A continuación, publicamos dos traducciones de poemas sustraídos de medios hegemónicos estadounidenses. Lo hacemos como un ejercicio de reapropiación desde la periferia, y al mismo tiempo, introduciendo pequeños cambios en el lenguaje para ajustarlos a nuestra perspectiva del mundo, como reemplazar la generalizada denominación de América en lugar de Estados Unidos. La selección de autores no es al azar: se trata de escritores e intelectuales que también vienen de las periferias del imperio. Establecer vínculos entre nuestra realidad y las experiencias individuales y colectivas del margen que surgen desde “las entrañas del monstruo” es otra manera de vadear las estructuras del poder que nos separan, ya sea por las cada vez más vigiladas fronteras nacionales, ya por las diferencias de lengua en la babel globalizada.
Hace unas semanas, la separata de libros de The New York Times publicó poemas de dos connotados poetas afroestadounidenses, escritos a partir del momento actual que vive EE. UU. Estos eran “Weather” de Claudia Rankine y “Say Thank You Say I’m Sorry” de Jericho Brown.
Rankine, nacida en Kingston, Jamaica, es poeta, dramaturga y ensayista, autora del premiado libro Citizen: An American Lyric (2014), entre muchos otros notables trabajos. Su lugar en el campo literario estadounidense se inserta en una larga tradición de escritores e intelectuales de origen caribeño que han influido en los movimientos de reivindicación negra en EE.UU., desde Claude McKay en el Renacimiento de Harlem, hasta Stokely Carmichael en el movimiento de Black Power. Casi toda la obra de Rankine trabaja temas raciales y, en 2017, usó los fondos de su beca MacArthur para fundar un colectivo llamado The Racial Imaginary Institute, que se dedica a estudiar la blanquitud y la raza como una construcción social.
Jericho Brown, creció en Shreveport, Luisiana, en el sur de EE.UU. Es el autor de tres poemarios hasta la fecha: Please(2008), The New Testament (2014) y The Tradition (2019). Este último, ganador del Pulitzer Prize 2020, lo convirtió en el primer negro abiertamente gay en ganar el prestigioso premio. Actualmente, trabaja como profesor y director del programa de escritura creativa en la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia.
Ofrecemos aquí una versión en castellano de sendos poemas de Rankine y Brown, junto con los originales. Esperamos que estos textos puedan actuar como un pequeño oxicorte que abra una brecha en el concreto muro que atraviesa la frontera entre EE.UU. y América Latina.
Claudia Rankine
El clima
Sobre un papelito en el archivo está escrito
se me olvidó el paraguas. Resulta que
en una pandemia a todos, no solo al filósofo,
les falta uno. Corremos en la sequía de la información
retenidos por comerciantes internos. Gota a gota. ¿Cubrir
la cara? No, sí. ¿Distanciamiento social? Dos metros
abajo por condiciones subyacentes. Negro.
Solo nosotros y los blues de la rodilla aplastando un cuello
con todo el peso de un hombre vestido de azul.
Ocho minutos y cuarenta y seis segundos.
In extremis, no puedo respirar da paso
a la sofocación, a abandonar el mundo,
y luego la mamá, llamada, un llamado
a protestar, fuego, vidrio, di sus nombres, di
sus nombres, el silencio blanco iguala la violencia,
la violencia de una vez más, de una policía militarizada
tirando lacrimógenas, las balas rebotan, y los disturbios
civiles tomándola, quemándola. Ahora cualquier pacto
de comportamiento social que suscribamos nos obliga
a desordenar el desorden. La paz. Estamos afuera
para reparar el futuro. Hay un paraguas
al lado de la puerta, no para ayer sino para el clima
que está aquí. Digo el clima, pero me refiero a
una forma de gobernar que oferta la muerte
y le da nombre de viva. Digo el clima, pero me refiero a
un noviembre que no será suspendido. Esta vez
nada, nadie será olvidado. Estamos aquí para la tormenta
que nos atormenta porque aquello que nos arrebataron importa
Weather
On a scrap of paper in the archive is written
I have forgotten my umbrella. Turns out
in a pandemic everyone, not just the philosopher,
is without. We scramble in the drought of information
held back by inside traders. Drop by drop. Face
covering? No, yes. Social distancing? Six feet
under for underlying conditions. Black.
