En Performance de la Sangre, novela situada en el sur de Chile, la protagonista recorre la noche valdiviana, su pasado, sus anhelos y cambios, acompañada de la naturaleza y sus hermandades, pero vigilada por el sistema y por sus preocupaciones. “La palabra fue mi primer amor, porque la clase nos marca, no había nada más que la promesa de las palabras como recurso para habitar otro lugar, siendo alguien que se cría en la ruralidad”, señala Kutral.
Me costó elegir el titular de esta entrevista. Cuando edito los textos para esta revista que usted lee, marco en negritas las frases que quedarán en ese tono en su pantalla, y en amarillo las que van a los diseños de las redes sociales que gentilmente nos brinda Canva. En este caso, el archivo de word que estoy editando en estos momentos está muy amarillo, lleno de negritas, también.
Esto no es más que la evidencia de la contundencia poética y reflexiva de Kutral Vargas Huaiquimilla, artista de las letras, la imagen, el cuerpo, con quien conversé epistolarmente para preparar esta entrevista. Ella en Valdivia, yo en Santiago.
Luego de leer un adelanto del libro, el libro propiamente tal [gracias Starken] y la presentación de Rodrigo Ortega -dos contenidos publicados por esta revista servidora- puedo decir que Performance de la Sangre es un libro expansivo, polisémico, profundo.
No sé si titular por la concepción de la escritura, del resentimiento, por la animalidad, por vivir con vih sida, por la forma de ver la vida. De alguna forma todos esos múltiples titulares y entradas se encuentran en las negritas de abajo. También, en el bello ejemplar del libro, editado por Editorial Pequeño Salvaje (Temuco) y Tinta Negra Microeditorial (Valdivia). Mi ejemplar también está todo rayado. Puede ser por la carga poética, por las imágenes que logra construir Kutral, por la sensibilidad con la que aborda la corporalidad, el pasado, la naturaleza como hogar, como espacio salvaje con el que se siente hermana, y siempre, el resentimiento.
– ¿Cómo llegas de las artes visuales, la performance, a la escritura? ¿De dónde viene esa inquietud y dónde la sitúas en tu carrera artística?
Mi trayecto fue a la inversa. Yo nací en la escritura, desde una pulsión incontrolable por rayar cuadernos sin saber escribir a los 4 o 5 años, hasta la primera carta que escribí para un familiar que estaba en coma y que hizo percatarme de que la escritura era una forma de comunicación de importancia y tenía un valor o prestigio social incluso. Luego fueron pretensiones de poemas en talleres de escritura en la universidad, hasta pasar por el apoyo de los talleres de escritura de Roxana Miranda Rupailaf.
En esos tiempos de algidez creativa, mi deseo y obsesión por la escritura me llevó también a Balmaceda Arte Joven que me entregó herramientas invaluables que atesoro hasta el día de hoy. Mi pasión era tal, que yo viajaba una vez por semana de Osorno a Puerto Montt a tomar talleres en ese espacio. Llegaba temprano, me iba a la biblioteca a leer y luego escribíamos en los laboratorios que diversos poetas han impartido ahí. Con el paso del tiempo descubro la performance, aunque también me percato de que una performea desde que nace.
Luego de ello me sigo desbordando y mis redes y conocimientos se amplían para poder generar imágenes a través de la instalación, fotografía, video y lo que fuese, incluso la música, ampliando mis ansias creativas hasta el día de hoy siendo parte del Fellowship del Leslie-Lohman Museum of Art en New York o trabajar en Comunicaciones en Galería Barrios Bajos y proyectos culturales. Soy muy curiosa y eso me ha llevado a trabajar con todo y todos. Sin embargo, la palabra fue mi primer amor, porque la clase nos marca, no había nada más que la promesa de las palabras como recurso para habitar otro lugar, siendo alguien que se cría en la ruralidad y luego en la precariedad de una población en Osorno, hasta habitar hoy Valdivia y sus costas.
-El código de Performance de la Sangre es bien poético. ¿Cómo describirías este registro en tu escritura?
Mi registro siempre es poético, porque en mi interior aún sigo siendo y teniendo corazón de poeta (jajajja) como diría eternamente Jeanette.
Me he aventurado en esta hazaña de escribir narrativa acercándome a un registro un poco más llevadero, aunque siempre en un tono poético, para hacer un puente entre la historia, la belleza y la posible audiencia. En la escritura me permito una rebeldía absoluta y la poesía es eso también, por ello no me alejo del todo nunca de ese código, y que esa poética se encuentra con la rareza del personaje tan imperfecto que es la protagonista de la novela, que vive poéticamente y que está inmersa en su mente obsesiva, su tedio eterno que se corta al encontrar una idea que la revoluciona, así como también el diálogo con el consumo de sustancias y el encuentro con un politizarse para hacerse el objetivo de vigilancia de un policía y planear eliminarlo.
