Rojizas fueron las máscaras de las mujeres que a torso desnudo han vuelto el cuerpo discurso, el mismo cuerpo que es lienzo de la violencia patriarcal, cotidiana, histórica, física, psicológica y simbólica, el mismo que pare, que cuida, que limpia, pero que también protesta, grita, y del cual emana energía de cambio que se ha vuelto agua colectivizada en olas, oleadas y marejadas vertiéndose en las calles de distintas ciudades del país.
Desde una institucionalidad que ha quedado descubierta como insuficiente, la emergencia feminista de este mayo en Chile tiene su correlato ante la evidente necesidad de cuestionar los roles de género, los privilegios vinculados a tales concepciones y el riesgo vital asociado a tal violencia, extralimitando su reclamo de las aulas universitarias, interpelando con una nueva ética, con una concepción futurista de las mujeres, en una sociedad que tiene que cambiar.
En honor a las ausentes, y por las que vendrán: arrojar el cuerpo a la lucha.
Perfil del autor/a: