Tanto la política de conquista como la violencia contra las mujeres que está implícita en los despojos territoriales alimenta la figura de la “conquista del oriente boliviano”, como parte de la idea masculina de dominación del cuerpo femenino, que siempre ha sido la política central de las logias terratenientes en Santa Cruz y que hoy son el centro de un capitalismo agroindustrial depredador.