Just us and the blues kneeling on a neck
with the full weight of a man in blue.
Eight minutes and forty-six seconds.
In extremis, I can’t breathe gives way
to asphyxiation, to giving up this world,
and then mama, called to, a call
to protest, fire, glass, say their names, say
their names, white silence equals violence,
the violence of again, a militarized police
force teargassing, bullets ricochet, and civil
unrest taking it, burning it down. Whatever
contracts keep us social compel us now
to disorder the disorder. Peace. We’re out
to repair the future. There’s an umbrella
by the door, not for yesterday but for the weather
that’s here. I say weather but I mean
a form of governing that deals out death
and names it living. I say weather but I mean
a November that won’t be held off. This time
nothing, no one forgotten. We are here for the storm
that’s storming because what’s taken matters
Jericho Brown
Di gracias di perdón
No sé de qué lado estás,
Pero estoy aquí por la gente
Que trabaja en los supermercados que brillan cada mañana
Y cierran para una limpieza profunda de noche
Aquí en esta calle y en ciudades que pronuncio mal,
En pueblos demasiado chicos para que mi gran
Auto negro quede en pana, y en cada ancho rincón
De Kansas donde ir a la escuela significa
Por lo menos una salida
Al matadero. Quiero tan poco: otra libreta cubierta
En cuero, un cóctel con un gin de lavanda, pan
Tan rico que cuando lo mastico te puedo decir
Cómo se hizo. Me gustaría que repensáramos
Qué es ser una nación. Hoy estoy de ánimo sobre Estados Unidos.
Tengo trastorno de estrés postraumático
Respecto al Señor. Que dios salve a la gente que trabaja
En los supermercados. Saben que un poco de glamour
Es mucho glamour. Saben cuánto
Cuesta para que coma el mayor de nosotros. Que salve a
Mis amores y no a mis oraciones. Antes de verlos
Dibujo un lunar cerca de la margarita en mi mejilla izquierda,
Agrego un destello a la sonrisa que no pueden ver
Detrás de mi mascarilla. Hago una mueca o miento o quizás
Me pongo una boca de bestia. Me como animales salvajes
Mientras algunos crecen sabiendo
Qué son los ñoquis. A la gente que trabaja en el súper esto no les importa.
Ellos dicen, Gracias. Ellos dicen, Perdón,
Ya no vendemos aceite de motor con una pena tan espesa
Que la podrías tocar. Dale. Tócala.
Es temprano. Es tarde. Han lavado sus manos.
Han lavado sus manos por ti.
Y toman la micro de vuelta a sus casas.
Say Thank You Say I’m Sorry
I don’t know whose side you’re on,
But I am here for the people
Who work in grocery stores that glow in the morning
And close down for deep cleaning at night
Right up the street and in cities I mispronounce,
In towns too tiny for my big black
Car to quit, and in every wide corner
Of Kansas where going to school means
At least one field trip
To a slaughterhouse. I want so little: another leather bound
Book, a gimlet with a lavender gin, bread
So good when I taste it I can tell you
How it’s made. I’d like us to rethink
What it is to be a nation. I’m in a mood about America
Today. I have PTSD
About the Lord. God save the people who work
In grocery stores. They know a bit of glamour
Is a lot of glamour. They know how much
It costs for the eldest of us to eat. Save
My loves and not my sentences. Before I see them,
I draw a mole near my left dimple,
Add flair to the smile they can’t see
Behind my mask. I grin or lie or maybe
I wear the mouth of a beast. I eat wild animals
While some of us grow up knowing
What gnocchi is. The people who work at the grocery don’t care.
They say, Thank you. They say, Sorry,
We don’t sell motor oil anymore with a grief so thick
You could touch it. Go on. Touch it.
It is early. It is late. They have washed their hands.
They have washed their hands for you.
And they take the bus home.
Nota y traducción de Óscar Pimienta
Imagen: ig @Vagabondwho
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