Para matar maricas hay varias técnicas. Algunas evidentes y otras sutiles. Pero de todas las técnicas que existen para matar maricas, la invitación al silencio es sin duda la más efectiva. Es una estrategia muy antigua y su efectividad radica en que no deja huellas. Cuando una existencia puede ser nombrada solo con palabras injuriantes o patologizantes (maricón u homosexual) produce que el aludido tenga como primer impulso negar la injuria. Es decir, negarse a si mismo. Y en el negarse está implicada la afirmación de no existencia.
Si niego que soy aquello que soy, no me convierto en otra cosa, sino que accedo a no ocupar un espacio en el logos y eventualmente no existirá un espacio que habitar en el universo simbólico. Lo que no se nombra no existe y si no existe no importa. A partir de allí se vuelve fácil desaparecer…..o morir.
Durante mucho tiempo miles de maricas acogieron esa invitación a existir en silencio y a desaparecer con regularidad. El silencio se manifestaba como discreción, siendo ese pariente serio que no tiene tiempo para pololear. Siendo la tía mañosa y severa que no se interesa en tener citas. Por supuesto siempre existió la vida privada, pero muchas veces fue tan privada que privó a sus protagonistas de ejercer el hermoso derecho a contar historias.
Afortunadamente, siempre existieron las maricas gritonas, también las tortilleras descaradas. Por suerte, porque ¿qué haríamos sin Oscar Wilde, sin Chavela Vargas, sin Pedro Lemebel o Néstor Perlongher? Es una suerte contar con una genealogía (aunque dispersa) de colizas deslenguadas, que no tuvieron la precaución de ser discretas. Nos dejaron un manual de instrucciones sobre cómo hacer guirnaldas con los insultos y con el desprecio. Pero claro, hay que estar a la altura. Hay que seguir hablando.
Emancipar la lágrima de Jorge Díaz, responde a esa pulsión de habla, pulsión de escritura, de resistencia y rebeldía contra el silencio, que es lo mismo que un impulso por sobrevivir. Y no se trata solo de preservar el cuerpo sin daños, sino de construir un espacio en el lenguaje, de tener un territorio propio en el imaginario.
Este libro funciona como un álbum de fotos, de esos que teníamos antes, con tapas de color y hojas de cartón grueso forradas con celofán. Es un álbum que preserva momentos importantes, como los cumpleaños con los amigos o las vacaciones a la playa. Recoge los encuentros, los festejos y los trabajos de un pasado que no ha terminado. Y ahí están preservados también los afectos, los amores, los amigos, aquellos con los que queremos ser fotografiados, aquellos a quienes queremos recordar.
Hay en este libro una vocación de archivo. Y esa es una tarea importante, porque del archivo puede construirse historia. Había funcionado tan bien esa invitación a no existir, fue tan efectiva la invitación al silencio que se hizo difícil reconstruir la genealogía. Trabajar desde hoy el archivo marica, un archivo siempre pobre, supone entregarse a la tarea de empezar tarde y con desventaja. Hay que saber mirar debajo del agua para encontrar las huellas escondidas que dejaron las viejas. Y más difícil aún, hay que darse a la tarea que dejar registro del presente. Y eso no es fácil. Los textos de Jorge Díaz en este libro hacen eso precisamente, encuentran el tiempo para producir un registro reflexivo de aquello que casi siempre se hace con urgencia. Estos archivos del activismo tienen la hermosa cualidad de documentar acciones que suelen responder a una contingencia apremiante. Travestir a Andrés Bello en una toma estudiantil, hacer una campaña paródica sobe el aborto en Chile, intervenir una marcha con una efímera peluquería de barrio en la que todas quieren ser rubias pero no pueden dejar de ser negras. Todas esas acciones fueron hechas con urgencia, altas dosis de improvisación, harto amigo prestando materiales.
Pero estos textos, a pesar de la urgencia, encontraron el tiempo para darle otra vuelta más al asunto, para entrar en detalle, para pensar dos veces. Ya que si la acción es también pensamiento, escribir sobre la acción es, en efecto, pensar dos veces.
Este es un archivo discontinuo, como los álbumes de fotos, lleno de lagunas y espacios vacantes, no pretende elaborar una línea de tiempo rellena de eventos que se suceden unos a otros, este archivo no se construye a partir de la causalidad. Y puede ser porque la historia marica no tiene más remedio que asumirse discontinua. Porque se transmite por vías no oficiales y a veces los mitos pesan más que los registros (otra vez el silencio que fue borrando vidas y acontecimientos). La discontinuidad de esa historia no es una falla, es la manera en que hemos podido transmitirnos el pasado, a pesar de todo.
Comenzar tarde a hacer historia tiene ciertas ventajas, y este libro lo sabe. No está preso de las estructuras académicas, heterosexuales, patriarcales y científicas que pretenden ser transparentes y contarlo todo, y mostrar una verdad, y borrar el sesgo de la mirada. Comenzar tarde a escribir esta historia provee de lucidez, de afición por el juego y sentido del humor. Jorge no le tiene miedo a la deriva, ni pretende llenar los espacios vacíos, hace un archivo/álbum que en lugar de causalidades ofrece reflexiones, dudas, cartas, afectos y amores. Así encontramos aquí dentro flujos cariñosos, admiraciones a la escritura de otros activistas, y se transparenta lo que las historias patriarcales esconden bajo su pretensión de objetividad. Y es que el escritor siempre cita a quien admira, a veces a quien ama, ¡qué bella práctica es citarse con las amigas! Y en este libro sabemos que está inscrita una constelación amorosa, que evidencia cuestiones de gusto y afinidad. Y es así que aparecen Alejandra Castillo, Nelly Richard, José Carlos Henríquez, Cristeva Cabello, valeria flores, Carla Zúñiga, Hija de Perra y muchas otras más, vecinas les ha llamado el autor veces, por la cercanía, por vivir en la misma zona del lenguaje que nos contiene.
Emancipar la lágrima como álbum de fotos del vecindario, organizado a partir de los afectos, desarrolla la necesaria vocación de construir un archivo del activismo marica y de paso desafía el orden moderno de la especialización, abordando temas que no necesariamente responden a las competencias certificadas del autor. Y es eso precisamente lo que hace de este un libro necesario, que no aborda solamente las cuestiones que competen al universo marica, como si los maricas habitáramos un universo propio y paralelo. Por el contrario, aborda el mundo, la realidad que diariamente compartimos entre minorías, mayorías, población general y grupos particulares. Porque el mundo sigue siendo tema de todos. Es simplemente cuestión de perspectiva. Emancipar la lágrima, cuenta fragmentos del mundo con perspectiva marica y al hacerlo trabaja por vencer el silencio y conseguir ese importante espacio en el lenguaje que nos permite existir.
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Ficha del libro
Título: Emancipar la lágrima: ensayos transdisciplinarios sobre arte, ciencia y activismos de disidencia sexual
Autor: Jorge Díaz
Año: 2021
Editorial: Trío Editorial https://trioeditorial. blogspot.com
Número de páginas: 302
Tamaño: 23×17 cm
Perfil del autor/a: