“La vida ya superó a la escritura” es el más reciente libro en Chile de la escritora y audiovisualista limeña, publicado bajo el sello de Editorial Cuneta. Con una nutrida agenda de encuentros y lecturas, Otta será parte de la Furia del Libro, que se desarrollará en la Estación Mapocho entre el 30 de mayo y el domingo 2 de junio.
Esta no es la primera vez que la escritora Tilsa Otta visita Chile, pero sin duda será una estadía distinta. La primera vez estuvo como invitada en un Festival de Poesía en Rancagua. La segunda, de paso de camino a Argentina en una ruta por tierra, ocasión en la que anduvo caminando por allí y visitando una que otra librería. Esta vez su agenda estará mucho más apretada pues es una de las invitadas internacionales de la Furia del Libro del 2024, que se celebrará en la Estación Mapocho entre el 30 de mayo y el domingo 2 de junio. Todo esto, gratis.
¿Qué trae a la escritora peruana a la capital? Su poemario “La vida ya superó a la escritura”, publicada bajo el sello de Editorial Cuneta. Con un perro negro y pelucón en llamas como portada, el libro de poesía aborda dentro de sus tópicos a la lírica misma.
La poesía es la gran aguafiestas
La invitada sentada en la esquina callada
Observando a todos, la que no se halla, se aburre rápido, piensa que estaría mejor en casa
La que roba vasos de otras manos y siempre pide cigarros
La primera que baila y luego llora
La que roba besos a chicos y chicas, la que no logra articular palabras ni caminar derecho, la que pierde el sentido
A quien botan a patadas y regresa
Contenta, ya más animada
La última en irse, cuando la fiesta ya ha terminado
La primera en llegar cuando la fiesta ha terminado
La copa rota, el suelo mojado, el vómito en el sofá de cuero, la quemadura de cigarrillo en mantel y brazos, la aventura de una noche, la resaca, el chupetón, el arrepentimiento, el nuevo amor, la pastilla del día siguiente, tus tres hijos, el departamento comprado a plazos, la búsqueda del éxito, la deuda con el banco, el auto de segunda, la estabilidad, la confianza que dan los años, la crisis de los cuarenta, el fin del amor, la vejez tranquila, tu entierro
La poesía es todas las fiestas
Y también, la literatura en relación a la vida, como bien plantea el titular.
la vida ya superó a la escritura
sí
era una competencia
sí
esto es vida
sí
la literatura está en su casa
estudiando
la vida
ese clásico instantáneo
El lanzamiento del volumen tiene fecha en la Furia: el 2 de junio a las 18:00 hrs., con la presentación de Galo Ghigliotto y June García. Antes, el sábado 1 participará de una lectura de poesía en la misma Feria, y dará un taller en la Librería Usach, para el cual aún quedan cupos. Como si fuera poco, el viernes 31 sostendrá una conversación con la escritora Josefina González en la librería Metales Pesados y hoy, miércoles 29, a las 19:00 hrs. tendrá una lectura junto a los poetas Paula Ilabaca y Juan Carreño en Inquieta Librería. Más ocupada que Tilsa Otta en Santiago de Chile.
En esta entrevista con La Raza Cómica, la audiovisualista y autora de Ideario. Ejercicios para imaginar y jugar, Antimateria. Gran acelerador de poemas, Indivisible y Mi niña veneno en el jardín de las baladas del recuerdo, entre otros poemarios, y de la novela Lxs niñxs de oro de la alquimia sexual, cuenta un poco más de su poesía, de cómo dialoga con su plano como narradora, del espacio de la cotidianidad -incluyendo el pop y en reggeatón- en la literatura, de un libro escrito junto a su padre y más.
-¿De qué manera describirías la relación de tu propia vida con la literatura, evocando justamente el título del libro?
Mi relación con la literatura partió de una intención o reacción de desafiar cómo generalmente nos relacionamos con ella. Para mí, comenzar con la poesía y no con la narrativa tuvo que ver con una especie de cuestionamiento del lenguaje según se me estaba enseñando.
Comencé a escribir en el colegio, un momento que sentí muy de estructurar, de ordenar tu pensamiento y mostrarte para qué sirve para el lenguaje y de qué formas se debe usar, como si fuera una herramienta con instrucciones. Mi intención de adolescente fue subvertir eso y empezar a jugar y a desordenar, como un niño que agarra un juguete y empieza a usarlo para otras cosas. Más adelante vi que esos juegos que empecé a hacer con el lenguaje lo hacían los profesionales, pero con más técnica.
Cuando pensaba en el título de este libro, por momentos olvidaba cómo había surgido, hasta me olvidaba qué quería decir con él, pero tiene que ver con que cuando me preguntan sobre mis influencias al momento de escribir, no pienso en escritores casi nunca, pienso más en músicos y sobre todo en sensaciones, porque quiero lograr reflejar emociones y sensaciones específicas que he tenido, entonces va más allá de lo literario. Me cuesta relacionar mis procesos a los de otros autores, siempre estoy tratando de producir cosas muy abstractas, inasibles y subjetivas en principio, que al final pueden ser muy compartidas.
¿Te sientes parte del mundo literario?
En realidad, no me siento tan parte del mundo literario, tengo más del mundo de la imaginación y la emoción, que es un grado más amateur, pasional, experimental y psiconáutico; y pues, me derramo por esas esferas.
¿Cómo describirías tu poesía?
Creo que antes estaba más clara la diferencia entre la escritura académica y la otra conversacional, coloquial o incluso lúdica. Cuando empecé, siempre me definían como poesía lúdica, y eso me parecía gracioso.
Creo que tiene que ver también con una especie de frescura, y quizá con un olvido, porque tengo muy mala memoria, lo cual ayuda a no estar siempre dialogando con una tradición, con el pasado, con cierto canon, sino que estés viviendo un presente perpetuo.
Pero me cuesta definir mi poesía; me interesa hacer cosas que sean nuevas para mí. Podría decir que tenía una voluntad de ser luminosa ante la oscuridad que percibo en el mundo -y que percibo bastante- pero luego, con la pandemia y post pandemia, se arruinó un poco ese proyecto y mi escritura se volvió un poco más dark. Ahí me di cuenta de que también es súper necesario ese reflejo.
Algunas de las poesías de “La vida ya superó a la escritura” son sobre la poesía misma. ¿Por qué esa referencialidad? ¿Es la poesía un lugar para pensar la poesía también?
Sí, yo creo que sí, definitivamente. Es una cuestión un poco de fan. Cuando estoy en la poesía, siento que estoy habitando ese espacio porque soy parte de eso, que opero bajo sus reglas o bajo su manto. Siento que la poesía es bastante mística, entonces me deslumbro con las sensaciones que me da, que tienen que ver con que me posibilita trascender ciertos espacios, la materia; acercarme a cuestiones más elevadas, a las alquimias del lenguaje.
A propósito del reguetón y los referentes más pop que están presente en este volumen, ¿qué espacio ocupa o puede ocupar en la poesía esta vida cotidiana y lo común?
Creo que es bueno que ocupe el espacio que uno le dé. En mi caso, son cosas que me inspiran. Más frecuentemente me siento inspirada por la música y lo pop pues me dan una felicidad muy sencilla, una satisfacción muy inmediata, que relaja el cuerpo y despierta cosas.
También está la idea de la que la vida ya superó a la escritura pues los poemas son como los objetos que tengo en mi habitación, como baratijas de colores y canciones pop.
¿Cuál es tu rutina de escritura?
Desde hace mucho tiempo no tengo algo parecido a una rutina de escritura. Tengo más bien algo parecido a una rutina de trabajo como escritora autogestiva, que tiene que ver con pasar la mayor parte de mi vida armando postulaciones a financiamientos y proyectos, entonces en la parte libre escribo, pero es algo muy casual. Ahora estoy escribiendo un libro y apenas tengo tiempo lo avanzo, pero soy muy nómade, ando siempre viajando, entonces voy por etapas. Estoy siempre acomodándome a las circunstancias, pero la poesía tiene eso de que le roba a la vida, sacando cosas de aquí y de allá.
A propósito de que viajas mucho, ¿qué esperas ahora sobre este libro con el público de Chile?
Tengo muchas ganas de ir. No he conocido todavía el ambiente, pero tengo buenas expectativas respecto al libro porque hace clic con gente joven, queer, divertida y explosiva, que es con la que espero llevarme mejor. También tengo una agenda súper nutrida, así que sé que no me voy a aburrir. No sé qué va a pasar, pero lo daré todo, es lo que puedo decir.
Escribes poesía y también narrativa. ¿Cómo dialogan ambos registros?
En realidad, no lo veo como algo tan fragmentado. Por ejemplo, habiendo leído la novela Lxs niñxs de oro de la alquimia sexual, sabes que trabajo con capítulos pequeños. He escrito muchos cuentos también, prosa poética, entonces no siento que sea una experiencia de escritura muy diferente, más allá de esta idea de mantener la continuidad, que es quizás el mayor reto cuando uno escribe narrativa, la continuidad de estilo y la continuidad en la historia. Guardar la coherencia es el mayor reto de un proyecto largo.