-En la presentación del libro en Valdivia, Rodrigo Ortega habló del concepto de resentimiento. También me saltó como una característica importante. ¿Cómo describirías este lugar de enunciación?
Creo que ha sido mi combustible desde siempre. Reconocer la clase a la que pertenezco y mi origen mapuche marcó mi experiencia por completo, eso ahora sumado con el hecho de ser una mujer trans complejiza mi discursividad y las razones para insistir en existir.
Desde este sentir dos veces, hay una sensación de injusticia que siempre nos lleva a querer quemarlo todo y si no quieres terminar apresado, hay que conducir esa rabia a nuevas formas. Creo fielmente en la fuerza de esa rabia que de adolescente me hizo llorar, buscando una explicación de nuestra pobreza, nuestro desastre y un futuro que yo sólo imaginaba haciéndolo posible al huir de mi espacio vital. Pienso que ese fulgor es un relato colectivo, porque nunca estamos solos en esas experiencias y desde ahí intentamos buscar la posibilidad de reescribir nuestra historia, ser hermosamente resentidos nos puede llevar a crear una belleza que no se puede capturar. Pienso en el resentimiento como un hogar, una matria para los despatriados, mi pequeña Ítaca, mi futura lengua, parafraseando a Antonio Silva.
-El texto, ¿lo describirías como autoficción?, ¿o cómo?
Intenté lo más posible alejarme de la auto ficción. Si bien siendo artista a veces no logramos ver la línea que divide la ficción de nuestra vida. Claramente le di o le “conté” al personaje principal ciertas experiencias, que imagino ella instrumentaliza para contar su propia historia o esconderse en la poética de su arte, porque ella no tiene vergüenza, ni escrúpulos de utilizar todo material en pos de estallar en un chispazo de belleza.
Este relato desarrolla escenas de una artista y sus movimientos mentales por su memoria, la noche de fiestas en Valdivia y el mundo del arte que suele frecuentar. Sin embargo, un 90 por ciento del texto es ficción. El otro 10 porciento fue la sabiduría de la noche y la complicidad con los míos que intento elevar y celebrar. Algo para recordar cuando seamos viejos y recordemos una Valdivia que era tan luminosa como nuestras pieles bajo las luces de un after sudoroso, la fiebre por algún aditivo y las ganas de vivir tanto, porque sentimos dolor y alegría bailando.
Lo que no es ficción es la agencia con ciertos medicamentos y mi experiencia de vivir siendo una persona VIH positiva. Ahí radica una verdad que me parecía necesaria de presentar desde el conocimiento mismo del cuerpo, del uso diario de mi tratamiento antirretroviral (TARV), resultando que mi cuerpo no puede transmitir el virus, de ahí que siempre mencionemos “indetectable: intransmisible”. También, desde ahí me hace pensar un virus con una historicidad plagada de estigma y luchas sociales. Es importante pensar lo político de vivir con un virus, ya que constantemente debemos estar alerta a observar las políticas de salud pública a nivel mundial y nacional, monitoreando si un sector político quisiera que no se financie un derecho como la salud. Ya vemos lo que ocurre en la actualidad en Argentina con Milei y la reducción de presupuesto en salud que afecta a las personas vih positivas, al igual que la escasez de medicamentos en hospitales públicos de Argentina para pacientes con VIH, por la falta de compras durante 2024.
Esta realidad que abarco crea una comunidad, la cual en sus primeras etapas suele vivir la soledad, el rechazo o el suicidio. En mi experiencia personal estuve en terapia psicológica durante un año para poder afrontar lo que sentía con respecto a mi diagnóstico, poco a poco he ido habitando con amistades y gente que me motiva a politizar este proceso de vida, así como Rodrigo Ortega quien lleva años discutiendo, creando y motivando a pensarnos en colectivo cuando hablamos de nuestra sangre, nuestros fluidos y nuestra historia, que siempre está marcada por la muerte y el deseo de vivir.
-La naturaleza está presente en gran parte de los 30 momentos o escenas de Performance de la Sangre, como un lugar de confort, donde la protagonista vuelve, como un lugar que necesita, el lugar que le confirma la identidad que ha construído. ¿Cómo describirías este vínculo?
