Andrés Domínguez es periodista en Chiapas, territorio ubicado en el suroeste de México. Desde hace ocho años reportea dicho territorio asediado por transnacionales que han ido secando los ríos, contaminando el ambiente, con una alta negligencia y cooptación política, con un reparto latifundista del territorio y con la presencia cada vez más intensa del narco y paramilitarismo. En ese contexto resisten las comunidades Tseltal, Tsotsil, Chol, Zoque, Tojolabal, Mame, Kakchiquel, Lacandón, Mocho, Jacalteco, Chuj y Kanjobal, además de las 20.951 localidades rurales y 206 urbanas.
Andrés, es la primera persona de su familia que accedió a la universidad pública, y tras terminar su formación decidió volver a su territorio, “uno tiene que estar con su gente”, comenta. Hubo muchas personas en su camino que lo apoyaron para que fuera profesional y por eso siente que debe hacer periodismo, desde su territorio.
Mientras tenemos esta conversación, comienza a caer una suave lluvia, a nuestro lado, las velas iluminan el altar que recuerdan y exigen justicia por las personas asesinadas en Palestina, al padre Marcelo Pérez, a Emiliano Zapata, a la Comandanta Ramona, a la lucha del Kurdistan, a las víctimas de feminicidio. De fondo suenan unas campanas, estamos ante la presencia de todxs ellxs.
El hablar de “comunidades” en un sentido amplio hace perder la especificidad y diversidad territorial. En el caso de Chiapas hay más de 5,5 millones de habitantes y 124 municipios. De ese total, alrededor de un millón de personas es parte de una comunidad indígena. En este caso conoceremos un poco de la vida de las comunidades aledañas a San Cristóbal de las Casas, entre ellas la de San Andrés de Larráinzar, localidad de donde proviene el cura Marcelo Pérez Pérez, y la Comandanta Ramona del EZLN.
AD: San Andrés Larráinzar es un municipio, que se encuentra a una hora de San Cristóbal de las Casas, caracterizado por su venta de artesanías textiles. Soy muy fan de los textiles, en especial de los rombos característicos de San Andrés ya que señalan los cuatro puntos de la vida
La cosmovisión es un entendimiento de la vida y cada comunidad entiende la de una forma. Más allá de las ideas de la iglesia, lo más importante es la madre tierra y sobre todo lo que nos da y lo que les da a las comunidades. De hecho, si ustedes pueden encontrar en YouTube cómo es una misa Maya, y sobre todo en las comunidades indígenas, van a ver que ponen maíz, frijol, y ahí arrancan, después va la misa. Entonces, este sincretismo religioso es interesante.
Dentro de los variados problemas que hay al interior de las comunidades, destaco tres. El primero es el alcohol, no me acuerdo cómo es la palabra en tzeltal, pero tiene que ver con “Ch´úlel” (alma), y les dicen “los sin alma”. Esto es bien interesante porque alguien – como decimos en México – sería bien pedo, bien tomado o lo que sea, y lo ves en una esquina solo, a ellos les dicen “sin alma”.
Otro problema que está comenzando a crecer en los jóvenes es el de las drogas, hablamos, por ejemplo, del cristal (metanfetamina). Y bueno, lo último, desde hace 4, 5, 6 años, hubo un incremento de la presencia del grupo del crimen organizado. Y al menos estas últimas dos aristas están directamente articuladas.
Existía un pacto de silencio, es decir, un grupo estaba moviendo la droga aquí en Chiapas, y no era necesario ni siquiera nombrarlos. Ahora ya sabemos que es un jefe de plaza o una célula delictiva. Habían estos contratos implícitos de saber qué está pasando en la zona.
Las anteriores demandas fueron reunidas en las marchas por la vida y el territorio. Desde el 2014, 2015, 2016 y 2017, comenzaron a movilizarse sucesivamente por los municipios. Obviamente, eran marchas entre 500, 600, 700 personas. La mayoría de ellas comandados por el padre Marcelo. Él iba adelante y era quien representaba la voz de una comunidad, y a nosotros nos daba las entrevistas. El padre Marcelo comenzó a denunciar y adquirió el rol de mediador entre las comunidades, las instituciones y medios de comunicación.
Hace exactamente 13 días, el domingo 20 de octubre, el padre Marcelo Pérez Pérez, dio su última misa en San Cristóbal de las Casas, al salir de la parroquia del barrio de Cuxtitali, iba hacia el templo de la Guadalupe, cuando fue asesinado.
AD: El padre Marcelo era de San Andrés Larráinzar, que es un municipio, donde se hicieron los acuerdos de San Andrés Larráinzar, un espacio de diálogo entre el gobierno mexicano y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; la mediación lo hizo el arzobispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz.
En este municipio, también nació y yace el cuerpo de la Comandanta Ramona, una de las principales referentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en pleno anonimato porque ella quería reivindicar que el sentido de la lucha es colectiva.
El padre Marcelo nace ahí, y bueno, sus ganas de ser seminarista y sobre todo padre, nacen del incentivo que tuvo su mamá y su papá. Hay que entender que en una comunidad indígena, y sobre todo en comunidades rurales, hay pues tres vías: ser maestro, maestra, o eres doctor, doctora, o padre. O sea, no hay más, porque se supone que tú estudias para que la comunidad crezca, entonces esas son las tres principales necesidades: educación, salud, y espiritualidad. Y bueno, el padre se orientó justamente con este último tema, y nunca, a pesar de las amenazas, quiso dejar Chiapas.
El padre Marcelo hace un movimiento que es irruptivo y acompaña la fundación del Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio, el llamado MODEVITE. En el 2014 este movimiento era acompañado por el pueblo creyente, que no son necesariamente católicos y católicas, sino personas creyentes de un ser divino que les provee de lo necesario para vivir. Entonces, para esa fecha acompaña a 14 parroquias, es decir, como conjuntos, donde está una iglesia y toda la gente va a esa iglesia para fundar el MODEVITE. Esto es muy importante porque se funda para enfrentar los problemas de las comunidades entre ellos: el alcoholismo, la aparición de las drogas y el crimen organizado.
Por cuestiones de seguridad y por la visibilidad que alcanzó, además de que siempre fue muy directo con las denuncias que hizo, lo trasladan a la parroquia de Guadalupe, que funge como un espacio alejado de los grupos criminales, más no la iglesia católica o muy poco. Por lo que el domingo 20 de octubre, luego de haber dado misa, fue asesinado.
Y a mí, en lo particular, en el marco de este día – día de muertos -, el padre Marcelo, con su asesinato, nos insiste en el no olvido de la justicia, la paz y el buen vivir. Me parece muy importante que no pasemos desapercibidos este tipo de asesinatos, porque en lo particular, cuando me enteré, sentí una decepción. No sé, es como, se te bajan los ánimos. Pero al mismo tiempo recuerdas el momento que estabas con esa persona, lo de las bendiciones que de repente te daban.
Cuando me entero del asesinato del padre, es como la crónica de una muerte anunciada, porque le había dicho a todo el mundo que lo habían amenazado. Sabíamos inclusive que se habían metido a su casa, que habían dejado un arma de fuego en su casa, o sea, es lo que más explícitamente se pensaría. Y bueno, ese es el legado que nos deja el padre Marcelo Pérez Pérez, desde un plano más más emocional, era una persona así, muy chiquita (de estatura), no le gustaba hablar mucho y medido en sus palabras, pero sí era muy insistente y frontal en decir, “fue el narco”, o “es porque a nuestros jóvenes les están dando cristal”.
El 16 de octubre, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN emitió su último comunicado donde denunció el avance la violencia por parte del crimen organizado en articulación con el gobierno: “que hay acuerdo del crimen organizado con los distintos niveles de gobierno para dar carácter “legal” a este despojo”. Ante ello, el EZLN ha optado por un repliegue estratégico que permita la defensa de sus comunidades.
AD: Soy de Chiapas por lo tanto he conocido y he estado en Oventic, a La Garrucha, en Roberto Barrios, en varios caracoles y bueno con respecto al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, acaban de emitir un comunicado donde básicamente comienzan a decir que van a cerrar los caracoles. Bueno, ahora ya no se llaman caracoles, cambian de denominación, pero por varias estrategias. La primera es porque sí había mucha gente que decía que hacía este tour zapatista. Entonces yo cuando tuve la oportunidad de ir antes de que lo cerraran, sí había como una onda de que, claro, llegaban extranjeros, y decían “quiero ir a buscar al subcomandante insurgente Galeano a darle la mano, que me diga qué onda”. Y pues este tour, al final de cuentas, llegaron a la reflexión que los exotizaban.
