Seguimos con el ciclo de entrevistas y divulgación de las obras de lxs artistas que forman parte de la curatoría del Festival Periférica. Como media partner, medio pana, semana a semana iremos compartiendo las visiones de quienes participarán de la primera edición de este encuentro.
¿Un recordatorio de qué va esta primera versión del festival? Pues acá está disponible el manifiesto que ya publicamos en Revista Raza Cómica.
Esta oportunidad vamos con Leonardo Portus.
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Leonardo Portus (1969) es un artista autodidacta que vive en Santiago. Su obra explora la relación entre arquitectura y memoria.
La invitación a Periférica la percibe como un reconocimiento a su «autodidactismo manejando derroteros a través del análisis de una panorámica de la arquitectura a través de la vivienda social, de una fractura o empalme entre la arquitectura impuesta por el dogma y las transformaciones que agregan sus propios habitantes”.
¿Qué dice la arquitectura sobre nosotros, sobre la sociedad?
Considero que la arquitectura es el gran testigo y espejo de los cambios sociales. Cada época tiene su respectivo correlato arquitectónico, ya que representa la materialización -muchas veces monumental- de proyectos políticos, religiosos y sociales. Actualmente el estilo internacional instalado progresivamente desde mediados del Siglo XX en todo occidente, nos habla, por ejemplo, del despliegue del capitalismo a todas sus anchas y de cómo las periferias terminan adaptando y copiando sus contrapesos dicho estilo. Es trágico y tragicómico, por ejemplo, el desfase con el que dicha copia se emplaza. Pensemos en la arquitectura comercial, los muros pantalla, etc. El mismo mall en su formato tipo bunker ya obsoleto en el primer mundo, pero que aquí seguimos desarrollando como si nada.
¿Crees que la arquitectura es un tema de preocupación en los sectores periféricos?
Puede ser que la arquitectura no sea pensada en la periferia con los mismos sentidos en cómo es analizada y vista en el centro o la academia, y es justamente ese el sentido más radical de esta disciplina como ángulo vector que desprende problemáticas como la segregación. La Arquitectura –así, dicha con mayúscula-, en la periferia se piensa como algo lejano, que sólo se encuentra en los edificios públicos y privados del centro y los barrios más acomodados, en los cuales se deducen los estilos y una eminente historia arquitectónica o correlato nación. La periferia a sí misma se ve muchas como veces un lugar sin arquitectura y por ende, sin historia, sin un relato propio. A lo sumo en su paisaje advierten las anodinas infraestructuras neutras de una Municipalidad, Hospital o Escuela, que llegan con un notorio desfase a implantarse a su entorno.
¿Por qué te uniste a Periférica?
Agradezco la invitación de Periférica. Los temas que han tratado sus curadores son similares a los que he tratado. Se reconoce también mi autodidactismo manejando derroteros a través del análisis de una panorámica de la arquitectura a través de la vivienda social, de una fractura o empalme entre la arquitectura impuesta por el dogma central, y las transformaciones que agregan los propios habitantes; por ejemplo en el caso arquetípico de los bloques PET y las ampliaciones tipo palafito.
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