Siendo ya la quinta puesta en escena de la Compañía Teatro Público, conocida por sus trabajos políticos y militantes, podemos suponer que lo que estamos por ver no se andará con medias tintas. En la primera impresión al enfrentarse a Otras, nos encontramos con una escenografía móvil que aparenta ser «sencilla» (casi como hecha para itinerar). Tenemos además el material promocional (el afiche, o el teaser disponible en youtube No quiero parir) que promete una obra crítica y mordaz. Y feminista, claro.
Del equipo de seis integrantes que montan bajo la dirección de Patricia Artés, en la actuación vemos a tres mujeres que visibilizan y deconstruyen el patriarcado y la violencia con la cual este ha construido «lo femenino», asignándole roles y posibilidades limitadas y específicas tanto en las relaciones sociales como en la intimidad alienante. Señor/a espectador/a; que no lo asuste el mito bárbaro del «feminazismo», pues el trabajo que usted verá hace gala de jornadas de investigación y discusión; es el fruto de la creación colectiva que Teatro Público practica ya hace años.
Lo que nos parece haberlo oído en jornadas de feminismo, Otras lo representa sencilla y potentemente en varios capítulos donde se desarrollan distintas temáticas a discusión; las raíces históricas del patriarcado y las primeras luchas, la maternidad, la familia, el amor, el cuerpo. Sin descuidar el componente de clase, durante la obra se desgajan las distintas formas de violencia con que la estructura patriarcal busca someter a las mujeres. Así, tal cual; la obra opera prácticamente como un manual dramatizado, sin dejar mucho espacio a la imaginación, pero sí a la identificación.
Desde que vio la luz, Otras ha sido montada en distintos espacios y contextos; comenzó en diciembre del 2014, en el Teatro La Colorina y la última función se realizó en la plaza Yugoslavia de Cerro Navia el domingo 24 de enero, en el ciclo Teatro en la Pobla. El recorrido con el que deconstruyen la invención de lo femenino es rápido y certero, como un golpe y una caricia. Ambas formas de contacto fueron acusadas por los espectadores, que no se imaginaron lo que iban a ver cuando sentaron a los niños en las primeras filas «pa’ que se entretuvieran». Entre risas y tensos silencios que ni los gritos de la multicancha contigua al escenario pudieron malograr se desarrolló la obra. Los chistes, a los que a cada tanto acudía el texto dramático, aparentaban ser livianos, pero en el fondo, estaban cargados de crítica hacia la naturalización de dinámicas patológicas. Por supuesto, no todo fue ironía, pues la violencia más cruda se expuso así, sin anestesia, ante las caras de vecinos nerviosos, que se cuestionaban si acaso era mejor decirle a los niños que se entraran a sus casas.
Antes de Cerro Navia itineró por distintos festivales barriales tanto en Santiago como otras ciudades, como Talca y su Feria de las Artes Escénicas. Como pueden suponer, no es una obra pensada para el Mori; no es el teatro burgués que quiere entretener, sino despertar, interpelar y sacudir a su público. Todo en su puesta en escena demanda su exhibición en grandes espacios y a todo tipo de público; la escenografía, la temática y las ambiciones políticas de la compañía tienen esa flexibilidad y pertinencia que la hace ser una obra contingente siempre, y esa es la razón por la que esperamos enterarnos pronto de su próximo montaje.
Dirección: Patricia Artes
Dramaturgia: Autoría múltiple de Teatro Público
Elenco: Florencia Fuentes, Javiera Zeme, Belen Alfaro
Música: Diana No
Diseño escenografía: Teatro Público, Diana NO, Daniel Bagnara
Perfil del autor/a: