El colectivo como un refugio, hilando historias en un taller.
La primicia de Rutas sáficas (Invertido Ediciones, 2025) es tal como expresa su contratapa: “una invitación a caminar juntes por senderos tejidos con palabras, afectos y memorias” (Montecinos). Al abrir las páginas de este libro, uno esperaría encontrarse con distintos cuentos sobre lo que implica ser lesbiana o sáfica en una sociedad como la chilena; distintas ficciones que definan los términos de esta comunidad o sus experiencias con la invisibilización. Aun así, cada cuento o poema se supera a sí mismo, apareciendo como un verdadero relato testimonial de la identidad lésbica, sáfica y/o no binarie en Chile, entregándole una voz a quienes siempre se ha tratado de censurar, para que exploren sus deseos, expresen sus manifiestos o simplemente dediquen unos momentos para apreciar aquello que las hace ser quienes son.
La comunidad LGBTIQA+ pone en primera línea a las lesbianas, pero ellas siempre han sido víctimas de distintas presiones sociales, así como de vulneraciones constantes, porque muchas veces no podemos concebir realidades que se construyan sin la figura del hombre. En esta antología, son las voces subversivas las que se toman la palabra reinterpretando la definición del lesbianismo, abrazando la certeza de que estas identidades no están solas en el mundo con frases tan poderosas como: “¿Acaso no es esa una de las cosas más hermosas de la comunidad LGBTIQA+: el encuentro, el dar forma a una comunidad que sea nuestro refugio de complicidad y lucha?” (Ovalle, 2025, p. 14).
Rutas sáficas te conmoverá y abrazará como si fuera una amiga. Tanto grandes y chicas necesitan sumergirse en las páginas de este libro, que no solo permite darles voz a las disidencias, sino que también se construye como un reflejo de nuestra propia historia. Su historia. Un manifiesto a la importancia de escribir por y para sáficas en una sociedad que parece estar inmersa en la lectura desde el concepto del hombre.
