Y nunca fuimos soldados,/Ni maestros ni aprendices, /Pues vagamente supimos /Que jugábamos al tiempo…/Y nunca esta Patria dejamos,/.. y baldíos regresamos,/¡tan rendidos y sin logro!/Balbuceando nombres de “patrias”/A las que nunca arribamos”
En ese poema, Gabriela Mistral pone el acento en el tiempo, sus mudanzas y expectativas incumplidas. Más que en los oficios: soldados, maestros o aprendices. Es de las transformaciones que se trata. De ese verso me cuelgo con una reflexión que me lleva a pensar nuevamente en la Unidad Popular, en nuestra derrota estratégica como pueblo soberano cruzado por una era neocolonial, extractivista e hiper mercantil.
Lo gatilla Mauricio Leandro Osorio. Tengo ante mí su texto, Búlgaros. Lo leo con avidez, como quien bucea la inclemente marca del tiempo en nuestros sueños y derrotas. Miro en el texto testimonial una reflexión inconclusa de país sobre la relación entre democracia y FF.AA, entre la Unidad Popular, la lucha antifascista, la rebelión popular y la memoria de nuestras propias vidas. Son las vidas de quienes participamos del dramático escenario, inconcluso por cierto, entre la democracia popular, el terrorismo de estado, el exilio y el retorno posdictatorial.
El libro que aquí comentamos no puede ser remitido solo a un par de historias. Son 31 vidas cruzadas por luchas, duros momentos existenciales, tortuosos amores, enfrentamientos militares, heroísmos y desencantos. Pero hay una profunda reflexión, reconocimientos y lecciones pendientes. El tiempo y nuestras vidas particulares son procesos. Partamos por ello: se trata de gratitud y reconocimientos hacia las vidas jugadas en estos procesos y a Mauricio por traerlas a nuestra mirada de hoy. Me sumo al objetivo principal de este libro: devolver esas vidas a las anchas y conmocionadas aguas de nuestra propia existencia como pueblo nación, un pueblo que hoy se abre a las plurales fuentes de múltiples naciones como se ha visto en la Constitucional de hoy. Homenaje a la compañera Denisse Cortés, asesinada ayer.
Entonces le entrego a Mauricio una segunda rueda: dar cuenta de las subjetividades de esos compañeros, compañeres, diríamos hoy. Acoplar a sus anécdotas y misiones, el espacio para inscribir sus vidas desde adentro, desde el fuego interno de sus esperanzas y expectativas, de sus luchas internas, de sus debates consigo mismos, de las lecciones que nos entregan como encargos de futuro. Esa, Mauricio, es tu misión de escritura para tu siguiente trabajo. Mirar hacia adentro como si fuésemos todas y todos quienes conversamos. Cada vida, un grano de pueblo. Los medios se encargan de mirarlo todo desde fuera. Nosotres no. No nos mandaron como paquetes a realizar esto o lo otro. No. Estuvimos conscientes en cada paso. Dolorosa, desgarradamente conscientes. Esa consciencia es nuestra gran herencia.
¿Qué es una lucha, qué es un Partido, qué es una “Tarea” sin su pueblo? Me pregunto. ¿Un oficial, una luchadora de derechos humanos, qué es sin su referente colectivo, sin ese referente que es un proyecto común, que se hace al andar con otras y otros? Nunca solos. Solos, somos fragmentos, nada más. ¿Qué es una democracia sin comunidad? ¿Qué es una batalla sin sus referentes? ¿Cómo reconocernos en esas 31 vidas hoy? ¿Desde dónde, desde qué proyecto estratégico reflexionar con esas vidas y hacerlas, una y otra vez, nuestras para recomenzar? ¿Qué sería del Riti, Valenzuela Levi, Antonio o Carlito, del Chico Juan o del Negro, de Alejandro y Roberto, de la compañera del Riti o Gustavo? ¿Hay algo que le dé sentido en esta era de posverdad a sus gigantescos sacrificios, a sus despojos y sentimiento de abandono?
Miro en este intenso relato un tránsito interrumpido por cortes y misiones que cruzan Bulgaria para continuar en Cuba y de ahí a Nicaragua o Salvador. Batallas inconclusas, pero batallas de pueblo grande, bolivariano. Veo también Reflexiones, tareas por venir que nos afectan como personas y como colectivos. Discusiones a medio hacer. Proyectos detenidos por emprender. Proyectos desmoronados más allá de nuestras voluntades individuales. Veo un pueblo que entendió debates sobre la reforma de las fuerzas armadas allá en la Unidad Popular. Veo también el Vacío histórico y la falta de articulación entre la reforma de las FF. AA y la Rebelión Popular como un continuo antifascista que cruza la UP y gran parte de los años de la lucha contra la dictadura. Pero no veo continuidad desde el plebiscito del 88 hasta nuestros días. Algo se quedó congelado. Algo que debe seguir fluyendo hasta lograr un Estado en el que las FF.AA respondan a su pueblo. Que no lo miren como el “enemigo interno” acorde a la Doctrina Norteamericana de la Seguridad Nacional.