Entonces comenzó un proceso de autocrítica. Es decir, cómo nosotros estamos hablando justamente de otros discursos y viene gente de Suiza, de Alemania, a ver que yo existo y como si fuera, no sé, de muñeco, ¿no? Y bueno, justamente con el narco hay que entender que las zonas zapatistas son sitios autónomos. Entonces, la policía, el órgano de gobierno, la junta de gobierno que se tiene ahí, decide cómo solucionar la mayoría de los problemas. Pero muchas de estas zonas están en sitios clave. Por ejemplo, entre Pantelhó y Chenalhó hay una comunidad zapatista, entonces se comienzan a replegar, se cierran y justamente hace dos o tres años, anunciaron que habían incrementado los caracoles, eran 12 y luego comenzaron a hacer 18 y ahora se repliegan. Pues esa es una estrategia justamente para que no llegue sobre todo el crimen organizado.
Los indicadores de la institucional hegemónica y liberal, dan cuenta de latinoamérica como una región “riesgosa” para ejercer el periodismo, pero no relacionan que las causas de esos riesgos son a condición de mantener el privilegio de los países capitalistas centrales y es a raíz de lo anterior, junto con la incapacidad del Estado para dar respuesta efectiva que en zonas específicas del territorio mexicano la violencia en términos estructurales ha ido en aumento. Durante los últimos 6 años hay más de 50.000 casos de personas desaparecidas, en su gran mayoría personas empobrecidas por el capital transnacional, desplazadas, insertas de manera forzada en el crimen organizado. Aún así la necesidad de continuar con las denuncias y visibilización de casos es muy importante y estratégica.
AD: Tengo ocho años siendo reportero en Chiapas, que es una zona muy “rockstar” del periodismo a nivel nacional. No sé por qué, pero siempre como que los temas han estado ahí. Y eso, afortunada o desafortunadamente, nos ha dado trabajo.
Para ejercer el periodismo, hay un vacío institucional. No te puedes amparar del gobernador o gobernadora, de la fiscalía, ni de la policía. Eso es muy lastimoso, porque te encuentras solo y sola. O sea, si alguien te amenaza, tú vas a la fiscalía y muchas veces la fiscalía está coludida con quien te está buscando.
Entonces, gracias al programa de solidaridad internacional hacia comunicadores y dirigentes sociales de la “Taula per Méxic”, una de las cosas que estamos tratando es la paranoia. Uno comienza a pensar, ¿en qué momento me van a venir a asesinar? porque sí es una realidad el asesinato a periodistas. Hace poco le decía a una psicóloga, que en algunos momentos comienzo a pensar cómo voy a romper el barrote de mi ventana para escaparme por ahí. Pero tal vez en realidad no pase nada.
Desde que inicié mi carrera periodística, no subo fotos con mi familia. Haz de cuenta que solo subo fotos mías. Han de decir, qué narcisista ese compa, solamente sube fotos de él, pero es una medida de mitigación, sobre todo por nuestras personas cercanas. Luego hemos articulado redes, nosotros pertenecemos a una alianza de medios de la “Red de Periodistas de a Pie”, donde participa el medio independiente en que yo estoy, también hay otro medio hermano en Chihuahua, en Tlaxcala, en Guadalajara, y nos vamos articulando.
Algo que siempre nos han enseñado las organizaciones es elevar mucho el costo político de tu muerte, aunque suene muy feo. Y es decir, vincularte con organizaciones de la sociedad civil, universidades, organizaciones que te ven de afuera, porque el costo político que puede llegar a tener que te amenacen o tu muerte, incide justamente en la política, aunque no pase nada, pero incide, en la discusión.
