La destacada realizadora Susana Díaz Berríos nos ofrece una panorámica sobre algunas músicas de Santiago de Chile. Bestiario del Ruido, serie recién estrenada por ARTV, se compone de nueve cápsulas que fichan algunas experiencias datadas a lo largo de tres décadas, en torno fundamentalmente del rock. No es tanto una serie sobre música en sí. Antes bien, recoge perspectivas, afectos y experiencias de la escena local, sin caer en el cliché de lo alternativo, lo independiente o lo emergente –pues ¿independiente de qué? ¿Alternativo a qué? ¿Emergente desde cuándo?
Más bien, Bestiario recoge con acierto testimonios sobre el desafío enorme de construir y sostener esfuerzos artísticos no sólo en contra de las dinámicas más convencionales y complacientes del panorama nacional actual -fuera de esta serie- si no en contra de las mismísimas condiciones de marginación mediática, precariedad económica y de la comercialización como atentado contra la autenticidad, condiciones que han sido el destino más común para el arte y la cultura bajo el neoliberalismo criollo.
Quien mejor retrata lo anterior es Dadalú, quien sitúa la incomodidad como lugar concreto y condición emotiva, sea ante al panorama ya descrito, sea ante el costo que pagan las artistas que desafían los estándares sexogenérico hegemónicos. La práctica musical es explicada como un destino inevitable, como una profesión de fe en las bondades expresivas de la propia identidad y sus condicionantes. Aquí conecta con Cathy Lean, cantante y compositora, sostén desde la década de 1990 de Malcorazón, vieja gloria de una época en que los sellos -trasnacionales y nacionales- apostaban por una industria nacional. También con Colombina Parra, quien desde una posición de privilegio describe procesos creativos para los cuales los problemas parecieran reducirse a hallar el momento adecuado de la creación, y a lidiar con el denso mito de la familia Parra, el cual debe ser administrado y protegido de interpretaciones -en su opinión- apócrifas.
Susana Díaz nos entrega asimismo testimonios sobre el mero deseo de componer, tocar y persistir. La cápsula dedicada a Tercer Subterráneo, por ejemplo, banda discreta que surgió desde las más tradicionales academias musicales del país para reivindicar a la música popular por derecho propio. Algo similar con LEM, proyecto insigne de la electrónica nacional y el intercambio con la escena experimental internacional, donde ha primado la vocación musical como camino de autoconocimiento y reafirmación. Cabe mencionar aquí a Gangrena Surf, quienes adulteran géneros y recrean imaginarios con absoluto desinterés por la aprobación ajena, respetando sus conflictos y la discontinuidad como parte esencial de la propuesta.
Mención especial a las cápsulas dedicadas a Marcel Duchamp y Asamblea Internacional del Fuego: las condiciones políticas y sociales de la vida bajo el neoliberalismo chileno son afrontadas con determinación y un crudo sentido de realidad. La persistencia de proyectos artísticos sostenidos a pura voluntad y memoria, planteando situaciones de liberación y conciencia, reavivando la memoria de los más doloroso de este país, sin duda son los momentos más altos de la serie producida y dirigida por Susana Díaz.
Una propuesta visual y sonora riquísima y estimulante. Músicas para ver, que son también un testimonio de este tiempo para el futuro.
Bestiario del Ruido
(Chile 2022, 70’ aprox.)
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