estamos experimentando más, porque también hay más recursos disponibles. Por ejemplo cuando vendo un grabado, invierto en un buen papel o en otra cosa. Lo mismo si me pagan un mural son recursos que puedo usar para otra cosa o si me financian un mural ahora ya puedo proponer hacerlo con ciertos materiales y no estoy pensando en ganar dinero sino que estoy pensando en por ejemplo hacer un mural ahora con fierro, con cemento. Lo mismo la propuesta de trabajar con tela es un fondo concursable que no lo presenté yo sino que unos muchachos de un taller textil, pero va a ser un mural textil de 15 metros largo por 3 metros de ancho, o sea va a ser “cototúo” y todo va en esa lógica colectiva y sin duda hoy estamos experimentando con más materiales que antes.
Desde la revuelta hasta ahora no he dejado de trabajar con diferentes grupos, en la revuelta por ejemplo el trabajo fue junto con imprentas, hacer los diseños, luego imprimir y salir a pegar. Esto se ha vuelto un engranaje colectivo, hay una cadena en el fondo.
Hay un trabajo documentado de libros que permite también que el mural se siga proyectando en otros espacios y que haya testimonio del mural. Tú mismo decías que muchas veces, el muralismo es un arte efímero. Porque al estar en la calle puede desaparecer muy rápido. Pero particularmente, en tus últimos trabajos, ¿A qué le estás haciendo foco? Si pensamos por ejemplo en el mural que acabas de hacer con la UNAM ¿Qué te importaba que quedara en la imagen? ¿Qué te importaba que se plasmara?
En todo lo que hacemos hay una búsqueda por hablar desde la descolonización, en contra de esa cultura hegemónica. Entonces, lo que nosotros queremos tiene que ver con los momentos que estamos viviendo. Está todo relacionado. O sea, estamos haciendo un mural en el Ministerio de la Mujer, ese Ministerio de la Mujer tiene que crecer. Lo ganamos por una licitación, en un concurso. Hicimos un mural para la fiscalía, que tiene que ver con la cárcel. Estamos trabajando en unos vitrales y unos diseños para la iglesia de André Jarlán de la población La Victoria, con un fondart. Estamos haciendo ese tapiz con la gente de Pichilemu, para la Biblioteca Nacional. Todo tiene que ver con la memoria. Y yo trabajo todo desde la memoria.
Desde los últimos 5 años tu vida de colaboraciones se ha dinamizado mucho, recuerdo tus viajes por Helsinki, Nápoles o Barcelona, todos muy recientes, siempre en colaboración con otros artistas, ¿a qué crees que se debe este reconocimiento?
Sí totalmente este ha sido el tiempo de mayor movimiento por el mundo y de invitaciones, pero no sé realmente la causa, pero a todas las invitaciones digo que sí. Por ejemplo ahora después de la feria del libro me quedo en México 10 días más para aprovechar de ir a los museos, a los talleres grabados, De hecho me he dedicado mucho a observar principalmente la obra de Rufino Tamayo, en las paletas de colores y en su aplicación.
Creo que voy a llegar a hacer unos bastiores grandes para pintar cuadros, van a ser cuadros que voy a pintar con el trazo negro, con los colores planos, pero ya con otra madurez. Entonces en el fondo también estoy en una especie de reflexión de lo que voy observando para luego aplicar a lo que voy a hacer. Y todo lo que estamos haciendo ahora viene también producto de la pandemia.
El trabajo en fierro lo quisimos hacer en Italia. Estamos haciendo cosas en vidrio que no las hago yo sino que las hacen personas que trabajan en vidrio, que trabajan en vitrales. Los que están tejiendo lo hacen con mis diseños, vamos conversando y dialogando en cómo sacarle mayor partido a esas herramientas o a esos soportes. Por ejemplo trabajar el fierro tiene que ver con que va a durar mucho más que el trazado negro en la calle que se puede borrar, pero el fierro no. Así que en el fondo estamos experimentando. O sea, tenemos mayores posibilidades.
Por ejemplo, hoy día estuvimos en el Museo de la Estampa, entramos al Banco Central a ver un vitral que tienen al fondo, también fuimos al Museo de Bellas Artes. En Barcelona por ejemplo, fui a ver el Museo de Miró y lo fui a ver por el trabajo textil que había hecho con otra persona, porque lo puedo relacionar con un proyecto textil que estamos haciendo nosotros allá en Pichilemu. Fui a ver a Tàpies, al Museo Tàpies. Por las texturas de sus trabajos. Lo mismo que quise o vine a ver con la paleta del trabajo de Rufino Tamayo o de Siqueiros. O sea, en el fondo hay un cordón umbilical que está uniendo todas las cosas. Yo hablo siempre del espionaje cultural. En el sentido de que, todas estas referencias te nutren. Para mí todo esto es una escuela, que me invita a seguir formándome.
Pero también hay otra cosa. Creo que hemos ganado cierta credibilidad para que la gente, por lo menos en la fábrica de la baldosa, o de los fierros, o de los vidrios, o de la textil, a uno le creen. O sea, tienen mayor confianza. Hemos ganado respeto en eso. Entonces en el fondo también estamos aprovechando de poder trabajar y compartir más eso.

