Ocho años consecutivos es lo que llevamos iluminando con punteros láser las huellas de las balas ubicadas en el barrio cívico. El último viernes de septiembre, docenas de personas nos hemos reunido desde el 2013 para identificar y reflexionar en torno a las marcas que van dejando las violencias de actores estatales e institucionales sobre los cuerpos y lugares de todo un país; así como diferentes sectores que ejercen su poder económico, empresarial y simbólico.
La vela en la calle recuerda un momento de nuestra historia que determinó las vidas de todo un territorio. La vela es también el símbolo del aprendizaje, devela los secretos que nublan la comprensión. Tomar ese símbolo y trasladarlo a un láser permite llevar la luz a una huella que día a día se pierde en la velocidad de lo cotidiano.
Esta vez, y como parte del contexto de crisis sociosanitaria, es que no podremos vernos en el Paseo Bulnes de manera física, mirándonos a los ojos, iluminando con nuestros punteros las marcas de 1973, reflexionando en conjunto, escuchándonos, trayendo recuerdos y construyendo memorias. Pero no por ello nos quedaremos en silencio. Como cada año, proponemos una pregunta en torno a los acontecimientos más recientes, a las inquietudes que nos van moviendo año a año.
“¿Qué huellas nos deja la violencia y el terrorismo de Estado?” es la pregunta que nos moviliza este 2020, en plena pandemia y post estallido social. Quisimos volver a una pregunta que ya habíamos trabajado -¿Cuáles son las huellas que la dictadura dejó en ti?-, porque dimensionamos las marcas de bala en el barrio cívico como metáforas de las diversas violencias que vivimos en el presente, y hoy vemos cómo estas se han recrudecido. Esto nos motiva a volver a preguntarlo para hablar de lo que hemos estado viviendo desde octubre en adelante como un continuo, al igual que la continuidad de las violencias del pasado y del presente materializadas de manera más o menos evidente bajo el prisma de un sistema neoliberal que precariza las vidas, jerarquiza las experiencias y nos distancia de una experiencia de vida comunitaria y colectiva.
Un ejemplo de ello es lo que vivimos en la edición 2019 de Bulnes Intervenido. Ese año, y considerando la transversalización de los feminismos en las reflexiones respecto a diversas dimensiones de la vida, quisimos abordar el tema de la violencia sexual en contra de las mujeres y cuerpos feminizados durante el periodo dictatorial, práctica que luego pudimos reconocer y nombrar -gracias al trabajo de compañeras feministas- como violencia política sexual.
“Ante la violencia patriarcal, sobrevivientes/luchadoras, no víctimas”, fue el título de la convocatoria del año pasado, en donde a través del trabajo gráfico de estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), de las compañeras susurradoras de historias, de la artista visual @Isonauta, de algunos artefactos de la memoria de Casa Memoria José Domingo Cañas, y de una performance de la Colectiva La Jauría -todo esto de la mano de las compañeras del Colectivo de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes y de Memorias de Rebeldías Feministas- abordamos y reflexionamos sobre esta forma de violencia y terrorismo de estado.
“Tal como cada año levantamos las manos e iluminamos estas huellas que tenemos acá, frente a nosotros, este año queremos apuntar de frente a la violencia político sexual de ayer, la de la dictadura, y la de hoy que se manifiesta en cada silencio de la justicia, en cada gesto cómplice de quién protege el hermetismo de la violencia estatal, institucional y social”, dijimos como parte de la editorial de esta versión. Centrada en esta práctica, la intervención surgió al ver cómo en pocas semanas se instauró la más impune violencia por parte de diferentes agentes policiales y militares dispuestos a cumplir la orden de reprimir brutalmente la revuelta social.
El llamado
El llamado es a que podamos comunicar nuestros sentires, reflexiones, memorias y pensamientos en torno a esta pregunta. Lo que nos importa es promover la reflexión en un mes de memoria como lo es septiembre, observando el periodo reciente en el que hemos podido vivenciar violencia de estado, mutilaciones oculares, represión en la Araucanía, femicidios e ineficiencias de gestión tanto en ámbitos de salud, educacionales, sociales y más.
Como colectivo Bulnes Intervenido Invitamos a todas las personas que lean esto y se sientan convocadas a responder aquella pregunta, a manifestar mediante un texto, intervención textil, fotografías, dibujos, audios o múltiples formatos a elegir. Creemos que el registro de las reflexiones es clave para enmendar dolores colectivos y para mantener viva y latente la memoria frente a la injusticia, las omisiones y la invisibilización. Hoy más que nunca necesitamos pensarnos y organizarnos, abordar estas experiencias constantes que nos unen con el pasado, que vivimos hoy, y que queremos detener, cambiar y revertir.
Al caer la noche el último viernes de septiembre, señalamos con punteros láser las huellas de bala que aún existen en el Paseo Bulnes. Nos encontramos y conversamos, compartimos historias y sensaciones en una acción de construcción de memoria colectiva, que reivindica los recuerdos y los relatos de las personas, como elementos fundamentales a la hora de construir historia, metaforizando esa huellas materiales en las marcas sociales, culturales, emotivas e históricas que aún nos atraviesan y se despliegan en la actualidad. Este año las apuntaremos de otra forma.
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