Todo esto he tratado de implementarlo desde hace unos 4 o 5 años, en un momento en que sí me perseguían. En talleres, comencé a tomar diferentes rutas. Visualizamos desde escenarios como cuando alguien que te ataca de forma verbal, cuando alguien que llega con un arma y te quiere matar. Y justamente, lo platicamos hace poco, en espacios de las organizaciones que al principio nos decían, pues sean un poco paranoicos, eso les va a ayudar. Llevo 4 o 5 años así de que me pueden atacar en cualquier momento y yo poniéndome siempre a la pared. Luego me he ido dando cuenta de que 4 o 5 años es una muy mala opción. Eso al final te cansa porque mentalmente estás en un estado de alerta constante.
Algo que me decían hace unos dos o tres años, era que si muere un periodista, estás callando a los próximos periodistas que van a venir, si muere una organización, estás básicamente lapidando a las otras organizaciones que quieren nacer. Decían, si muere un medio independiente, le estás diciendo a los otros periodistas que quieren ser independientes, que ya no lo hagan; porque no hay futuro.
Entonces nuestra lucha de seguir desde la independencia y criticando al sistema desde nuestra posición, pues incentiva que otras personas sigan. Por ejemplo, mi abuela fue vendedora de comida y mi abuelo albañil, yo fui la primera persona que llegó a la educación universitaria pública en mi familia. Fui el primero de mi familia en hacer una maestría fuera de mi Estado. Entonces eso abre la posibilidades. Este esfuerzo es también para las siguientes generaciones.
En México el Día de Muertos, más que un día es una concepción sobre cómo entender la muerte. Desde la perspectiva de los Mexicas, la vida de los seres humanos, le pertenece a Mictlantecuhtli, el señor de Mictlan, el lugar de los muertos. En ese sentido, la muerte no se opone a la vida, sino que es entendida como una proyección.
AD: En Chiapas y en la mayoría de México, colocamos altares y en Chiapas específicamente se va a los panteones el 1 y el 2 de noviembre. El 1 de noviembre le decimos el “Día de los Santos Chiquitos”, por todas aquellas infancias que murieron antes de ser adultos, y los vamos a visitar, y luego el 2 se va a visitar por lo regular al papá, al abuelo, abuela, y en San Cristóbal de las Casas, en Chamula y otros municipios indígenas, pues es una gran fiesta. Nosotros no vamos decepcionados al Día de Muertos, para nosotros es como un motivo de reunión. Es decir, si se ha ido tu papá, el único día que puedes recordar, y bueno, puede ser cualquier día, pero ir al panteón, por lo regular se limpia, se platica un poco con la familia, que a veces no se ve cotidianamente, se come lo que a la persona le gustaba.
Una de las cosas que a mí me parecía muy interesante es que el padre Marcelo, cada vez que me enviaba una denuncia, para poder entrevistarlo presencialmente, siempre me decía, bendecido día Andrés, o bendiciones, o Dios te bendiga. Yo siendo ateo, eso era bien interesante porque justamente me ponía a pensar si él tal vez sabía que yo era ateo. Y luego a partir de ello he adoptado otro tipo de lenguaje y me he dado cuenta que es parte de nuestra cultura mexicana, siempre estar invocando frases muy mexicanas o frases muy vinculadas a la religiosidad, el de “Jesús, María y José”, o “Jesucristo bendito”. Me parecía bien interesante, como la persona que te quiere dar amor te lo puede mostrar con eso. Y a veces nosotros, o no sé, yo siempre me ponía a pensar, ¿será que merecería o no esa bendición?
Nosotros y nosotras festejamos el Día de Muertos por el no olvido. Una práctica muy mexicana es el no olvidar como el 2 de octubre, – día de la masacre de Tlatelolco de 1968 – cualquier persona que le digas el 2 de octubre, no se olvida. Entonces, a partir de sucesos que nos han marcado de forma personal y de forma social, pues siempre están como ahí en la mesa. Reunirnos en familia para recordar momentos de las personas que se han ido, y así mantener su legado en las que aún permanecemos.
Lo último que quiero decir es que, hay que volver a la comunidad, porque seguramente hay personas que confían en ustedes, como en mi caso, yo me fui a vivir a la Ciudad de México y regresé. Muchos me preguntan por qué, yo regreso porque siento que nosotros y nosotras podemos aportar algo a este lugar, y sobre todo porque confiamos en esas personas a las cuales nosotros y nosotras hemos acompañado, llámese feminicidios, desapariciones, violencia armada, volvemos también por ellos y por ellas.
Perfil del autor/a: