No se trata sólo de la historia de Antonia y Pradenas, sino de las historias de todas y de nuestras heridas hechas silencios y cicatrices. Se trata de todos los varones y sus prácticas tan instaladas en cuanto a cómo conciben el sexo, el deseo y el consentimiento. De cómo mantienen sus pactos de silencio y complicidad patriarcal en lo cotidiano.
La cocina, las ollas comunes y el amor.
si bien las mujeres han sido históricamente quienes han servido a otros, (…) no creo que este acto esté exento de amor o permita espacios de rebeldías.