El lugar que puede ocupar en la tradición de nuestras antologías, Vigilar y castigar, escrituras bajo amenaza, (Marciano Ediciones, 2020) compilada por Alberto Moreno y Samuel Ibarra, es sin lugar a dudas un lugar destacado por cuanto viene con propiedad a sumarse a una serie de antologías precedentes, sobre todo las del periodo dictatorial, (periodo donde proliferaron un gran número de revistas y antologías) donde los tópicos del encierro, muerte, miedo, agobio, censura, desencanto, desconfianza, etc. se vuelven a repetir, esta vez forzados por la imagen de una institucionalidad cada vez más autoritaria y son re visitados y re motivados axialmente por la actual pandemia, lo que aporta un matiz distinto, por tratarse de un padecimiento global. Sin embargo también viene a sumarse a aquella modalidad de integrar texto e imagen lo que afianza en estas doscientas veintidós paginas una integración de las artes. Si bien se trata de un texto compilatorio, este sobrepasa cualquier intento antológico y temático, trasladándose a un intento vivo y también documental de una de las etapas más difíciles de nuestra historia como país y también como humanidad.
Más que un dialogo entre textos e imágenes, los poetas y artistas visuales reunidos establecen una interconexión para focalizar la mirada en esta suerte de apocalipsis que ha puesto en paréntesis toda nuestra manera de habitar y cohabitar el mundo, al mismo tiempo que ha exacerbado lo ya dramáticamente humano y de paso ha recrudecido una visión nihilista sobre la existencia, que ya existía después de las dos primeras guerras mundiales. Si bien la mayoría de estos textos amplían el carácter testimonial que puedan tener (entendiendo lo testimonial en su sentido estricto tal como fue característica fundamental en la generación de los 80) la diferencia que tienen con las escrituras gestadas durante la dictadura, es que van más allá de lo político, dado que en el caso particular de nuestro país la actual pandemia viene a sumarse como acontecimiento casi inmediato a lo que fue el estallido social. Frente a este estado caótico de cosas, que colinda con lo extremo, lo traumático etc., es que desde las expresiones poéticas y plásticas una vez más se busca instaurar otra vez la posibilidad de una literatura crítica y de paso reafirmar quizás, como nunca antes, la condición humana en su ya total fragilidad. En esa dirección poetas, filósofos, artistas plásticos y colectivos artísticos (74 en total) provenientes de distintas nacionalidades, generaciones, trayectorias, estéticas etc., son convocados por Alberto Moreno y Samuel Ibarra para desplegar en conjunto textos e imágenes, que denuncian, muestran, reflexionan, y registran desde lo micro -histórico, la visión que cada uno de ellos tiene respecto del encierro, el contacto normado, el repliegue forzado, que no son necesariamente sólo efectos de la pandemia, sino signos de un control político y económico que se relaciona con una dictadura ya no política sino económica; este neoliberalismo de mercado desregulado, como muy bien lo caracterizo más de una vez el poeta Armando Uribe. Desde Pedro Lastra (uno de los últimos sobrevivientes de la generación del 50), pasando por un representativo grupo de poetas de la generación del 80, (Soledad Fariña, Marina Arrate, Verónica Zondek, Carmen Berenguer, Eugenia Brito, José María Memet, Egor Mardones, Jesús Sepúlveda, Isabel Gómez) y llegando a voces de generaciones más actuales como Ernesto González Barnert, Mauricio Torres Paredes, pasando además por la impronta surrealista en artistas y poetas como Aldo Alcota, Enrique de Santiago, Magdalena Benavente, Jorge Leal Labrín, Jaime Alfaro etc., como también por las obras de artistas señeros en la escena plástica nacional de tendencia neovanguardista como: Carlos Montes de Oca, Víctor Hugo Bravo, Antonio Becerro e incorporando el registro de voces actuales de la poesía mapuche como David Añiñir, Roxana Miranda Rupailaf, Encerrar y Vigilar Escrituras bajo Amenaza”, puede verse también como una antología de emergencia, (y desde el punto de vista de su gestación editorial, un ejemplo de autonomía cultural).
En ese estado fueron concebidas todas obras, casi desde una verdadera recodificación de la experiencia como respuesta única a algo que nos amenaza desde siempre: el poder en todas sus variantes y con todos sus mecanismos. Su lectura es imprescindible para reevaluar este difícil momento histórico, y no cabe duda que sentará un precedente entre nuestras antologías, muestras compilatorias, las antiguas y también las que están por venir.
collage: Pandemic Glam, por Debbie Valenzuela
Perfil del autor/a: