/ por Rodrigo Rojas
El Corredor Latinoamericano de Teatro [1] (CLT) abre el II Festival Latinoamericano de Teatro en Chile con la presentación del destacado teatrista y gestor cultural colombiano Juan Pablo Ricaurte, quien vino a mostrar la experiencia desarrollada en 20 años de la revista “A Teatro”, Medellín, Colombia. El trabajo colaborativo y en red de la Asociación de Trabajadores de las Artes Escénicas (ATRAE) sustenta la publicación de esta revista y una serie de libros que difunden las artes escénicas con un foco creativo, reflexivo e investigativo. Es el modo de trabajo que sostiene la producción de bienes culturales y artísticos en la mayor parte de nuestros países en Latinoamérica, sobre el cual se sostiene el Corredor Latinoamericano de Teatro en Chile y varios otros países de la región.
Al término de la charla −y de regalados las revistas y libros que Ricaurte traía de muestra−, se abren las puertas de la sala de teatro en Matucana 100 para exhibir la obra “Hito Tripartito”, escrita por Enrique Gorena y Tanya Durán. Con las actuaciones de Gabriela Espinoza, Jorge Ortiz, Tanya Durán y Ricardo Rodríguez, la obra nos lleva al frío Hito Tripartito donde se encuentran Chile, Bolivia y Perú.
La puesta en escena se compone principalmente por los cuerpos de los personajes: Norma, Julio y Walter, una chilena, un peruano y un boliviano que llenan el espacio y dan vida a los breves elementos inertes sobre el escenario. Su áspero encuentro nos sumerge en los problemas personales de cada uno que pronto comienzan a coger un carril común. La soledad que padecen a su manera hace guiños al aislamiento y división entre los tres países que representan. Sufre una la ausencia de un compañero para amar, sufre otro por el abandono, sufre aquel por la sal seca sin vida, sin mar. Con todo, lo que ocurre aquí, allí en el hito tripartito, pareciera estar encapsulado en un sur clausurado del resto del mundo. Los problemas que acongojan Norma, Julio y Walter sobre el escenario, y el paralelo con los problemas de sus respectivos países, quedan aislados de las historias de John Thomas North, por traer al baile a alguno de los fantasmas blancos que jugaron un rol clave en la Guerra del Pacífico. De este modo, parecen ser nuestros problemas nacionales coyunturas entre vecinos, dejando fuera a los gigantes del norte que todavía toman importantes decisiones por nosotros y para nosotros, los del sur.
A pesar de todo, a pesar de mucho, perdura una matriz en común, compartida entre los que estamos tras cada uno de los tres ángulos formados por el vértice tripartito, y eso es el carnaval, la fiesta. En Latinoamérica gozamos del festejo de innumerables formas: Perú, Bolivia y Chile no son la excepción. De este modo, la obra nos traslada a las celebraciones que hasta nuestros días funcionan sin la separación político-administrativa del hito que nos parte. En el norte de Chile, los festejos son casi siempre internacionales, y es que la matriz cultural que les da vida posee una historia distinta a las historias nacionales, las historias de independencias, las historias de los héroes patrios.
Por lo pronto, el II Festival Latinoamericano de Teatro del CLT continúa con más obras de otros países, como Brasil y Colombia, con charlas y actividades formativas, hasta este domingo 8 de mayo, día en que está programado el cierre con una actividad gratuita para el público.
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[1] http://www.corredorlatinoamericanodeteatro.com
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La raza