Bullada ha sido la nominación de El Agente Topo como película documental a los premios Óscar, siguiendo con el eje relacional centro – periferia, donde la valoración de los países capitalistas centrales congracia al ideario del patriotismo chileno. En medio de la pandemia una película se alza con nominaciones y reconocimientos del mainstream audiovisual, entre Goya, Óscar, Sundance y otros nombres de la industria cultural, el filme dirigido por Maite Alberdi, va haciendo eco y tomando cada vez más visibilidad en la escena pública. Sin embargo, tras la trama detectivesca, se encuentra soterrada una historia de crímenes de lesa humanidad.
Nunca antes en la historia del cine chileno fue exhibido en un largometraje a un violador de derechos humanos reivindicándolo en su rol de detective. En la película, El Agente Topo, Rómulo Aitken es presentado como un ex PDI que tiene una agencia de investigaciones privada. Sin embargo el testimonio de Jesús Silva San Martín, documentado por los periodistas Javier Rebolledo y Dauno Tótoro, en el libro “Rati”, indica que Aitken en su vida real de detective, estuvo dentro de una de las sesiones de tortura que se aplicó en contra de Carlos Silva Duncan, uno de los jefes del Movimiento Juvenil Lautaro dentro de “La Oficina”, agencia de inteligencia de la Concertación y que continuó las labores de terrorismo de Estado antes ejecutadas por la DINA y la CNI.
Los gobiernos civiles continuaron y continúan ocupando los mismos métodos de tortura ejecutados en dictadura. Es decir, crímenes de lesa humanidad, respaldados por el arco político parlamentario chileno y Rómulo Aitken, quien es parte del elenco de El Agente Topo, prestó servicios durante la década de los 90 para esa institución del Estado encabezada entonces por el actual diputado Marcelo Schilling y los ex ministros del Interior, Jorge Burgos, Belisario Velasco y Mario Fernández. Los investigadores y realizadores del libro “Rati” editado y recién lanzado por Ceibo Ediciones, agregan que Aitken fue haciendo carrera institucional y llegó al cargo de jefe de la Brico, la Brigada Investigadora del Crimen Organizado, cargo desde el cual fue acusado de tener vínculos con el narcotráfico, proteger narcotraficantes y hacerse de partidas de droga.
Como agravante de todo lo anterior, Aitken además fue denunciado por su pareja Paula Afani, acusándolo de participación en fiestas vinculadas al narcotráfico, causarle lesiones, además de ilícitos tales como hurto, amenazas y daño. En ese entonces y según señala el medio El Mostrador, la jueza Patricia González, decidió procesarlo como autor de lesiones menos graves: «Se encuentra justificado en autos que un sujeto, luego de mantener una discusión con la afectada, procedió a tomarla por el cuello ejerciendo fuerte presión, para luego agredirla con golpes de puño en el rostro, ocasionándole lesiones de mediana gravedad, sanables salvo complicaciones entre 18 a 20 días con igual tiempo de incapacidad», consigna la resolución fechada el 25 de marzo de 2003, según indica el medio.
Hacia el año 2005 fue parte del comando de campaña presidencial de Joaquín Lavín, en ese entonces, el ex alto funcionario público, fue detenido bajo los cargos de exacciones ilegales, infracción a la ley de drogas, cohecho y obstrucción a la justicia. Cargos de los que posteriormente saldrá en libertad bajo fianza.
Ser director/a/e de cine, reviste, además de un nombre, de una responsabilidad ante un equipo de trabajo. Elaborar una obra de difusión masiva involucra también una responsabilidad con respecto a un legado audiovisual y una posición ante la sociedad. Es inexplicable el silencio de Maite Alberdi, directora del Agente Topo, ante esta situación. Es inverosímil que la película pueda seguir siendo exhibida sin ningún reparo del mundo político, social y de la defensa de los derechos humanos. Cuesta creer que con el abrumante prontuario, tanto la directora como el equipo de la película, con el nivel de acceso y redes que tienen, desconozcan esta situación.
Las sociedades que buscan trabajar sus traumas con respecto a la vulneración de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, lo primero que realizan es un acto de reconocimiento público, luego educar, reparar y trabajar la memoria tanto con las víctimas como con el resto la sociedad para que esos hechos no vuelvan a ocurrir. Más allá de las disculpas públicas y sin ánimo de censurar es importante dar un debate profundo con respecto a la exhibición del material, personalmente me parece inconsistente mantener el status quo y el contenido intacto, entendiendo que estamos frente a una realidad diferente a la que amparó originalmente la obra. Si el equipo además quisiera acompañar el proceso de las víctimas, sería necesario hacerse parte de lxs denunciantes y rehacer el material, sin la participación de Rómulo Aitken. Ninguna premiación o gratificación económica, puede sostenerse sobre el silencio de crímenes de lesa humanidad, narcotráfico y agresión. Ningún exitismo o reconocimiento internacional puede estar por sobre la vulneración a los derechos humanos.
1 – Nota de prensa de El Mostrador, “Rómulo Aitken fue procesado por causar lesiones a su pareja periodista” disponible en https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2005/06/14/romulo-aitken-fue-procesado-por-causar-lesiones-a-su-pareja-periodista/
2 – Ver sentencia condenatoria del Décimo Noveno Juzgado del Crímen de Santiago año 2014, https://docplayer.es/123301872-Santiago-veintinueve-de-diciembre-de-dos-mil-catorce-vistos-que-se-ha-instruido-sumario-en-la-presente-causa-rol-no-tomos-i-ii-iii.html
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