Ella al igual que mi, nos hemos reencontrado con la naturaleza y la naturaleza dentro de nosotros. Ella acude a protegerse de su persecutor huyendo con su amiga hasta una zona neorrural donde puede transicionar tranquila y experimentar en una nueva perspectiva con sus memorias cuando duerme en el bosque, escucha el mar, consume hongos psylocibe y oye el monte cantar a través de aves e insectos. Además, ella y yo somos Mapuche Williche, y cuando te acercas desde esa perspectiva, debemos pensar en una agencia responsable en encuentro y comunión con el territorio en variados aspectos, pensar el itrofilmongen, todas las vidas que habitan los espacios y de cuidar lo que se pueda de esto que la humanidad destruye día a día en una sed incansable. Ella no es una hippie que desde un privilegio se dirige a un encuentro con la naturaleza, es alguien que está recuperando y reclamando el territorio de su memoria.
-También en el campo de la naturaleza, hay algo con la animalidad, con los perros. ¿Por qué?, ¿qué representan para ti?
UUUFFF gran tema. Los perros siempre han sido un cuerpo fascinante y enigmático para mí. Su existencia es innegable en Chile. ¿Qué sería de una ciudad sin perros vagos? La animalidad se me hace signo político de cómo analizar las vidas que se protegen y las que son descartables, una relación ambivalente y tensa donde espejearnos desde otra arista. Tomo ciertas referencias de Gabriel Giorgi en el libro “Formas Comunes”.
Siempre tuve una buena relación con los perros y me parecen seres capaces de amar tan fuerte, así como también traicionar. A la vez me nutrí de escrituras que hablan sobre lo animal y en específico de lo perruno como el poemario Las Cachorras de Alexander Correa; un increíble libro que en mi lectura busca mostrar como el perro o la perra, buscan una alianza con el humano que está mediada también por la violencia y la traición, dando una relación de tracción constante que se vuelve erótica y política. Porque los canes no sólo son caminantes en las calles, sino también son todos los cuerpos no hegemónicos que el sistema no toma como la gran representatividad.
-El libro está dedicado a la noche valdiviana. ¿Qué tiene de especial, de particular, más allá de lo que narras en el libro donde es escenario de algunos eventos?
Para mí la noche Valdivia ha sido un regalo. Desde que llegué a vivir a Valdivia me enamoré de la ciudad, de su gente, de su música, de una escena que no había visto y que me parecía tan misteriosa y excéntrica. Me ha entregado a mi mejor amigo, quien es mi ex pareja y que aún vivimos juntos. Quien se transformó en mi sostén emocional durante mi primer año de transición, es mi familia con quien comparto una vida, al igual que cosas grandes y pequeñas. La gente que conocí en la noche se ha convertido en amistades, algunos otros amantes, gente que uno comparte su vida en unas horas y son capaces de abrazar toda tu rareza, al igual que todos los peligros que involucra también las noches. Pero hay algo romántico de ver la ciudad reflejada junto a un río tan vivo, donde decían que se baña la luna. La noche valdiviana me dio vida nueva y yo me aferré a ella para ser quien soy hoy y estoy agradecida de poder haberme expresado en todo su esplendor con toda esa gente que ha cruzado mi vida aquí.
-En la novela hay un cruce entre el peligro -que atraviesa la vida de la protagonista en distintos momentos- y la persecución y la vigilancia que se esboza por parte de otro de los personajes y el sistema en general? ¿Cómo conviven ambos planos?
Para escribir esta novela me basé en un artículo que leí hace años en Ciper, el cual hablaba sobre agentes encubiertos en comunidades mapuche o que intentaban buscar información con biografías falsas. Esa fue una forma interesante de pensar el peligro y las dudas en todas las personas que uno conociera en el futuro, sumado a esto el estallido entregó también una forma de desconfianza con las fuerzas policiales aún más enérgica. Para la protagonista el peligro es esencial para despertar todos sus sentidos y lograr cruzar las dificultades del peso de su memoria; es presa de sus pensamientos y traumas y el vigilante de alguna manera gatilla una pasión, para por fin ella ser esa persona nueva, la que será capaz de liberarse.
-¿Qué invitación harías al público para que lea Performance de la sangre?
Mi invitación es a leer una historia que intenta celebrar una vida a pesar de todo. Es el transcurso de un año en la vida de una mujer buscando la forma de decir las cosas en un signo distinto, para subvertir lo que la oprime y sanar sus heridas. Es vivir la herida, atesorarla y luego hacerla parte de tu vestidura. Es la historia de una mujer que quiere perder el miedo el cual ha estado adherido a su piel y se ha cruzado ella con el pretexto para poder lograr el primer paso, acabar con quien la vigila y nos vigila a todas, todos y todes. En resumidas cuentas, Performance de la sangre es una historia que invita a pensarnos en comunión con la muerte para luego renacer y buscarnos, aunque sea difícil. Es la historia de alguien que está aprendiendo a sobrellevar el caos que es la vida, algo en lo que todos estamos a diario.
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