Reflexiones, poesía y prosa es lo que compila el libro co publicado por Ediciones Libros del Cardo y Oficios Varios, celebrando una década de esta organización dedicada a la investigación y difusión de oficios en Chile y anticipando los 80 años de la entrega del primer Premio Nobel para el país. Su lanzamiento será el martes 10 de diciembre, 19:00 horas en la Librería Proyección, Santiago Centro.
Prólogo
Este libro se compone de textos que Gabriela Mistral escribió sobre los oficios y formas de trabajar las materias desde la sabiduría entregada de generación en generación como una memoria de los afectos en tránsito. También de otros tantos que fuimos encontrando y apreciando desde nuestro quehacer, en un camino que lleva más de una década de investigación, buenas lecturas, risas, conmoción y placer. Sentimos que el orden dado por cada encabezado y sus composiciones van creando una atmósfera de lo que significa la ética mistraliana en torno al quehacer y el vivir.
Esta edición conjunta la hacemos como un homenaje a quien le ha dado sentido a las acciones organizadas y construidas en distintos puntos geográficos de nuestra ruta y devenir, es el regalo de aniversario que nos damos después de una década de insistir con porfía en resguardar y preservar el trabajo hecho a mano desde la dignidad que se merece. El mundo no es posible sin los oficios, su traspaso ha sido la labor de personas de las que hemos ido aprendiendo, con atención y cariño, en cada gesto y pasos generosos que nos enseñan nuestros maestros y maestras. La labor de quienes aprendimos es volver a enseñarlas y transmitirlas para que no se corte la fibra invisible y resistente que se ha ido tejiendo durante una vida en conjunto con el planeta.
Esperamos que esta compilación sirva de motivación para esos días difíciles en que el alma se cansa, y que acompañe el andar personal y colectivo. Que sea un portal para que vuelvan las ganas de leer y compartir la dicha de la oralidad, leerlos en silencio, en voz alta, comentados y subrayados. Para que regresen los sagaces vientos ácratas y nos volvamos a educar entre las nuevas y viejas amistades, mientras estamos en el taller, almorzando en una mesa compartida, caminando por los bosques o navegando en la mar.
Esta es una selección de textos que trina desde el más allá, sin alarde y con valentía, nos regala sus palabras como coordenadas para encontrar una salida a esta catástrofe que hemos heredado. Reconocernos es el primer camino para comenzar a demarcar los límites de los espacios/tiempos en que el capitalismo no podrá entrar. No porque no exista, en el equilibrio el mal también cumple su rol, sino porque no tendrá permeabilidad, pues estamos aprendiendo a construir nuestras caracolas donde sus lógicas no podrán obrar.
Por último, a modo de advertencia, aunque quienes leen a Gabriela Mistral ya lo deben tener claro: a la autora hay que leerla en su contexto. Es un error pedirle clarividencia sobre algunos aspectos de nuestra actualidad, que para la época en que ella estaba escribiendo no eran posibles de imaginar. Déjense interpelar por esta mujer que nos habla con más de cien años de distancia y nos obliga críticamente a pensar cómo ocupamos y le damos sentido a nuestras vidas y a todas las vidas.
[SELECCIÓN DE TEXTOS]
Procura ser dichosa
Procura ser dichosa; aprende a gozar con lo pequeño i que te haga feliz la luz, una sonrisa, una mirada cordial. Mátate el monstruo de la ambición, es plebeyez i no te sientes a esperar la dicha en el camino como a una reina que pasará en una carroza. Podrías morir sin verla pasar i morirías como requemado de sed.
A la fuente de la vida vienen muchos en busca de agua: los lujuriosos traen grandes cántaros, i se fatigan con el solo peso de su ambición. Los que son humildes o sencillos llevan solamente un vaso: el del sorbo cotidiano de frescura. Sé de estos simples. Van ligeros i alegres.
Si hoy te ama tu madre i te es leal tu amigo; si tu huerto te dio tres frutas i miraste el mundo que es hermoso, puedes sobre lecho caer apaciguado. I si no tuviste una de esas cosas, busca la otra que se te dio por ella, porque seguramente se te ha dado alguna. El de concebir un pensamiento alto o amaste más que ayer a tu hermana. También eso fue don, porque es maravilla poner novedad en la costumbre, te añadiste algo a tu alma. Has ganado también si tuviste en la faena manual más ágiles tus dedos.