Miro el complejo problema de las identidades populares, que siempre va más allá de las marcas de los agentes de seguridad. Más allá de los “carneses” que decía un compañero. Identidades, marcas subjetivas que siempre escaparán a las listas negras, a las persecuciones de los estados de terror que han cruzado y siguen cruzando nuestras vidas.
La lucha actual por las identidades plurales se ha instalado decididamente en nuestro país: trabajadores, feministas de clase, reconocimiento de las primeras naciones, pueblos originarios. ¿Dónde, en qué rincón de esta foto de nuevas subjetividades ponemos a aquel frentista del libro de Mauricio, a aquel oficial búlgaro, a esa chilena que dejó su vida en la lucha sandinista o junto al Farabundo Martí del Pulgarcito Rojo, como le decíamos a El Salvador? ¿En qué sentido fueron nuevas subjetividades? (el Hombre Nuevo) ¿Qué hacemos hoy con Carlitos, aquél “búlgaro” socorrido por Mauricio Redolés y convertido en el “hombre más buscado del país” luego de aquella feroz explosión de 5 kilos de explosivos y cinco de amongelatina en una casa de seguridad que no era tal. Carlitos abre el telón: este único sobreviviente en ese Duplex de Villa Portales, detrás de la USACH, ex UTE. De rostro quemado y orejas ensangrentadas nos llama desde entonces a actuar y repensarnos.
.
Emerge imborrable en ese primer capítulo aquél otro “búlgaro” asesinado en la matanza de Corpus Christi: Rodrigo, José Valenzuela Levi. Jefe del Tiranicidio, de quien más tarde en el libro sabremos escribía poemas de amor (p 70). Emerge también imborrable el Señor del Sombrero, Luis Canales, reclutador de los “búlgaros”, cuyo hijo el Flaco Canales fuera asesinado en diciembre de 1973 en la llamada Batalla de la Legua, del Cordón Industrial de San Joaquín a manos de la Caravana de la Muerte.
Y ya para el Capítulo II emerge “La Tarea” con una interrogante feroz: cito “Misión Suicida? ¿Misión suicida La Escuela de Veliko Tarnovo? ¿Qué tendría que ver aquella escuela del “polvorín de Europa” con un equipo enviado para formarse como futuros oficiales democráticos? La misión era prepararse para generales en las Nuevas FF.AA de Chile. Un ejercito moderno y “reformado en Democracia”? Esas FF.AA no llegaron a la Unidad Popular. Ese ejercito neofascista que heredamos vuelve a horrorizarnos una y otra vez con el asesinato de la joven defensora de los DDHH, con los más de 400 ojos cerrados para que Chile despierte.
En este punto me aparece un problema que ya quedaba aludido en el título: “ejército entrenado para matar a Pinochet? Habría sido este contingente realmente formado para enfrentar las fuerzas represivas de la dictadura? ¿Tendrían la experiencia legada al “interior” por nuevas generaciones que a sangre y fuego se jugaban la nueva patria? Al derrocamiento de SA, se quebró nuestro pueblo en el “interior” y el “exterior”. Esas fisuras hasta hoy duelen. ¿Qué continuidad hay hoy entre la reforma de las FF.AA y la Tarea en la construcción de una democracia de Nuevo Tipo?
Para abril de 1975 una cincuentena de comunistas chilenos había ingresado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba con la misión de formarse como militares profesionales. Según Rolando Álvarez, es el propio Fidel Castro quien a mediados de 1974 ofrecería a dirigentes del PCCh la posibilidad de formar a comunistas chilenos en militares profesionales. La idea inicial, era que el PCCh contara con un contingente aproximado de 400 militares de alto rango proyectándolos en términos políticos como la espina dorsal de las nuevas Fuerzas Armadas chilena.
Mauricio habla de los “malos entendidos” en el destacamento de Bulgaria, interrogantes que crecerían con el Golpe Militar. Ese golpe nos marcó adentro y afuera de por vida y de distintos modos: a oficiales y campesinos, a maestras, trabajadores y artesanos. Muchos de los búlgaros eran de origen campesino y viajaban para formarse en maquinaria agrícola. En la URSS les decían jippies. De ahí que uno de los primeros desencantados de la misión, fuera Arturo del grupo musical Chile Lucha. Arturo decide seguir con la música y termina borracho, condenado al ostracismo, enterrado como NN en Bulgaria. Tenían órdenes de “no aparejarse”. Para 1981, 29 de los búlgaros dejan Veliko Tárnovo con destino a Cuba. De Bulgaria el texto es asaz parco: refiere a la igualdad salarial de hombres y mujeres (p 65) y que el Estado costeaba altos porcentajes de las vacaciones de las y los trabajadores. Queda pendiente una reflexión sobre la caída del campo socialista y los vaivenes de la guerra fría, que en nuestro continente seguía bien “caliente”.
