Antes de la colorida y triunfalista tormenta semiótica que se avecina desde la televisión y la prensa, plagada de imágenes sonrientes de Patricio Aylwin expandiendo el evangelio de “la medida de lo posible” a “la gente”, debemos recordar el 89’ como aquel mal despertar donde comenzó esta treintañera resaca, para la cual no encontramos aún sal de fruta ni analgésico que pueda calmarla.