Crónicas de la Nueva Esperanza (Lom Ediciones) es el último trabajo poético de Jaime Huenún Villa, una creación bilingüe donde se combinan las memorias de la infancia sureña, la fotografía y la traducción al inglés a cargo de Cynthia Steele.
“Este libro quiere dar cuenta de mi primera patria personal, una población periférica del sur de Chile que marcó mi vida y mi escritura. En este caso se le concede voz a todos aquellos que fui y a muchos con quienes conviví durante las últimas décadas del siglo XX”, explica el poeta huilliche.
Revista La Raza Cómica comparte un adelanto del libro que se lanza este miércoles 31 de julio a las 18:30 hrs. en el Centro Cultural de España. El volumen será presentado por Naín Nómez y Magda Sepúlveda. Además, habrá una proyección de imágenes a cargo de Álvaro de la Fuente, autor del retrato del poeta y de las imágenes interior y de portada.
Léase padre en la palma de la mano,
véase solo entre neblina y río,
búsquese un alma en el árbol trunco,
hágase sombra y silencio del sol.
Rómpase el lomo, padre de la ira,
húndase aguas abajo desfondado,
názcase piedra alzada por el viento,
sangre en su lengua de niño sin perdón.
Sea su día el día del origen,
sea el origen padre del olvido,
sea el olvido fl or para la muerte,
sea la muerte canto del amor.
***
Los años no pasan sobre el agua.
La luz no envejece en los ojos de la luz.
Come y bebe en paz, señor de los inviernos.
El mundo ya no pasa sobre ti.
***
Uno va encontrando cosas que no necesita, pero que
hacen falta. Las plumas de un zorzal, las rotas tejuelas de
un alero, un cuchillo oxidado con mango de madera, dos
limones roídos por el afi lado verano. Cosas sin ningún
futuro, arrebatadas al pasado por la fugaz eternidad.
***
Jugamos en acequias largos años.
El agua del invierno
se unía a los meados del villorrio,
al cauce indecente de los sueños.
Jugamos a pescar peces invisibles.
Libélulas y sapos por carnada,
lombrices rojas y amarillas,
moscardones de oro
cazados en un campo de amapolas.
Las ranas croaban día y noche
seguras de morir entre las fauces
de fl acas ratas de pradera
o picos despiadados
de lechuzas blancas y voraces.
Jugamos a orinar largo y tendido
contra el sol del mediodía,
a buscar monedas bajo el barro de las zanjas,
a pulir huesos de gatos y de perros
para hacer pitos y fl autines
y tocar después bajo el cielo encapotado
la vieja canción de la infancia
en la vía del ferrocarril.
***
Escribo un libro para niños
mientras envejezco.
Un siglo sin animales veo
en la negra y seca selva
de mi voz.
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Perfil del autor/a:
Equipo Editorial LRC