LA ROPA SUCIA SE LAVA EN CASA
[yo quería escribir otra hueá
otra volá
no una tesis
buaaaaaaaaaa
buaaaaaaaaa
buaaaaaaaaaaa]
hay ropa que puede pasar una semana
sin lavarse
hay ropa que se puede lavar
todos los días
todo el resto queda echado al olvido
no recuerdo lo que creí
verso brillante
en los azulejos del baño
quizá solo era un idea
engrupida y grandilocuente
desfiles de autores varoniles
creando viendo contando
su percepción
hablan todo el rato de sí
los autores varoniles
¿hablan los autores?
hablan de patriarcado
en holgada carne propia
quienes no son
autores igual de viriles
de carne enjuta
de carne no holgada
hablan
gruesa lengua terrosa
hablan autores varoniles
de carne enjuta
de holgada carne
hablan de patriarcado
en carne propia
hombres escritores
vanidosos
hombres escritores
llenos de palabras reproductivas
representativas
tan fuertes y brillantes
hablar del patriarcado está de moda
hablan valientemente
los autores varoniles
viriles
elegantes
de canon moda centro margen
hombres vanidosos
contando como autores varoniles
su verdad patriarcalizada
su lengua varonil
acusa y cercena
los autores hablan sin cesar de hombres
como hombres
hablan de mujeres
hablan de norma
hablan de amor
de todo saben algo
los autores varoniles
de todo
hablan lo que saben
cuentan con que es relevante
también creo que es relevante
saludar a la audiencia
porque soy un autor varonil
dogmático e intolerante
de lengua viril
detecto los males de la humanidad
comunico lo evidente y rutinario
hay ropa que se lava seguido
y ropa que se lava más a lo lejos
FUGAZ
El sábado cambian la hora.
Hay besos fugitivos en las páginas de los párpados.
Nos embarcamos en el naufragio.
Sobrevivientes.
Aun quedan tormentas y claros amaneceres.
Calaveras sobre el estanque.
Voy a barrer el polvo de mi casa,
aunque se me caiga la nostalgia sobre la loza
recién quebrada.
ÉXTASIS
Has besado con pasión
la boca cruenta del cerdo.
Te mira desde su nariz chata
esperando
tu lengua metiéndose entre sus molares.
¡Cuánta dulzura
en el girar de las cabezas
en ese beso universal!
Acaricias la cuenca del ojo del chivato;
mientras,
sostienes entre tus dedos las gónadas.
Escúrrese el semen hirviente, que te llaga la memoria.
La vagina de la yegua se contrae,
humeando frente a tus ojos del más allá.
Jerusalén está demasiado lejos;
los ángeles cantan en tu interior
la danza macabra que entonaron
en las puertas de Gomorra
el día en que el cielo se iluminó
con tu nombre.
¡Oh, santificado!
Me estoy acariciando el corazón
al recordar el rostro extasiado del cerdo,
con sus cejas puestas en el asombro,
sintiendo tus labios recorriendo su hocico
y recibiendo el contagio.
La lengua se entretiene en ir desde la base
hasta la cúspide del erecto pene
cercenado.
La garganta produce más saliva
en la eterna escisión.
No metas los dedos demasiado fuerte:
te pueden dar de coces.
¡Qué suave te has lubricado las falanges infinitas
con las que recorres el anal sudor equino!
Gritaré: ¡alabada sea la estrella que me llevó a ti!