Ágata Musgo Editora: “Nuestra propuesta aparece como un espacio tanto para recuperar obras como para levantar nuevas voces y traer autores que no han sido leídos acá”
Tres poetas. Tres miradas. Cuatro libros publicados a la fecha. Esta es, en resumen, la breve historia de la naciente editorial Ágata Musgo, conformada por Francisco Cardemil, Catherina Campillay y Emilia Pequeño, quienes conversaron con Raza Cómica sobre el trabajo que han venido realizando desde el 2024 para iniciar esta editorial que debutó con poesía pero que se apronta a avanzar en otros géneros. Conoce más en esta nueva entrega de la sección “No sé por qué lo hago”.
La naciente Ágata Musgo Editora está integrada por Francisco Cardemil Pérez, Catherina Campillay Covarrubias y Emilia Pequeño Roessler. “Los tres somos poetas y nos dedicamos a distintos oficios relacionados con la literatura y la edición. Nos conocimos en ese contexto, corrigiendo nuestros textos y los de otras amistades en talleres”, cuentan para la sección “No sé por qué lo hago”, en la que mes a mes revisamos las trayectorias de las casas editoras independientes.
Como siguen, elegir el nombre no fue fácil. “Antes de llegar a un nombre definitivo pasamos por varios que no perduraron. Un día hicimos una reunión en la que teníamos que decidir un nombre definitivo para poder crear la sociedad y estuvimos algunas horas en eso, revisando versos de poetas que nos gustaban, imágenes, animales, entre otros”. Así fue como llegaron a Ágata Musgo, que, siguen, “se nos ocurrió pensando en materias que nos llamaran la atención”.
En este caso, “es el nombre de una piedra semipreciosa que pareciera tener una mancha de musgo por dentro, no es cristalina pero aún así parece brillar, como un juego entre opacidad y transparencia. Por sus colores, por su constitución material, por las imágenes que evoca y por la sonoridad del nombre nos pareció una bonita idea llamar así a la editorial”.
A la fecha, tras sus inicios en 2024, han publicado la reedición de Palabras hexagonales de Verónica Jiménez; Pastoral de Carl Phillips; Casa ajena de María Ignacia C. X. Valdebenito G.; y Otra vida de Daniel Lipara.

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-¿Cuál es el origen de este proyecto? ¿Qué hizo que dijeran: «tenemos que hacer una editorial»?
Los tres nos conocimos en el contexto de talleres y lecturas de poesía, hace algunos años atrás, entre 2017 y 2018. Nos hicimos amigos y trabajamos juntos en distintos proyectos, no solo de edición autogestionada, sino también de traducción y ediciones artesanales de muestras de poemas de un colectivo del que formábamos parte y de amistades de otros talleres. Con ello surgió un compañerismo y confianza mutua que fue capital para la decisión de formar Ágata Musgo.
En algún minuto, alrededor de 2019, comenzamos a pensar que sería una buena idea armar una editorial que consistiera en un espacio para publicar libros que trabajaran en relación directa con una preocupación por el lenguaje y que desafiaran las formas en que las palabras y el mundo se vinculan. Teníamos en mente la intención de hacer circular libros de difícil acceso a través de reediciones, además de traducciones de diversos idiomas y de publicar nuevas voces. Logramos concretar el proyecto algunos años después, después de muchas conversaciones y trabajo, publicando nuestro primer título, la reedición de Palabras hexagonales de Verónica Jiménez, en diciembre del 2024.
-¿Cómo comprenden este concepto de independencia en el campo editorial?
Entendemos nuestro proyecto como una editorial independiente toda vez que es una editorial a pequeña escala, sin pretensiones comerciales, en la que trabajamos con dedicación pocas personas y cuyo catálogo es curado y se ha definido a partir de nuestros intereses más que por modas temáticas o de autorías. También tenemos la libertad de seleccionar lo que publicamos con el fin de llegar a un público, el de poesía, que no es el más masivo, porque no dependemos económicamente de la editorial en este momento.
Ser independientes nos abre un espacio de autonomía para poder materializar publicaciones que nos interesan, nos gustan y nos parecen necesarias para el campo literario hoy, priorizando aquellos textos que problematizan y abren la relación entre el lenguaje y el mundo que habitamos.
-¿Cómo se inscribe su propuesta en el campo editorial local? ¿Cómo se relacionan con otros proyectos?