I cuando nada visible tengas, sueña que tu conquista fue mejor, porque ha sido maravillosa: alguno que conociste, sin que lo notaras te amó i te va a seguir en la vida. Son estos encuentros semillas ciegas que echaste inadvertidamente y en días más las tienes a flor de tierra.
Has podido ganar inconscientemente en suavidad de corazón porque oíste un canto tierno o que te conmovió porque recibiste este día la injuria sin la contracción de otras veces.
Te aseguro que fue día de siembra este que se acaba de morir. Todos son así. Caminando se siembra, aunque se lleve el puño contraído, con la mirada abierta, que es otro sembrar callado y suavísimo.
Elige tu surco i siéntate por la vida a labrarlo. Nunca tendrás más de lo que sombrea tu brazo extendido o abarcan tus ojos. ¿Para qué buscarías más? El resto sería mentira de posesión, puro miraje.
Guárdate de lo inmenso, líbrate de esa soberbia. Cree, sí, en la pequeña maravilla. Te cabe entre las manos i no la perderás; a nadie tienta i no te la arrebatarán. Esa pequeña maravilla es tu pequeño oficio o tu breve heredad.
No te emborraches de ambición como de vino.
Agota primero lo próximo y lánzate solo después a alcanzar lo lejano. Lo próximo es, si eres mujer, tu casa i tu hijo; si eres hombre, tu pueblo. Si lo domas, puedes volar más lejos. Disciplínate en lo pequeño.
Reduce tus sueños, como si debieras morir a los treinta años, el sueño artístico o el político.
Haz de la sencillez una especie de religión: es la de los sensatos i los puros.
Mide tus manos al fabricar tu quimera. ¡Qué pequeñas son! Te las duplica la diligencia i el ardor, pero siempre serán dos pequeñas manos de barro sensible que la enfermedad puede romper extenuadas.
Cada deseo inútil es un gusano que escurres en tu corazón para que te turbe inútilmente.
En cambio ¡cómo se te desahoga el pecho cuando arrojas una ambición! I cómo se te aclara la vida cuando le quiebras un vicio.
Sé un buen leñador de ti mismo: pódate sin piedad i hasta ser un alto i sencillo árbol. Verás entonces la belleza insigne que es la sencillez, la nobleza con que el árbol simple apunta al cielo, o sea a lo eterno; el escaso rumor que los vientos adversos arrancan de ti, es decir, la tremenda potencia con que resistes a la adversidad.
***
Palabras sencillas
Sé animosa. Cuando se tiene la juventud y la energía lo que falta es bien poco.
No seas cobarde. No se puede abrir una rosa si sus pétalos tuvieran miedo de rasgarse.
El cobarde se vuelve ladrón: se aprovecha del esfuerzo ajeno y rehúye el propio.
Es ladrón todo aquel que disfruta sin entregar.
No te levantes sin haber terminado lo que empezaste. El trabajo inconcluso te llama como un hijo para que lo concluyas.
No creas al que te asegura que eres incapaz de todo. Si hubiera un ser incapaz de todo Dios sería injusto, y no lo ha sido nunca, ni por un minuto.
1922
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Yo vivo con poco
Yo vivo con poco. No como lo más caro: las carnes. Me visto pobremente. Procuro tener de aquí a cuatro años un pedazo de tierra con árboles. Y me iré a vivir lejos de toda ciudad, con mi madre, si aún vive; si no, con mi hermana o con un niño que deseo criar. Tengo un ansia muy grande de descanso. Quiero leer mucho, estar sin la gente y sembrar y regar árboles. Es un deseo que se me hace a veces desesperación. La enseñanza es mecánica y es amarga. Yo que he trabajado desde los 15 años me he fatigado demasiado pronto. Esta conquista del pan ha sido para mí –antes– demasiado dura y estas cosas me han arruinado energías, alegrías, esperanzas, que hoy no puedo resucitar.
En “Bendita mi lengua sea. Diario íntimo de Gabriela Mistral”. 2002.
En Gabriela Mistral. Pasión de Enseñar. Pensamiento Pedagógico. 2017.
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