Macarena Orellana C.
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¡El violador eres tú! Hablemos de la urgencia de erotizar el consentimiento

No se trata sólo de la historia de Antonia y Pradenas, sino de las historias de todas y de nuestras heridas hechas silencios y cicatrices. Se trata de todos los varones y sus prácticas tan instaladas en cuanto a cómo conciben el sexo, el deseo y el consentimiento. De cómo mantienen sus pactos de silencio y complicidad patriarcal en lo cotidiano.

De distancias, afectos y pedagogías.

Una pedagogía que pregunte y cuestione sobre la falta que nos hace el contacto, más allá de la melancolía del extrañar, sino centrada en el reconocimiento del rol central que tiene el cuerpo, la piel y los afectos en cualquier aprendizaje.

La cocina, las ollas comunes y el amor.

si bien las mujeres han sido históricamente quienes han servido a otros, (…) no creo que este acto esté exento de amor o permita espacios de rebeldías.