/ por María Yaksic
El pasado domingo 7 de agosto, un día antes que comenzaran las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (JALLA), fallece Antonio Melis en La Paz – Bolivia. Melis, uno de los secretarios y fundadores de este encuentro latinoamericanista llegó a La Paz para presentar una ponencia sobre José María Arguedas, titulada “Censo y buen gobierno, un cuento (casi) desconocido de Arguedas”. Dicha ponencia se presentaría este miércoles en el encuentro que se desarrolla en la Universidad Mayor de San Andrés.
Antonio Melis, crítico italiano y estudioso de la literatura andina, fue uno de los investigadores más importantes de la obra de José Carlos Mariátegui, uno de los primeros en resaltar la heterodoxia de su marxismo y de relevar su formación intelectual antidogmática. El autor italiano recorre la formación intelectual de Mariátegui en sus fases principales: su juventud de escritor implicado en la escena vanguardista limeña a través de la revista Colónida; su periplo o exilio europeo donde se impregna de la crisis cultural y política del periodo de entreguerras y es testigo del ascenso del fascismo en Italia; y su retorno al Perú del Leguía cuando comienza trazar sus propias tesis sobre el marxismo y el socialismo en diálogo con la heterogeneidad del mundo andino, cuyas reflexiones se materializan en la revista Amauta, más representativas del “editorialismo programático” de la época y en los ya clásicos 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.
Antonio Melis, como buen crítico literario, lee y sistematiza los derroteros de una formación intelectual donde confluyen el arte y la política como dos caras de una misma experiencia. El Mariátegui crítico, creador, heterodoxo es quien se descubre en su escritura.
En homenaje a su figura, compartimos una pieza clave de su obra: «Mariátegui, primer marxista de América» (1975).
Extracto:
“Es absurdo hablar de un dogmatismo abstracto de Mariátegui cuando lo que transluce con evidencia de toda su elaboración política es el continuo llamado a la dimensión específica de la lucha de clases en la América Latina y en Perú, a la importancia que tienen en ella fenómenos como la presencia de un problema indígena y agrario, que requieren el enriquecimiento y la adecuación del marxismo y del leninismo. Pero también es cierto que el Mariátegui más maduro intuye que para entender a Marx es necesario estar en condiciones de comprender todo el alcance “estructural” de su análisis, o sea, su propósito de situar los rasgos específicos de una formación económico-social en un modelo general de desarrollo histórico, lo cual es lo único que confiere un valor auténticamente científico al marxismo, más allá de toda interpretación deformadora en el sentido del historicismo idealista. Es precisamente este rigor científico, que constituye el necesario complemento dialéctico de la sensibilidad para la articulación concreta de los hechos históricos, lo que opone a Mariátegui al empirismo barato de Haya, dispuesto a ceder; en la praxis, a cualquier compromiso” (19)
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