La forma en que Víctor Jara logró dejar una posta para los luchadores del futuro se puede entender con un truco de transmutación: al comprender su lugar en la grieta histórica que se abría para la humanidad entera, tanto en la guerra de Vietnam como en la Unidad Popular, su canto al “tío Ho” permitió sintetizar los valores del pueblo vietnamita, chileno y de todos los luchadores sociales de la historia.