Para 1985, los búlgaros eran “enviados” a la guerra de liberación nicaragüense. Pero “enviados” es una palabra compleja: no eran paquetes los enviados. El texto no escudriña sus reflexiones, temores, o deseos. Además: ¿Cubría la exigente formación militar búlgara un análisis táctico-estratégico de las FF.AA en la dictadura chilena? Para los búlgaros, el primer oxigenamiento será Nicaragua a inicios del 79, frente “al escenario de deserciones e incertidumbres” que se abrían para concretar esa tarea en Chile. ¿Qué impacto tuvo La Tarea a nivel de la militancia, pese a las críticas y deserciones? Esa reflexión sigue pendiente hasta el día de hoy. El texto de Mauricio lo deja en evidencia.
La mención de la tesis del “Vacío Histórico”, por breve que fuese en este libro, arroja luz sobre una interrogante que no era solo del PC sino de la propia Unidad Popular. En el Pleno de 1977, el PCCh estableció la tesis del Vacío Histórico en torno a lo militar, así como los lineamientos políticos para salir de él. Diversos fueros los afluentes militantes que comenzaron a llenar con reflexión y propuestas este vacío, la gran mayoría de ellos en el exilio. Ello ilumina la idea de formar profesionalmente a chilenas y chilenos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba a partir de 1975. A vuelo de pájaro, El libro de Mauricio da cuenta de las complejas dinámicas partidarias internas, marcadas por la autocrítica inicial pos golpe de Estado y luego por las urgencias establecidas en función del término a la dictadura. La posdictadura fue dejando en claro la profundidad de las divisiones en el campo heterogéneo de la izquierda chilena. El neoliberalismo había tenido frondosa victoria, dejando a las fuerzas populares divididas en lo hondo. Esas divisiones implicaron abandonos enormes. Implicaron e implican hasta hoy hacernos cargo de nuestras fuerzas dejadas a la inclemencia de la represión y el hipermercado. El libro de Mauricio lo deja en evidencia al dar cuenta de las vidas personales. Sobre todo hoy que entendemos más que nunca que lo personal es también político.
El Pleno del 77 asume las tesis del vacío histórico como parte de la autoevaluación de las causas de la derrota de la UP. El propio Corvalán da cuenta de “la carencia histórica dentro del Partido de una visión y una política en el terreno de lo militar”. Menciona esa carencia como “error de derecha” y destaca la falta de estudio y conocimiento de las instituciones armadas de nuestro país”, así como la urgencia de “un trabajo dirigido a promover en su seno las ideas democráticas, el interés por la lucha del pueblo». Según la autocrítica, ésta línea de trabajo debió ser asumida mucho tiempo antes y «haber sido una constante en la línea del partido». Su tardío tratamiento sería según Corvalán, «una insuficiencia más que grave de la política del Partido». No fuimos ni hemos sido capaces de incorporar ese debate a nivel de la lucha de masas. Hemos subvalorado el carácter de clase de las FF.AA.
Quisiera concluir con una Cita de Salvador Allende: “Las FF.AA. de Chile son FF.AA del país. No son FF.AA al servicio de un hombre ni de un gobierno. Son del país…y lo hemos dicho pública mente, que las FF.AA. no son una parcela al margen de lo que ocurre…Ellas deben estar integradas en el proceso de desarrollo de Chile, vinculadas directamente” a la vida social, a los destinos de la Patria (Conferencia de prensa de Salvador Allende a periodistas extranjeros. Santiago 5 de mayo de 1971). Las Fuerzas se fueron armando en la UP como fuerzas al servicio del Estado; del Estado Popular. No para reprimir; más bien para contribuir y ser partícipes de la construcción de un nuevo Estado. Ese Estado, plural, paritario, plurinacional recién está en la forja constitucional. Salvador insistía en el carácter prusiano durante la guerra fría al servicio norteamericano desde los años 60 hasta la más reciente Declaración de Santa Fe. Conseguir la plena autonomía nacional, antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista…” era la propuesta de la UP: Una Nueva Constitución que implicaba e implica un NUEVO ESTADO INSTITUCIONAL: Un ESTADO POPULAR que la Rebelión del 18 de Octubre de 2019 volvió a alimentar.
Al concluir decirle a la Sra. Eliana que el Partido no es macho y devolver a Roberto su reconocimiento más allá del heteronormado “inaceptable por maricón” (272) implica hoy replantearnos como sujetas y sujetos de derechos humanos, sociales y sexuales.
El momento actual, fruto de inéditas, valientes y sostenidas épicas de nuestros movimientos sociales nos vuelve a poner en este trance. De no acoger las demandas nos volveríamos a encontrar ante los desencuentros y divisiones que tan caro hemos pagado como democracias comunitarias. Decir que en Nicaragua los chigüines no han muerto en vano. Decir que las pesadillas de Alejandro aún nos interpelan. Decir en fin que hay un “vacío histórico” que aguarda para llenarse y llenarnos de contenidos. Y Contestarle a Mistral. El reencuentro con la Matria es posible. Nuestra historia es nuestra y tiene sentidos. Venceremos y será hermoso.
Perfil del autor/a: