Fruto de la investigación que realizó a través de entrevistas y archivos con el fin de desentrañar al personaje construido por los medios y la memoria rebelde popular -la arbitraria dicotomía del monstruo y el héroe-, el texto recoge la versión en primera persona de Ricardo Palma Salamanca, en un encuentro sostenido en París, Francia. En el libro -publicado por Ceibo- Palma Salamanca reniega de su figura simbólica y se abre a conversar de las tensiones y crisis dentro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), sus reflexiones sobre su participación en la organización, así como también de las vidas que ha vivido desde que salió de Chile.
Para Tomás García, la historia del Negro Palma (tal vez a su pesar) es representativa de una generación que buscó luchar no sólo contra la dictadura, sino que contra una democracia cosmética en medio de un escenario en que la reconciliación se imponía sin admitir cuestionamientos. “Abordar su historia es también abordar parte de la historia chilena que está marcada por el silencio, la violencia dictatorial, las experiencias límites e incluso la traición”, reflexiona el autor del recientemente lanzado libro El Negro Palma. Retorno desde el Punto de Fuga (Ceibo, 2020).
Cuando actualmente hay más de 2.500 presxs políticxs luego de la revuelta de octubre, para el periodista lo sucedido con El Negro y el FPMR dice mucho de la forma de hacer política que se ha ido desarrollando hasta nuestros días: “Palma Salamanca se transformó en el «germen» que la democracia debía exterminar. Era parte de esa juventud que desconfiaba de los procesos políticos que se instalaban y que por tanto «mosqueaba» esa calma que debía proyectar el país”. Después del estallido social, prosigue, “creo que toma más fuerza esta idea, no por nada hoy tenemos presos y presas políticas, y nadie puede negar que lo son”.
En el retrato que ofrece García respecto a sus conversaciones con Ricardo Palma, está la posibilidad de encontrar reflexiones en primera persona de quien ajusticiara al senador Jaime Guzmán, artífice e ideólogo de la actual constitución. “La verdad, no importa mucho mi opinión. Algunos historiadores hoy lo califican como un error político… Pero en ese contexto, para la generación que vivió el horror, que una organización haya tenido la capacidad de realizar esas acciones para recuperar la dignidad es sumamente valeroso. Esa generación hoy puede pararse desde un escalón mínimo para hablarle a la historia. La justicia está en cualquier lugar, y esas acciones tuvieron ese objetivo: buscar justicia”, es parte de las memorias y reflexiones de Palma Salamanca.
“Lo que pienso hoy no lo pensaba en esos años. No tenía nada estructurado en mi mente y me sentía muy comprometido con la gente que murió peleando en la organización. Vivíamos una juventud de situaciones extremas, piensa tú, mi compromiso era morirme, aunque todos la cagaran, incluso yo. Me sentía responsable de continuar lo que otros habían iniciado y de esto estaba convencido”, es otra de las lecturas del protagonista de esta investigación periodística que, como describe García, “el escenario es más crudo cuando uno piensa que hubo una generación que estaba convencida de que la lucha era ‘Hasta vencer o morir’. A través de las entrevistas con la familia del Negro pude entender eso, que muchos dieron la pelea pero quedaron vivos y quedar vivos era inventarse una vida que no era la de pelear para que cayera la dictadura”.
La historia que ofrece el libro de Tomás García hace parte de las experiencias de ex guerrilleros y militantes de agrupaciones que fueron perseguidas incluso internacionalmente, que el autor comprende como relatos de vidas que tienen que ser reconstruidas, haciéndose cargo de su pasado. “Esas decisiones son, aunque uno no lo quiera, para toda la vida. O al menos marcan tu experiencia vital y construir otro camino, separando aguas, debe ser un tremendo desafío”, continúa García.
Así, este trabajo periodístico tiene la complejidad de intentar retratar las dificultades de un sujeto cuyas decisiones personales involucraron reconstruir, o “enmascarar”, una identidad, para poder sobrevivir posteriormente en la clandestinidad una vez prófugo. Con el debido respeto a la intimidad de Ricardo Palma y su familia, el autor libera aquellos espacios en los que siente que no debe entrar: “Llegará el momento en que ellos mismos, si es que lo desean, revelen esa parte de la historia”.
El Negro Palma. Retorno desde el Punto de Fuga.
Tomás García Álvarez
Ceibo Ediciones
Investigación
214 pp.
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