PA$$$TA(YO)BA$$$E: Fragmentos de una pesadilla social (en primera persona)

septiembre 04, 2025
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Carola Cares nos comparte sus impresiones sobre esta obra que vuelve al Teatro del Puente entre el 25 de septiembre y el 12 de octubre, de jueves a domingo a las 20:00h.  Las fotografías son de @mauricioandresfotografia

El monólogo de un pastero bajo un poste de luz que se prende y se apaga. Un hombre unido a ese poste de luz por metros de film plástico en una calle de Pudahuel. Parece la escena de una mal llamada detención ciudadana; arrinconado en la sala, rodeado por el público, el hombre –encarnado por Felipe Zepeda– sonríe: “Miren qué maravilla la fama de este momento. Todos ustedes me miran, yo ahora soy el centro”.

PA$$$TA(YO)BA$$$E fue el primer estreno del año del Teatro del Puente. Escrita y dirigida por Nicolás Bascuñán, es la segunda obra de la compañía Teatro del amor (luego de Ñachi, 2022), y nos sumerge en las pesadillas inconexas y delirantes de un consumidor de pasta base. El texto recoge parte de la experiencia del propio Bascuñán en su juventud, sin embargo, no busca entregar lecciones sobre el pasado sino situar a las espectadoras en la crudeza del sinsentido y de la emboscada de los recuerdos que se suceden como un sueño pegajoso con sabor a bebida cola.

Del poste de luz al altiplano y el infierno, de Angelina Jolie y Brad Pitt a un soldado romano hecho de jabas de bebida, un casco y una capa. El personaje de Felipe Zepeda transita entre el delirio y la sobriedad de quien quiere contar su historia y purgar sus demonios. La obra –de alrededor de 80 minutos– es caótica, estridente, ruidosa, incómoda: real. El pastero se pasea entre el público, ¿queremos tenerlo cerca? ¿Queremos que nos tome la mano, que nos pida ternura, empatía? Pero ahí está y nos recuerda, además, una realidad que no deberíamos olvidar: la complicidad de la dictadura en la instalación de drogas como la pasta base en cientos de poblaciones de Chile hace ya más de cuarenta años.

El trabajo de Felipe Zepeda es sobresaliente; se entrega al trance y convence. Es un actor reconocido por su despliegue escénico tanto en el teatro (¿Quién le teme a Virginia Woolf?, Los peces también vuelan, Moscas sobre el mármol) como en televisión (Vencer o morir), y en esta oportunidad –con el apoyo de la bailarina Andrea Amaro en la dirección de movimiento– profundiza el trabajo corporal para ofrecernos a un hombre, un pastero, que se pasea entre el mundo real, las pesadillas, la vigilia y el infierno.

El diseño escénico de Gabriela Santibáñez junto con la iluminación de Francisco Jara dibujan de manera certera e interesante los vaivenes de la memoria y potencian el universo onírico del texto. El uso de las más de tres mil latas de bebida hacia el final del montaje es un acierto, es la estridencia de una mente que no encuentra quietud pero que, sin embargo, la ha buscado desde las primeras veces en que llama a jesus christ en espanglish desde una calle en Pudahuel, bajo un poste de luz que se enciende y se apaga.

Luego de una primera temporada agotada en el Teatro del Puente, regresa a su cartelera entre el 25 de septiembre y el 12 de octubre, de jueves a domingo a las 20:00h. 

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