¿Qué espacio tiene ésta en la literatura actual? y, ¿qué características tiene el abordaje que hiciste de la sexualidad en esa novela?
En el Perú, a nivel de narrativa en general y en el cine podría decir que la sexualidad no suele tener un primer plano, excepto cuando se trata de voces disidentes. Un crítico de cine comentaba hace poco que ahora el sexo está ausente de las películas peruanas. Hubo una época en los ‘90 en que había mucho sexo, pero muy trash, innecesario o gratuito, para atraer público. Luego hubo un repliegue conservador del contenido sexual.
Hoy la presencia de temas de sexualidad tiene más que ver con la disidencia como una cuestión política, y me parece necesario porque Perú es uno de los países más retrógrados en esos temas. Por ejemplo, acaban de sacar un decreto supremo en el cual vuelven a poner a la transexualidad en la categoría de enfermedades mentales, y eso es algo que no ocurre en ningún lugar Latinoamérica. Al menos la gente consciente y diversa tenemos una agenda en la que es importante hablar de esas cosas; y digo agenda como ironía, porque que siempre hablan de la agenda gay.
Por ese lado también me parecía importante hacer una novela que tuviera este tipo de reflexiones: una celebración de ese tipo de convivencia, pero hablando no solamente de una diversidad natural, sino también en las relaciones que podemos tener como personas sensuales, creadoras, espirituales.
Estuve buscando sobre ti y vi que hiciste una biografía de Pepe Villalobos. ¿De dónde surgió esa idea y cómo se vive el legado de esta música y de ese personaje hoy día en Perú?
Esa idea surgió porque tengo un padre que es melómano y a su lado escuchábamos mucha música. En Lima lo acompañaba desde niña a aventuras en espacios de música andina, criolla, que acá le dicen jaranas. Él me habló de ese señor que ya tiene 98 años. Hace poco fuimos a su cumpleaños y fue muy bonito. Él es el pionero -y literal- es el rey del festejo. Ha sido el compositor más importante de las canciones más icónicas de la música afroperuana.
Mi papá quería hacer un libro sobre él, una investigación, algo biográfico. Y así surgió el proyecto. Mi papá empezó a visitarlo, me invitó a acompañarlo e hicimos un libro colaborativo. Fue una experiencia bonita trabajar con mi papá, además que a mí me mueve mucho, mucho la música.
Después pude escribir un perfil sobre Yma Sumac, que es una cantante peruana que me encanta. Me interesa también seguir en esa senda, donde se cruzan los caminos de la música con la escritura.
Lo visual y lo audiovisual también es parte de tu despliegue creativo. Es posible encontrar algunas ilustraciones en tu web. En este libro, también aplicas un despliegue visual de los poemas. ¿Cómo dialoga esto con las palabras?
He tenido interés en la poesía como materia expandida, en su forma material, sonora, visual, audiovisual. He pasado por esas operaciones, como piezas que uno puede armar y desarmar, más allá del significado también como forma. En ese sentido, la exploración en este libro es bastante tímida, porque tampoco era mi intención hacer poesía visual o concreta; pero sí, me gusta cuando puedes hacer poemas como un artefacto mecánico y de pronto jalar una palabra, moverla y hacer que algo se desajuste. Parece que tiene esa posibilidad y magia. Es bueno no olvidarse de la forma, que también es uno de los lados del lenguaje.
Haces talleres de poesía. ¿Cómo esa dinámica nutre tu propia escritura?
Estoy haciendo talleres desde hace 13 años, lo cual para mí es un reto porque soy un poco tímida, o lo era, con la práctica creo que mejoré bastante. Es muy lindo porque es una ocasión de compartir el trabajo de autores que tienen que ver con las vanguardias o son artistas híbridos. En los talleres me gusta compartir, exponer esas posibilidades y que se acerque mucha gente de otras disciplinas creativas.
También me gusta porque es un espacio muy horizontal de creación colectiva, porque pienso que la poesía nadie te puede decir cómo escribirla o si tu poema está bien o mal. Se me hace muy complicado ejercer ese tipo de juicio, porque me parece que la poesía es o debería ser un ejercicio de imaginación muy emocional, de expansión y expresión de los sentimientos, entonces me parece que cada uno experimenta la poesía en una forma muy personal.
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