Creemos que nuestra propuesta aparece como un espacio tanto para recuperar obras que por diferentes motivos han dejado de circular, como para levantar nuevas voces y traer al campo literario chileno autores que no han sido leídos acá. Nos interesa ser un espacio donde se puedan leer estéticas distintas, que muchas veces tienen menos lectores, y que no responden a lo inmediato o que no apelan a lo que podría ser muchas veces un gusto más masivo. También es importante para nosotros que los libros estén disponibles en librerías y en el circuito de ferias locales, aportando así con nuestro catálogo a la diversidad de miradas y formas de escritura.
Hemos tenido la fortuna de ser bien recibidos por los lectores de poesía –que es un género con un público bastante reducido– y con generosidad por editoriales ya existentes, como Bisturí 10 y Banca de helechos en Chile y, en Argentina, Mar de fondo ediciones, trabajando en conjunto para ferias y negociaciones de derechos de autor. También hemos realizado lanzamientos de nuestros libros en espacios que han surgido los últimos años como La Inquieta Librería o Almanegra Librería, actividades que han tenido un público que ha recibido con mucho interés nuestra propuesta.




-Su catálogo tiene autorías del ámbito poético, autores chilenos y de afuera, ¿cómo eligen lo que publican?
Nuestra primera colección es de poesía. Decidimos partir por ahí porque es de lo que más sabemos y lo que tenemos más próximo, al haber partido como poetas los tres. Nuestra línea editorial se centra en libros que desafían y trabajan con la palabra. Todos los títulos que publicamos son elegidos a partir de la decisión unánime de que es un libro con el que nos interesa trabajar, por su propuesta estética y formal, y su diálogo con la idea de catálogo que estamos diseñando. Nos interesa que la colección mantenga siempre una diversidad que admita reediciones, traducciones y primeras ediciones. A su vez, tenemos planeado comenzar, prontamente, las colecciones de prosa y ensayo para seguir ampliando la pluralidad de textos que conforman la mirada y la identidad de la editorial.
-¿Cómo nutre esta selección editorial de ustedes al campo local?
Si bien existe una amplia oferta de editoriales independientes en la actualidad, con distintos enfoques, propuestas diversas de diseño y de catálogo, Ágata Musgo busca llenar un espacio en que el centro sea el texto y lo que desde ahí se moviliza, construyendo un catálogo curado y plural a la vez, acompañado por los diseños que Francisco Cardemil realiza para cada libro. Creemos que nuestras miradas y nuestro trabajo en conjunto pueden aportar a la circulación de libros que a veces les cuesta un poco más hacerse de un espacio en el medio.
-Ustedes mismas son escritoras. ¿Cómo eso influye en el trabajo editorial que hacen?
Influye, sin dudas, en la manera en que el trabajo con la palabra se articula. A la hora de editar tenemos la posibilidad de observar desde adentro el poema, el espacio de sus costuras, y proponer soluciones desde ese lugar. La sensibilidad con el lenguaje es algo que hemos tratado de proponer como sello de nuestro catálogo. También, el ser escritores, influye en los intereses desde donde se construye nuestro catálogo, que está estrechamente relacionado a nuestra visión poética e intereses personales en la escritura. Finalmente, la manera en que hemos aprendido a mirar nuestros textos y los de otras personas, con atención y cuidado, de alguna manera permea el momento de la selección y la edición.
-A la fecha, ¿cuál es el balance del nacimiento de su editorial, los principales aprendizajes para esta labor que realizan?
Sin duda ha sido una experiencia desafiante y, sin embargo, positiva, de mucho aprendizaje. Cada libro de los que hemos publicado ha demandado distintas formas de trabajo ya que no es lo mismo publicar una reedición, que una traducción o un inédito. A su manera, cada proceso nos ha enseñado cosas distintas. En todos los títulos de la colección hemos intervenido los tres y han sido producto de conversaciones y acuerdos que tomamos en torno a la estética del libro y asuntos técnicos de la edición. En ese sentido, ha sido muy formativo trabajar desde esa construcción de lo común y hemos aprendido mucho unos de otros. Asimismo, hemos tenido que aprender sobre asuntos de administración de empresas, de distribución, sobre cómo generar contenido en redes, entre muchas otras cosas que parecen anexas a la labor editorial, pero que forman parte de trabajar dentro de un campo cultural, entendiendo que la publicación del libro es solo un paso de una larga cadena.
-¿Cuáles son los próximos libros que vienen para Ágata Musgo?
En los próximos meses tenemos planificado publicar el primer libro de Analaura Núñez, El sonido de las liebres, y una reedición de Un origen donde puede sostenerse el curso de las aguas de Nadia Prado. Este último tuvo una única edición en Chile hace 15 años, por lo que nos entusiasma mucho poder ponerlo nuevamente en circulación. Además de esos títulos hay un par de sorpresas en las que estamos trabajando y esperamos anunciar pronto.



