En una entrevista reciente, Benito Martínez dio a conocer pasajes de su vida que explican DeBÍ TiRAR MáS FOToS, que fue un éxito inmediato en todo el mundo. Un concierto de Residente en Puerto Rico hace un mes, el recuerdo de un llanto desgarrador cuando creyó que su familia se iba a mudar a EE.UU. a los 12 años y el propio proceso de visitar su historia familiar marcaron el espíritu del álbum, que se ancla en un Puerto Rico que le hace frente al colonialismo y la gentrificación.
Ya Bernie tiene el nene y Jan, la nena’
Ya no estamo’ pa’ la movie’ y las cadena’
‘Tamos pa’ las cosa’ que valgan la pena
Pa’l perreo, la salsa, la bomba y la plena.
Un residente en Puerto Rico
Bad Bunny recuerda el 7 de diciembre del año pasado como uno de los mejores días de su vida. En el Distrito de Convenciones de San Juan, acompañado de dos amigos, Benito Martínez vio en vivo a Residente. Hubo registros que llegaron a las redes sociales: alza las manos al ritmo de Fiesta de locos, abre una cerveza golpeando la lata contra su frente, baila con una asistente mientras circula una bandera de Puerto Rico entre las manos de los que cantan y bailan en bloque. Antes de ir al concierto, pensó en usar una máscara para cubrirse la cara. “Y luego dije: cabrón, qué carajo, qué me voy a poner yo una cabrona máscara”, contó en una entrevista para Apple Music a propósito del lanzamiento de su nuevo disco DeBÍ TiRAR MáS FOToS. No había diferencia, pensó: con o sin máscara, la gente sabía que era él. Y la gente, su gente, lo hizo sentir bien. “Era como que decían: diablo, este cabrón está aquí vacilando con nosotros, vamos a vacilar nosotros con él también”, contó.
“Me siento bien, me siento cómodo, me siento libre, me siento feliz en este ambiente, en este lugar, con estos artistas, con estas personas, con mis amigos, con el grupo”, dice el cantante de 30 años sobre estar allí, en Puerto Rico. Pero lo que le confiere el carácter entrañable al día del concierto no es sólo esa comodidad con la que se movió, como si no fuera la superestrella que en un par de días tenía su primera salsa BAILE INoLVIDABLE en el número 1 mundial: el concierto hacía una especie de justicia histórica en su biografía personal. Ocurrió en 2014: Calle 13 dio un concierto en Puerto Rico y Benito compró tres entradas, para él y sus dos mejores amigos. Pero una semana antes del show, uno de sus amigos se mudó sorpresivamente a Estados Unidos, sin avisarles, sin darles ninguna explicación. Afectado, probablemente frustrado y triste, puso a la venta las entradas. Después, cuando vio las fotos y videos del concierto, se arrepintió de no haber ido.
El 7 de diciembre pasado, Benito Martínez, convertido ya en y consolidado como Bad Bunny a nivel mundial, vio el concierto de Residente en cancha, acompañado de dos amigos: uno de ellos era el tercero del grupo original que iba a ir en 2014, y el otro es el tipo al que le vendió las entradas hace 10 años. “Me sentí como si hubiera ido a ese concierto en 2014. Se cerró un círculo”, dijo.
Un verano en Nueva York
Tenía 12 años cuando su mamá llegó a casa con una sorpresa: tenía pasajes para que toda la familia se fuera a Nueva York. “Si tú te vas para los 2000, siempre había un primo tuyo que se iba para allá”, recuerda ahora. Por eso la noticia lo hizo llorar. Dice que dijo que no, que no quería irse, que él se quería quedar en Puerto Rico. Sus papás se rieron: vamos a volver, le dijeron, son sólo dos semanas. Es una escena en la que siempre piensa y que le dio vueltas especialmente durante la grabación del disco, que abre con NUEVAYoL, que hace un sampleo de Un verano en Nueva York de El Gran Combo de Puerto Rico, una canción clásica que se estrenó en 1975 y vive en la memoria de toda Latinoamérica.
Con esos primos que emigraban a Estados Unidos, recuerda también, llegaban los discos de lo que estaba pasando en NY, en Orlando, en Chicago. El contexto es sabido y a propósito del lanzamiento del disco ha sido más difundido, pero no está de más consignarlo: Puerto Rico es un territorio no incorporado de Estados Unidos hace casi 130 años. Eligen gobiernos locales, pero no pueden votar por presidentes. Los gringos tienen regalías tributarias en PR que han incentivado la antiquísima lógica colonial de desplazar a los habitantes originales, en este caso para construir barrios turísticos. Él mismo lo cuenta mejor en LO QUE LE PASÓ A HAWAii.
La clave es ese recuerdo de su infancia: el llanto frente a la idea de irse a Nueva York a los 12 años, porque sus primos ya se habían ido, porque a los 20 se iba a ir su mejor amigo, entonces era una realidad posible. “Pero en Puerto Rico seguimos siendo, teniendo nuestra cultura y nuestra manera de hablar”, rescata Bad Bunny en la entrevista. La canción se llama “Nuevayol”, así, como él lo pronuncia, porque no habla de New York sino de ese paisaje nuyorriqueño que ha creado la comunidad boricua allá, que se reúne en el Toñita’s Caribbean Social Club hace 50 años. Apenas termina la canción, empieza a sonar VOY A LLeVARTE PA PR y ese PR, en el resto del disco, ya no es la playa de Un verano sin ti sino el monte, arriba, donde está la resistencia de los que viven ahí, en las casas donde nacieron sus abuelos.
Una partida de dominó
El plan es estar todo el día con el abuelo jugando dominó y esquivar las preguntas sobre su ex. Es la historia que cuenta en DtMF, la canción que lleva la sigla del título del disco, y el personaje del abuelo ya había aparecido en Pitorro de coco, porque le regaló ese trago pensando en que vacilara y no en que estuviera llorando por los amores truncados.
En la vida real, Benito habló con su abuelo mientras escribía el disco, y también con sus padres, con otros miembros de su familia. Así escribió LA MuDANZA, que cierra el disco, donde cuenta la historia de cómo sus papás justo se conocieron en ese ritual al que ahora sus compatriotas se están viendo forzados. “Descubrí que no había hablado con mi familia lo suficiente, que quizás no los conocía lo suficiente. No le había hecho preguntas básicas a mi padre: ¿Qué soñabas cuando eras niño? ¿Qué querías ser cuando grande?”, cuenta. Dice que fue natural, especial e inspirador. Que de ahí, un poco, surge el concepto de querer tirar más fotos mientras las personas, los lugares, todavía están: el patio con las sillas de plástico, el abuelo y el dominó.
De vuelta al sampleo de Un verano en Nueva York: uno de los objetivos específicos de este proyecto, dice, fue que sus canciones fueran reconocibles no solo para las generaciones donde ya tiene fans porque tienen los sonidos de Bad Bunny, sino también para sus padres, para sus abuelos. “Es también hacer que las familias se conecten con los más jóvenes. Que quien sea que escuche mi álbum, quizás sus tíos o sus abuelos, pueda decir: oh, yo conozco ese sample, conozco esa canción. Aunque sea para decir: es terrible, déjame mostrarte el original. Eso es lo que quiero: hacer a las familias la misma cosa que hice yo este año de conocer mejor a la mía, a sus historias. Quiero que las familias, después de escuchar este álbum, empiecen una conversación que no hayan tenido antes y que los viejos enseñen lo que ellos escuchaban en su tiempo”, dice.
Si hay un viaje que los haga compartir y acercarse más como familia, explica, es definitivamente uno de los propósitos de este disco.
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