Pasando a temas de la coyuntura se me hace inevitable preguntarte, ¿Desde dónde surge la candidatura al Premio Nacional de Arte?
Yo personalmente no quería ir. O sea, sentía pudor y vergüenza, tampoco tenía ambición alguna, pero al ver todo el trabajo que se está haciendo con jóvenes entre los proyectos de libros, murales, grabados, afiches, pensamos que sería interesante esta instancia para abrir una conversación. Hasta ahora el Premio Nacional de Arte en Chile, viene desde la academia para la academia y no desde la calle. Y nosotros venimos de la calle. En el fondo buscamos instalar una discusión con respecto al arte urbano, al arte de la calle, al trabajo de la calle, al trabajo del territorio.
A un trabajo, que como ya lo dije muchas veces en las charlas, viene desde abajo para arriba. Desde la población. O sea, con contenido social. Y en el fondo, la candidatura tiene que ver con instalar la calle en un premio que tradicionalmente sólo reconoce a la academia.
La venida acá –México– con el respaldo de la Universidad de Chile, en el fondo, es un reconocimiento a eso. Incluso, lanzar los libros, pintar los murales, llenar la feria del libro con mi trabajo. El hacer una retrospectiva con el apoyo de Daniel Cruz, que es el director del Museo de Arte Contemporáneo de Chile. Creo que todos estos elementos son una señal también para Chile porque se traduce en un respaldo a este personaje que viene pintando en la calle, que trabaja con los jóvenes.
Y esta candidatura es muy posible que no la ganemos. Y a lo mejor es posible que si estoy vivo, lo vamos a volver a hacer en un par de años más. Pero hoy día ya es consciente. Ahora, ¿por qué también presentar la candidatura este año? porque en este año también hay elecciones en Chile. Y al haber elecciones, también hay un problema. Yo creo que los candidatos no han hablado mucho de cultura y esas cosas nos tienen preocupados. Y si llegamos a salir, yo creo que va a ser uno de los temas que queremos instalar, con respecto a que la inversión del Estado en cultura. Estamos muy preocupados, porque si gana la ultraderecha, Kaiser o cualquiera de ellos, su preocupación por la cultura es muy poca. Por lo tanto, hay mucho que hacer.
En caso de obtener el premio nacional, ¿interpretas que sería reconocimiento de parte del Estado hacia el arte popular?
Sería la primera vez que se reconoce al arte que viene de la calle. El Estado estaría dejando de reconocer solamente el arte académico. Ha habido avances en este sentido por ejemplo con Valentín Trujillo en música. También con lo que fue Vicente Bianchi anteriormente porque él ha musicalizado la poesía Neruda. Pero no ha sucedido algo así en las artes visuales. Todos los premios de artes visuales han sido de la academia.
Esto del premio que tú me preguntabas, tiene un poco que ver con cómo nosotros reflejamos a toda esta gente que está presente detrás de ese premio. O sea, no es para una persona, no sería solo un reconocimiento para mí, porque hemos hecho un trabajo de todos. Es un trabajo colectivo. En el fondo es político ese premio y es importante este año por las elecciones. Actualmente Latinoamérica está en una tendencia hacia la ultra derecha, hacia el negacionismo. Por lo tanto, obtener el premio es también es una pelea a través de la cultura, en una posición de ciudadano para exigir al Estado su deber con respecto a la cultura y el aporte que la cultura puede hacer a un país.
Ya para cerrar quería que conversáramos sobre tu reivindicación al trabajo en colectivo, el trabajo con otros, el aprender junto con otros y trabajar con jóvenes. ¿Cómo eso te retroalimenta a ti? En concreto, ¿con qué te quedas de haber trabajado con jóvenes estudiantes de arte de la UNAM en esta vuelta? ¿Qué lectura haces de todas esas posibilidades que se abren al trabajar en colectivo y con jóvenes?
Bueno, todas estas cosas las hemos aprendido en la calle. De hecho, por ejemplo, yo no hice ningún color. Todos los colores los hicieron los jóvenes. Lo único que hice fue estructurar el mural, luego, lo pintaron ellos y tercero, lo volví a trazar, pero ya con el trazo negro, incluso hubo un momento que hubo que reinterpretarlo, redescubrirlo. Es importante una cosa, el mural ya no es de uno, es de todos. Es por ello que no lo firmamos.
Uno siempre aprende de ellos, almorzamos juntos, conversamos, pero también ellos aprenden de uno. O sea, nos nutrimos todos y lo más importante en esto es nutrirse de distintas generaciones en una serie de cosas que tienen que ver con la memoria y con la historia. En Chile es igual, hemos luchado harto para que los jóvenes se incorporen en la acción política, yo no le digo qué es lo que tienen que hacer sino que a través del arte, se desarrolle esa forma de sensibilizar a la sociedad. Tal vez es muy utópico eso de soñar, tal vez no cambiamos la sociedad, pero sí podemos sensibilizarla. Y creo que sí, que algo hemos aportado en esa línea y podemos seguir aportando más. Me preguntaron los chicos, si podía dar consejos y yo no doy recetas sino que en el fondo busco que mi actitud ante la vida sea la que sensibilice.



