No es la furia «natural del hombre» o la enfermedad del machismo, ni la «cultura» la que nos mata, son ciudadanos de la República que crecen sin hacer contacto con los ojos de los demás, sin reconocer a su alrededor el mundo diverso de sus iguales y donde, como señalan de forma compleja e inquietante Javiera Toro y Valentina Saavedra, la precarización constante en que se funda la explotación del capitalismo neoliberal, sí hace iguales a hombres y mujeres: iguales en la precariedad.
¡Comenzó el matriarcado!
Rojizas fueron las máscaras de las mujeres que a torso desnudo han vuelto el cuerpo discurso, el mismo cuerpo que es lienzo de la violencia patriarcal, cotidiana, histórica, física, psicológica y simbólica.
El gran circo pobre de Timoteo. Una familia de valientes.
En una sociedad tan conservadora como la chilena, a pesar y a contramano (…) …como una familia de valientes maricones.
“La historia la hacen las mujeres”. Pobladoras en Dictadura.
«La construcción de nuestra propia historia debe realizarse desde nuestras experiencias, nuestras reflexiones y nuestras memorias, como un saber a contrapelo del saber instituido por las clases dominantes.»
La Quintrala bajo el peso de la noche larga
La Quintrala es la mujer antipática, que adolece de la ternura del bello sexo, que asesina sin los clásicos móviles femeninos que son los de la defensa propia o los de una pasión irracional (como los celos); mata como, históricamente, lo hacen los hombres, y eso la pone en un lugar de monstruosidad.
Hermanadas en la turba, hermanadas en la revuelta: yeguada latinoamericana
Las yeguas-centáureas que aparecen marchando contra la llegada del Papa Francisco a Santiago de Chile me hacen recordar a otras yeguas, las del Apocalipsis, quienes con un gesto crítico similar, al bailar una cueca en 1989 sobre el mapa de América del Sur, trazan un paralelo entre la Conquista y las dictaduras en estos territorios.